13-04-23 | Durante la primera audiencia testimonial del proceso contra Mario Guillermo Ocampo por hechos ocurridos en San Rafael, se oyeron las declaraciones de Esther Dauverné y Marta Susana Agazzini vertidas en 2021 en el marco del 11 juicio de Mendoza. En la jornada previa, el Tribunal Oral Federal 2 (TOF 2) había decidido la incorporación de prueba testimonial mediante la reproducción de la grabación audiovisual de las declaraciones en debates anteriores. La próxima audiencia, donde continuará la reproducción, será el miércoles 26 abril a las 9:30.
Aunque Mario Ocampo fue investigado y condenado al finalizar el décimo primer juicio de Mendoza, cuarto de San Rafael, la imputación se limitó en esa ocasión a la desaparición del soldado Félix Órdenes Velázquez. Dado que en el actual proceso se le adjudican otros 14 hechos de detenciones, tormentos y una desaparición, la fiscalía ofreció una serie de testimonios que se incorporarán por reproducción para evitar la revictimización de las y los testigos.
Los testimonios del décimo primer juicio
El 22 de septiembre de 2021, Marta Susana Agazzini prestó declaración testimonial durante el último juicio de San Rafael. Ella y su esposo, Sergio Chaki, fueron víctimas de la dictadura y sus casos se incluyeron en el quinto juicio. Chaki era militante peronista y trabajaba en la Fiscalía Correccional 2. Ocampo está actualmente acusado por la detención ilegal y los tormentos sufridos por él y otras personas con las que la pareja compartió cautiverio.
De acuerdo al testimonio proyectado, Agazzini fue secuestrada el 29 de marzo del 76 al mediodía, luego de salir de la escuela donde se desempeñaba como maestra jardinera. Fue interceptada cuando llegaba a casa de su suegra con dos de sus hijas, de 7 y 4 años. «En la casa de mi suegra estaban las dos más pequeñas, de dos años y ocho meses. Cuando estoy saliendo con ellas se detiene un patrullero, bajan militares y me dicen que los tenía que acompañar. Me llevaron a mi domicilio, donde había militares que habían revuelto toda la casa. Me pidieron que buscara ropa y ropa para las niñas. Me llevaron a lo de mi suegra, dejamos todo y de ahí me llevaron a Tribunales», refirió. Dos o tres quedaron en la casa como «guardianes», agregó.
Su esposo fue secuestrado ese mismo día por la mañana en el palacio de Justicia. «Yo supe que estaba ahí en otro calabozo, pero no teníamos contacto», agregó. Los que estuvieron a cargo del operativo de detención de la testigo tenían uniforme marrón. «Me acuerdo de Mussere, otros que había visto en la ciudad pero no conozco los apellidos… Ellos sabían quién era uno. Mi esposo trabajaba en Tribunales así que conocía visualmente a los que trabajaban allí».
Estuvo detenida un mes y dos días. Luego de tres semanas en los calabozos de Tribunales fue llevada a la cárcel de San Rafael hasta completar el mes. En la Departamental compartió detención con Bracamonte y Riera, ambas víctimas de este juicio, además de Calívar, Porta y Martínez Baca. No obstante, había dos calabozos separados, uno para hombres y uno para mujeres. «Cuando yo llegué al calabozo había dos señoras jóvenes que a los dos días las retiraron, no sé los nombres. De ellas después no supe más nada. A los pocos días llegaron la señora Dauverné, Velázquez, Titi de Bracamonte, la señora Kosarinsky». También recordó a otra detenida en la cárcel de apellido Osorio.
Durante la detención la alimentación corrió por cuenta de amigos y familiares, recordó. «A nosotras nos cuidaban señoras policías, y para los hombres estaba la Policía y hasta integrantes de la Banda de la Policía que hacían la vigilancia en los pasillos de los calabozos». Usaban los baños de la Dirección de Bomberos que quedaba cruzando el patio.
Sobre los malos tratos y las torturas que recibieron, recordó que «los militares aparecían de visita. Mussere era el visitador diario, muchas veces en la madrugada, no permitían apagar la luz de los calabozos». Y agregó: «El solo hecho de la detención sin ver a los hijos es una tortura diaria, psicológicamente fue demasiada tortura. Una noche el mayor López vino a revolver los bolsos y me ofreció traerme a las nenas para que las viera. Lo rechacé porque estaba segura de que no iba a poder tolerar apartarme de ellas nuevamente (…) No quería que ellas se ilusionaran y preguntaran. No tuve violencia física (…) Las condiciones psicológicas fueron muy tristes».
Respecto a los posibles motivos de su detención, refirió: «Me dijeron en Tribunales que estaba detenida por averiguación de antecedentes (…) Y yo tan ingenua pensé que iba a estar un día o dos (…) Yo soy de Rosario, Santa Fe, así que con un llamado telefónico a Rosario iban a poder saber absolutamente todo, pero eso era una excusa». Ante la pregunta del fiscal, aclaró que, si bien Rosario era una ciudad muy politizada y ella tenía sus ideas políticas, no militaba en organizaciones partidarias y su detención se produjo «por ser esposa de Sergio». El hombre «colaboraba» pero no participaba en ningún grupo, sostuvo.
El segundo video ofrecido en la audiencia de la fecha fue la declaración de María Esther Dauverné ante el TOF 2, el 16 de junio de 2021. La mujer sufrió persecución política junto a su esposo, Hugo Adelmo Riera, jefe de personal de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), delegado gremial y presidente de la Juventud Peronista de Malargüe. Riera es otra víctima del presente debate.
Durante el décimo primer juicio, Dauverné relató que al momento de su detención vivía en Malargüe, en la mina Huemul, donde ejercía como maestra. Ella y Riera estaban circunstancialmente en San Rafael para unos controles médicos porque estaba embarazada. El lunes 12 de abril de 1976, Labarta y Fierro llegaron a la casa de la familia de Esther y preguntaron por su marido. «Salí yo a decirles que no se encontraba porque había ido a arreglar el auto». Le pidieron entonces que los acompañara para ser interrogada por el mayor Suárez. «Yo accedí, incluso tomé a mi hijo de la mano y me fui con ellos al auto (…) vinimos al edificio donde estoy ahora declarando que es el Correo de San Rafael (…) De una oficina salió el mayor Guevara y me dijo que iba a quedar detenida hasta tanto llegara mi marido», relató. La llevaron a Infantería con su hijo y Riera apareció media hora más tarde. Quedó detenida allí hasta el día viernes, cuando la llevaron a la Departamental, donde permaneció cautiva otra semana. Finalmente la condujeron a la Cárcel de Encausados.
Nunca supo por qué la detuvieron, aseguró. Dauverné explicó que durante su detención atravesó «momentos muy difíciles», sobre todo en Infantería: «Era un rancho donde dormíamos». La comida se la proveían las familias, en su caso, un hermano. En Infantería su esposo «dormía en unas bolsas tiradas en el suelo (…) En la Departamental no había baño, yo estaba embarazada (…) Lo peor es que estaban los jueces ahí, que nos veían y no hacían nada». Riera pasó ocho meses detenido durmiendo en el suelo, señaló.
Ante la consulta del fiscal, Dauverné precisó que fue liberada el 30 de abril desde la Municipalidad, junto a Hugo Magallanes y Epifanía Torres –más temprano había sido liberada a Marta Agazzini–. Su cautiverio se desarrolló entre el Correo, la Infantería, la Departamental y la Cárcel de Encausados. Su esposo fue liberado el 28 de octubre de 1976. La fiscalía preguntó por los nombres de los policías y militares que se desempeñaban en estos centros de detención. La testigo apuntó especialmente a José Martín Mussere: «Era un policía que tenía un vozarrón muy grande y nos maltrataba». También mencionó a Suárez, el jefe, quien apareció una noche con Aníbal Guevara en Tribunales: «Habían bebido, nos maltrataron, nos insultaron, le pegaron a Martínez Baca, (…) a mi padre, que también estaba detenido ahí».
Por último, refirió que Norberto Mercado fue a Infantería. Dauverné lo conocía porque era esposo de la hermana de su padrino de casamiento. La testigo le solicitó que hiciera averiguaciones. Lo vio llegar al otro día con dos detenidos. Los bajaron de una camioneta y «les dieron una paliza». «Mientras les pegaban vino a hablar conmigo, a decirme que no podían hacer nada». Le pidió a la testigo datos de Susana Sanz, pariente suya y vecina de enfrente. En esa instancia de la declaración, la testigo fue interrumpida por el abogado particular Ariel Civit, quien reclamó que los hechos narrados ya estaban incluidos en juicios anteriores.
Respecto a quienes compartieron detención con ella en Infantería, Dauverné mencionó a Rosario del Carmen Velázquez, madre de Félix Órdenes —el soldado por cuya desaparición ya se condenó a Mario Ocampo—, «Yaya» Kosarinsky y Epifanía Torres. En la Departamental estuvo junto a Marta García de Charqui y en la Cárcel de Encausados conoció a Josefina Gonzáles de Osorio. En cuanto a los hombres detenidos junto a su marido en Infantería, recordó a Hugo Magallanes. En el calabozo contiguo de la Departamental, por su parte, se hallaban Martínez Baca, Alfredo Porras, Roberto «Flaco» López y Humberto Calívar. «En otro calabozo estaban mi papá, Sergio Chaki, creo que Rosales. Había un montón que no conocía y recuerdo vagamente, estaba lleno de detenidos», explicó. Recordó que un domingo sacaron a muchos detenidos para interrogarlos en Bomberos. Vio llegar a Martínez Baca arrastrado por Labarta.
Dauverné pidió hacer aclaraciones sobre los jueces presentes en la Departamental, que posteriormente tuvieron cargos importantes: «Los tengo acá en una listita y los quiero leer», sostuvo. Mencionó a Rodolfo Galdós –que llegó a juez de la Corte–, Pochoni, Fenoglio, Acosta, Giambastiani, Bernardo De Quirós, los fiscales Correa, Tíndaro Fernández, Mauricio, entre otros. «Hubo uno que renunció porque no estaba de acuerdo con lo que nos estaban haciendo, que fue el doctor Barrios. Echaron a un juez también (…) Después, en el Colegio de Abogados estaba Francisco Navarro Hinojosa, que no se movilizó para nada por nosotros y eso que él era abogado de mi papá». La testigo conocía a algunos de ellos porque arriba de la casa de su padre vivía un juez de cámara al que visitaban muchas de estas personas.
Una vez liberada, la testigo le llevó varias veces comida a su esposo, aún detenido en la Departamental: «Los jueces y fiscales nos veían llegando con las ollitas o termos y nunca se preocuparon por ninguno de nosotros, o sea que son una pata responsable en todo este proceso cívico-militar-eclesiástico y judicial también. Porque nosotros no estuvimos en una comisaría, en el sótano de una bodega o del Ejército. Estábamos en los Tribunales de San Rafael y ningún juez movió un dedo por nosotros». Agregó: «Por lo menos hubieran tenido la hombría de renunciar».
El resto de la declaración de Dauverné ofrecida en 2021 y reproducida en la presente audiencia se centró en la figura de Norberto Mercado, dado que el abogado particular de este imputado pretendió en su momento establecer incongruencias entre los distintos testimonios de la mujer. Civit llegó a solicitar que se iniciara compulsa por falso testimonio, que el tribunal finalmente no acompañó. Cabe recordar que al finalizar ese proceso penal Mercado fue finalmente condenado a prisión perpetua en noviembre de 2022.
La próxima audiencia será el miércoles 26 de abril a las 9:30, momento en que se reproducirán las declaraciones de Germán Ríos, Héctor Román Ortiz Bellene y Roberto Rolando Flores ofrecidas en debates anteriores.