AUDIENCIA 59 / ENTREVISTAS EN LA SEDE DEL DESTACAMENTO 144

29-10-2021 | Se oyeron dos testimonios que involucran al Destacamento de Inteligencia 144. Cristina Deiana relató las entrevistas que tuvo con José Osvaldo Riveiro en el edificio del destacamento sobre calle Emilio Civit. Nora Otín refirió las circunstancias del operativo de abril de 1977 en el que desaparecieron su esposo Julio Pacheco y Elvira Benítez. Es uno de los procedimientos conjuntos adjudicados a esta dependencia del Ejército. La próxima audiencia será el 12 de noviembre a las 9:30.

Cristina Deiana declaró recientemente en el juicio que se desarrolla en San Juan. El fiscal Daniel Rodríguez Infante explicó que las defensas se opusieron a incorporar esta declaración, motivo por el cual la testigo fue citada para detallar aspectos que atañen al desarrollo de este proceso de Mendoza.

Su esposo, Héctor Alberto Cevinelli, fue detenido en marzo de 1977 en San Juan. Cristina realizó diversas gestiones para determinar su paradero, inicialmente ante las autoridades policiales y militares de esta provincia. Un contacto militar que tenía vínculos con “el jefe de la SIDE región Cuyo” le consiguió el teléfono del teniente coronel José Osvaldo Riveiro.

Riveiro la invitó a viajar a Mendoza y la testigo se presentó acompañada por su cuñada en el edificio de Emilio Civit. Allí la interrogó por sus actividades y por las circunstancias del secuestro de Héctor. La conversación, indicó Deiana, fue extensa y amable y el militar se comprometió a investigar. Se comunicaron día por medio de forma telefónica: “Me atendía siempre, me volvía a hacer preguntas y nunca aceptó que supiera nada”.

Cristina Deiana

Poco después la convocó nuevamente a Mendoza. A esta segunda audiencia Cristina asistió junto a su padre. El teniente coronel le repitió las preguntas, le mostró fotografías y renovó la promesa de averiguar el destino de su esposo.

Unos días antes de que Héctor apareciera, habló con Riveiro: “Me pedía que tuviera fe”. El 5 de abril de 1977 su esposo fue liberado en un estado “deplorable” producto de la tortura y las vejaciones. A Héctor sus captores le decían que lo habían abandonado, que nadie preguntaba por él y que su esposa se había ido de la provincia. Uno de ellos se quitó la “máscara” y le mostró el rostro: “Vos no vas a volver así que no me preocupa que me veas”, le dijo. Siempre pensó que no saldría con vida.

Dos o tres días más tarde, la testigo llamó a Riveiro. “Me sentía en el compromiso de avisarle (…) seguramente él había hecho gestiones”, supuso la testigo, porque otras víctimas no habían tenido la misma suerte. La pareja se presentó en el “edificio de la SIDE” a pedido de su máxima autoridad. Según Cristina, fue “una entrevista muy dura” para su esposo. Riveiro le recomendó que tuviera cuidado con lo que hiciera y que no reclamara nada: “Mi esposo intentó reclamar porque le habían robado una moto y otras cosas de su trabajo”, pero el militar destacó que “lo importante era la vida”.  Ahí terminó la relación con “este señor”.

El fiscal consultó por el personal que trabajaba en el inmueble de la calle Emilio Civit. “Siempre había un par de personas de civil, jóvenes, en la puerta (…) o parados en la vereda.  Se acercaban a preguntar que queríamos”. Cuando ingresó la primera vez, ella y su cuñada sintieron “susto” porque había “muchísimos, especialmente jóvenes, con armas”.  “Estuvimos en el hall de la casa y circulaban alrededor nuestro con armas largas colgadas en sus hombros”, relató Deiana. El teniente coronel tenía su oficina en el primer piso donde también había personas armadas. Todas estaban de civil.

Respecto de las fotos que Riveiro le mostró en su segunda audiencia, la testigo explicó que eran álbumes con fotos “tipo carnet, personas fichadas con su documento”. Pasaban hojas y ella debía reconocer. A algunas las ubicaba por la actividad político-universitaria, entre ellas a Carlos Poblete: “Un militante en San Juan, lo conocía de las asambleas”.

Los secuestros de Julio Pacheco y Elvira Benítez

Desde General Alvear declaró Nora Cristina Otín, esposa de Julio Pacheco, una de las víctimas desaparecidas de los operativos de abril de 1977. La testigo ya declaró extensamente en el cuarto juicio.

El 7 de abril de 1977, luego de un control médico, Nora llegaba a su casa en horas de la mañana y encontró un Fiat sin patente estacionado en la puerta. Mientras ingresaba al pasillo de los departamentos alcanzó a ver fugazmente a dos personas antes de que la sujetaran por la espalda y le arrebataran su cartera. Posteriormente la subieron al vehículo, donde había un hombre “gordo con peluca, disfrazado (…) pintado”. Ahí le vendaron los ojos, aunque pudo reconocer que la trasladaron a la calle Belgrano.

Nora Otín

En ese lugar le dijeron que no vería más a su marido y le recomendaron que no regresara a su domicilio. No supo nada más de Julio. Tampoco de Elvira Benítez, compañera de militancia que se estaba refugiando con el matrimonio y que fue secuestrada en el mismo operativo. A la hija pequeña de Elvira, Victoria, los captores la dejaron en uno de los departamentos vecinos. Unos días más tarde su familia de San Juan viajó a buscarla.

Nora se quedó en General Alvear. La Policía le había advertido a su padre “que no saliera a ningún lado”. Desde allí emprendió la búsqueda de Julio. Cuando este fue secuestrado Nora cursaba un embarazo a término. El hijo de la pareja nació seis días después de su desaparición. “Por suerte mi hijo no es un desaparecido”, indicó.

La próxima audiencia será el 12 de noviembre a las 9:30.

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El Colectivo Juicios Mendoza se conformó en 2010 por iniciativa de los Organismos de Derechos Humanos para la cobertura del primer juicio por delitos de lesa humanidad de la Ciudad de Mendoza. Desde ese momento, se dedicó ininterrumpidamente al seguimiento, registro y difusión de los sucesivos procesos judiciales por crímenes cometidos durante el terrorismo de Estado.