Como cierre del Acto que se desarrolló en las afueras de Tribunales, en representación de los y las miembros de Organismos de Derechos Humanos, Silvia Faget puso en palabras los sentimientos y reflexiones que los atravesaron.
EL JUICIO TERMINA… LA LUCHA CONTINÚA
Las y los miembros de los Organismos de Derechos Humanos hace tres años y medio que venimos acompañando este cuarto juicio por delitos de Lesa Humanidad de Mendoza.
Como en todo el país hemos aceptado, respetuosamente, que los acusados sean encuadrados dentro de las leyes que rigen para toda la ciudadanía. Gozaron de las garantías constitucionales imperantes y de esto nos enorgullecemos porque nos hace distintos y mejores que ellos.
Sin embargo, fue difícil. Debimos soportar compartir las Sala de audiencia, las escaleras y en cuanto espacio nos topamos con los responsables de la tortura y asesinato de los nuestros, sin pronunciar palabra… aunque la indignación nos atravesara la garganta. Lo nuestro fue el silencio para que los hechos hablen y la verdad sea dicha.La actitud de los acusados y sus abogados fue, varias veces, lamentable… Nos agraviaron, negando el genocidio y argumentando: “Esto fue una guerra”.. , a pesar de que a los nuestros se los llevaron de nuestras casas, de sus lugares de trabajo, de las calles. En la noche, arrebatados por patotas dedicados a robarnos todo lo que encontraron en el camino- Todo lo material y… el bien más preciado: la vida de nuestro ser querido. No fue en un campo de batalla sino ante nuestros propios ojos, en medio del llanto y la desesperación de la familia.
Nos abofetearon diciendo que fraguábamos los testimonios para conseguir beneficios económicos, que declarábamos por plata. Que éramos parte del “curro de los DDHH”. Eso es un insulto porque cabe recordar que empezamos pidiendo por la vida de las y los nuestros, “con vida los llevaron… con vida los queremos… y por juicio y castigo.
Con orgullo sostenemos que no comenzamos haciendo juicios económicos por las pérdidas sufridas sino Juicios penales para que los responsables reciban la pena que merecen por los crímenes que cometieron y por la Verdad.
Los acusados y su séquito nos trataron de mentirosos…, que era imposible que recordáramos nombres y rostros después de más de 30 años. Que sepan esos señores que hay recuerdos imborrables, fue tal el impacto recibidos que quedó marcada a fuego en muestra memoria.
Los acusados y sus abogados defensores usaron mil y una artimaña. Presentaron recusaciones, se autoproclamaron presos políticos, minimizaron las torturas. Alargaron el juicio todo lo que pudieron, fueron latosos y reiterativos, porque creían que el cambio de gobierno los iba a favorecer. Pero sepan que Memoria, Verdad y Justicia es una política de Estado y no hay vuelta atrás.
104 personas testimoniaron para revelar el horror y construir la verdad. Como en un espejo, los acusados vieron reflejada su despreciable conducta en el relato de cada víctima. Tuvieron que escucharnos y eso ya es una conquista.
Lo único cierto es que quienes se sentaron en el banquillo de los acusados saben o tienen indicios de cuál fue el destino de los y las desaparecidas; sin embargo, han seguido dejándolos en la oscuridad, fieles al plan de exterminio.
Saben y callan…sin un rasgo de dignidad que los reivindique. Así, perpetúan sus delitos. Por eso no hay reconciliación posible.
Ayer como hoy, seguiremos estando donde sea necesario hasta saber que fue de los bebes apropiados y que sucedió con nuestros 30.000 desaparecidos y desaparecidos.
El juicio terminó…, la lucha continúa … Ni un paso atrás.