14-6-2019 | Continuó la lectura del requerimiento contra los integrantes de la Fuerza Aérea. Una vez más se dejó al descubierto la participación en operativos conjuntos con otras fuerzas. El juicio avanza a paso lento. La próxima audiencia será en dos semanas, el 28 de junio, a las 9.30.
————————————————————————————————————————————-
En la audiencia anterior se había introducido el operativo de abril de 1977 contra la militancia peronista que todavía no había sido alcanzada por la represión. Se retomaron estos procedimientos y, además, se inició la lectura del operativo de mayo de 1978. Una vez más se describieron los casos individuales y las conexiones colectivas.
Abril de 1977
-
La secretaria del tribunal lee el requerimiento de elevación a juicio
Ana María Moral y Gisela Tenenbaum eran estudiantes universitarias y militantes peronistas. Por la persecución desatada previamente al Golpe vivían en la clandestinidad desde febrero de 1976. Tenían pedido de captura de la VIII Brigada. Habían escapado a San Juan junto con sus parejas, Luis Roque Moyano y Alfredo Escámez. Cuando los varones fueron secuestrados, decidieron volver a Mendoza, pero no lograron evitar el minucioso seguimiento de las fuerzas, producto de las tareas de inteligencia.
En esta provincia, las dos mujeres compartían vivienda en Godoy Cruz con Juan José Galamba. El 8 de abril del 77, Tenenbaum salió a una cita y nunca más se supo de ella. Más tarde, Moral salió con el mismo objetivo y fue interceptada, perseguida y asesinada. Se pusieron en evidencia la participación de las distintas fuerzas y las tareas de inteligencia previa.
Un testigo, Daniel Ubertone, declaró que cuando el Consejo de Guerra dictó sentencia en su contra, le reprocharon conocer a Gisela Tenenbaum. El vicecomodoro Monjo le dijo “la tenemos nosotros”. Los detalles sobre el asesinato de Moral son proporcionados por el mismo Ejército, en un expediente del Comando ante el Juzgado de Instrucción Militar. El jefe de la Compañía de Comunicaciones, Ramón Ángel Puebla, confirmó la participación de la policía de Mendoza en el operativo.
-
Defensores e imputados
El mismo 8 de abril, fue detenido Billy Lee Hunt. Su hermana declaró que, varias veces, personal vestido de civil había ido a su casa a buscarlo. La víctima tenía orden de captura del Comando de la VIII Brigada de Infantería de Montaña. Antes de su secuestro, fue saqueado el departamento de la familia Bonino, donde Hunt paró un tiempo. A Evie Hunt le llegó una versión que decía que su hermano había sido secuestrado por personal de la IV Brigada Aérea y llevado a Campo los Andes. Billy Hunt, así como Gisela Tenembaum y Luis López Muntaner, anunciaron que se dirigirían a Las Heras; al parecer las fuerzas conocían la reunión o cita de la que nunca regresaron.
En el cuarto juicio por delitos de lesa humanidad hubo testimonios que relataron lo sucedido a María del Carmen Laudani y Jorge Alberto José. El matrimonio oriundo de Mar del Plata vivía en una casa de San José, Guaymallén, donde funcionaba una imprenta de Montoneros. El 10 de abril hubo un operativo en la zona y, en un principio, la pareja pudo resistir al ataque. Había vehículos y efectivos policiales y militares. La balacera resultó en el asesinato de Laudani y de José. Majul y Puebla, del Ejército, firmaron el informe de la “actividad preplaneada”. Sánchez Camargo, jefe del Departamento de Informaciones de la Policía (D2), confirmó la participación de ese departamento en el procedimiento, planeado desde la Comunidad Informativa.
Operativo de mayo de 1978
-
Fiscalía y querella
Entre el 17 y el 28 de mayo de 1978, una serie de militantes fueron desaparecidos. El proceder conjunto de las fuerzas fue orquestado tras una profunda labor de inteligencia en la Comunidad Informativa. Se puede establecer la participación directa de la Fuerza Aérea en algunos casos como las detenciones de los hermanos Daniel y Juan Carlos Romero. Además, existe prueba testimonial y documental que sugiere la participación del Ejército.
Hay dos líneas explicativas que conectan esta serie de procedimientos. En primer lugar, todas las víctimas habían integrado anteriormente partidos de izquierda. Del 72 al 75 las unió el ideario socialista en lo político, cultural y social. Posteriormente, algunas emigraron al peronismo. En segundo lugar, las personas secuestradas colaboraron en el ocultamiento de Juan José Galamba, buscado desde 1976. En junio de ese año había logrado escapar del operativo donde cayó su esposa y una familia amiga y, desde entonces, encontró distintas personas y viviendas que lo resguardaron.
Si bien no se puede establecer un solo hilo conductor, lo cierto es que el objetivo de este operativo fue demostrar que la Copa Mundial de Fútbol tendría lugar en un país ejemplar de “orden”. El mensaje estaba claro: el aparato criminal seguía activo y, para demostrarlo, procuró alcanzar blancos hasta ahora no afectados por la represión. Se embarcaron en el secuestro y la desaparición de un grupo de personas vinculadas por su militancia y su solidaridad, según el requerimiento de elevación a juicio.
-
Público en la sala
Las primeras tres detenciones se produjeron el 17 de mayo. Raúl Oscar Gómez había militado en la Organización Comunista Poder Obrero (OCPO) hasta 1976. Cuatro individuos de civil con los rostros cubiertos ingresaron en la vivienda de Godoy Cruz el 17 por la madrugada y se llevaron a Gómez en presencia de su esposa, Liliana Millet, además de robar objetos y fotos. La mujer radicó la denuncia en la Comisaría Séptima y presentó habeas corpus que fueron rechazados con costas. Los prontuarios de Raúl y otras víctimas de este operativo habían sido solicitados por el D2 a fines de 1977, lo que demuestra la inteligencia desplegada con anterioridad.
Aldo Enrique Patroni vivía con su madre Felisa Rodríguez en Ciudad y fue secuestrado horas más tarde que Raúl por individuos de civil y uniformados. La mujer realizó la denuncia en la Comisaría Cuarta, donde le respondieron que las cuerdas y las vendas con las que la habían inmovilizado eran típicas del Ejército. El legajo de Patroni fue devuelto por el D2 pocos días después de su desaparición.
La tercera detención del 17 de mayo se produjo en el domicilio de Guaymallén donde vivían Margarita Dolz, su esposo Carlos Castorino y sus dos hijas. Esa noche, personal que se identificó como parte de la Policía Federal –algunos con bigotes postizos- encerró a las niñas junto a Miriam Esteve, amiga que las cuidaba y estaba presente, y secuestró a Margarita. El matrimonio Dolz-Castorino había militado en el Partido Socialista Popular hasta el Golpe de Estado y era cercano a la familia Gómez-Millet, entre otras víctimas del operativo, además de haber ayudado a Galamba durante su periplo en la clandestinidad.
Mario Camín y su padre Gustavo Camín vivían juntos en un departamento del centro de Mendoza y fueron detenidos el 22 de mayo en dos procedimientos distintos. A Mario lo secuestraron de noche, cuando salía de cursar en la UTN, posiblemente en el estacionamiento. Se llevaron también el auto. Su novia, Ana María del Olio, fue a buscarlo hasta el D2 porque en el 78 ya se sabía que era un chupadero: allí vio cómo ingresaban a Mario pero la amenazaron y echaron del lugar. No hay precisión sobre la hora de detención de Gustavo. Debido al modus operandi de los allanamientos en viviendas particulares se infiere que fueron a buscarlo a su domicilio después de Mario, en horas de la madrugada. El lugar quedó revuelto y sin teléfono. Dora Gordon buscó intensamente a su hijo y a su exesposo. Alguien de apellido Ferri con vínculos militares le ofreció información sobre los supuestos paraderos posteriores que resultaron falsos.
El 24 de mayo por la noche irrumpieron en la casa de Daniel Romero y Dulce María Quintana, en Guaymallén, donde funcionaba un negocio. Daniel había ayudado a Galamba y a Isabel Membrive y estuvo detenido en dos ocasiones anteriores. Tras el secuestro, un vecino ayudó a Quintana a perseguir con su camioneta a los vehículos del operativo que tomaron la Costanera e ingresaron a la zona del Aeropuerto, es decir, a la IV Brigada Aérea. Horas después se presentaron en el domicilio del hermano, Juan Carlos Romero, y lo interrogaron sobre Daniel y otras personas. Juan Carlos fue detenido el 28 de mayo y también continúa desaparecido.
Un día más tarde, la noche del 25 de mayo, unas seis personas rompieron la puerta del domicilio de Godoy Cruz donde Víctor Hugo Herrera –“Toño”- vivía con su familia. Los intrusos, algunos encapuchados y otros a cara descubierta, ingresaron a las habitaciones, les apuntaron y les exigieron silencio. Dos de ellos increparon violentamente a Herrera y le preguntaron por unas armas. Se fueron en una camioneta con “lona verde” y en dos autos particulares.
Isabel Membrive, “Coca”, había logrado escapar con su hija e hijo del operativo de 1976 en el que asesinaron a su esposo y también militante de Montoneros, Juan Carlos Chaparín. Membrive dejó a la niña y el niño con su familia y trabajó como empleada cama adentro en Godoy Cruz. Allí la visitaba frecuentemente Daniel Romero haciéndose pasar por un primo. El 25 de mayo por la noche, un día después de la detención de Romero, ingresó a su lugar de trabajo un grupo de personas encapuchadas y la secuestró frente al dueño de casa, Carlos Remigio Herrera.
El último caso leído durante la jornada fue el de Ramón Alberto Sosa, “Felipe”. El hombre vivía en Dorrego con su esposa y su cuñada y sabía que su domicilio era vigilado. En el libro de novedades del D2 figuran múltiples salidas de personal en dirección cercana. El 28 de mayo por la mañana un vecino observó el momento en que Sosa era detenido en la parada de colectivo. No se supo más de él.
La próxima audiencia será el viernes 28 de junio a las 9.30.