AUDIENCIA 42 / OPERATIVO ABRIL DE 1977: LOS SECUESTROS DE LA FAMILIA PÉREZ

19-2-2021 | Comenzaron los testimonios por las detenciones seguidas de desaparición de abril de 1977. En esta jornada declararon por primera vez en juicio Susana y Alejandra Pérez, hijas de Emiliano Pérez. Las niñas estuvieron presentes durante el operativo en el que secuestraron a su padre y a su primo, Jorge Albino Pérez. Quedó en evidencia la intervención de la Fuerza Aérea en los procedimientos. La próxima audiencia será el viernes 5 de marzo a las 9:30.

Las declaraciones testimoniales se refirieron al caso de la familia Pérez-Pereyra. Dos de sus integrantes están actualmente desaparecidos luego de la seguidilla de secuestros de personas vinculadas a la Juventud Peronista y Montoneros en abril de 1977. Además de Emiliano y Jorge, la novia de este último, Gloria Fonseca, también permanece desaparecida.

Gran despliegue militar

Susana Cristina Pérez tenía doce años cuando presenció los secuestros de su padre y de su primo, el 6 de abril de 1977. Ella y su hermana Alejandra estaban en la casa cuando se produjo el allanamiento de la vivienda, en la calle Lucio Mansilla de Las Heras. Cerca de las cinco de la tarde llamaron al portón, Emiliano abrió y las niñas, que estaban recostadas en la habitación, escucharon ruidos y golpes. Jorge y Emiliano fueron introducidos en un auto.

Susana Cristina Pérez

A Susana y Alejandra las interrogaron dos personas de traje, una de ellas a cara destapada. Las obligaron a recostarse en una cama mirando a la pared y, apuntándolas con armas, les señalaron varios nombres para que reconocieran si existía parentesco. Susana recuerda que mencionaron a su prima Rosa Pérez, hermana de Jorge. Esa situación duró varios minutos. A su madre, en paralelo, la interrogaban en la cocina.

Al poco tiempo llegaron móviles policiales. Isabel Güinchul, esposa de Emiliano y madre de las niñas, dejó a Susana y Alejandra con una vecina y se fue con los policías a hacer la denuncia. Al regresar encontró un gran operativo desplegado en la cuadra. Los camiones militares -oscuros y con lonas- habían cercado la calle y obligaban a los y las vecinas a permanecer en sus casas. Según la testigo, se trató de un “típico operativo de la época”.

Soldados armados que se identificaron como miembros de la Fuerza Aérea no le permitieron a Isabel ingresar a su vivienda y se refugió junto a sus hijas en lo de su vecina. Desde la ventana, Susana pudo seguir el desarrollo del procedimiento que se extendió hasta la noche: “Vimos un robo”, aseguró, y relató que los soldados salían de su casa con objetos y muebles, entre ellos sus maletas de la escuela. Cuando anocheció, la vecina que las alojó pidió a los militares que le entregaran frazadas. “Dormimos en el piso”, recordó Susana.

Por la mañana tampoco les permitieron volver a su domicilio. Recién pudieron ingresar un día más tarde y encontraron “todo destruido”: ropa rota, muebles pintados de rojo con la palabra “traidor”. Faltaban sus juguetes y útiles de la escuela, además de objetos de valor. “No quedó nada, ni documentos ni fotografías”, indicó la testigo. “Nos fuimos a vivir con el hermano de mi mamá”, continuó.

El fiscal Daniel Rodríguez Infante mencionó una declaración de Susana que figura en la causa, fechada en 1978, es decir, cuando la testigo tenía doce o trece años. Además de esta, en 1986 la Fuerza Aérea elevó un petitorio a la Justicia Federal para interrogarla. La mujer respondió que recordaba vagamente haber declarado en una sola ocasión. Rodríguez Infante también preguntó si conocía la razón por la cual su primo Jorge se encontraba en su casa al momento de los secuestros. Susana no pudo dar precisiones, pero sí confirmó que “se estaba quedando” y que su pareja se llamaba Gloria Fonseca. La casa de Jorge estaba un poco alejada, en el barrio Tamarindos. En ese domicilio también hubo un operativo, relató.

Tribunal

Por último, el defensor Carlos Benavídez quiso saber si la testigo había visto otros operativos del estilo y ella mencionó, además del relatado ampliamente, uno en 1976 y otro en 1980.

Alejandra Mónica Pérez

Al igual que su hermana, Alejandra declaró en el 78 ante el juez federal y en el 86 a través de un pliego de preguntas que se envió desde el ámbito de la Fuerza Aérea para una investigación de la Justicia Federal. Tenía 9 años cuando secuestraron a su papá, Emiliano, y a su primo, Jorge.

De ese día repasó haber ido a la escuela y luego, sola, a hacer compras. En el negocio se le arrimaron dos hombres vestidos de traje que le preguntaron si su papá estaba en casa. Ella asintió, pero no le dio importancia al suceso y no comentó nada a su regreso.

Alejandra Mónica Pérez

El relato posterior es muy similar al de su hermana. Recordó que a las 4 o 5 de la tarde, varias personas entraron violentamente a su domicilio y sacaron a su mamá de la pieza donde estaba con las niñas. Mencionó que, obligadas a mirar contra la pared acostadas en la cama, un hombre de traje las interrogó. Les preguntaba nombres de distintas personas para ver si ellas las conocían y qué relación tenían: “Rosa Pérez, Jorge Pérez, Albino Pérez”, reprodujo.

Confirmó que, cuando estos desconocidos se fueron, ellas se quedaron con la vecina y pasaron la noche allí. Volvió a entrar gente: “Desde la vecina se escuchaban voces, ruidos, daba la impresión de que era mucha gente”, detalló en su testimonio.

“Mi mamá quiso entrar a la casa y no la dejaron, estaban los militares haciendo el cordón de seguridad”, relató Alejandra. Cuando pudieron ingresar, estaba todo destrozado, hasta las paredes. “Y nos habían robado -aseguró- útiles escolares, juguetes, pertenencias personales… Faltaban muchas cosas”. No recuerda si cortaron la calle, sí que hicieron un cordón: “Cerraron la cuadra, no dejaban a nadie salir de sus casas”.

Rodríguez Infante, nuevamente, preguntó si sabía el nombre de la novia de su primo secuestrado. “Gloria”, aseveró Alejandra.

Ningún defensor le hizo preguntas. La próxima audiencia es el viernes 5 de marzo a las 9:30.

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