Rafael y Nora con sus cuatro hijas

El testimonio de Rosario Puente Olivera / hija de Rafael Olivera y Nora Rodríguez Jurado

En 2011 se realizó el juicio a algunos responsables de la desaparición y muerte de mis padres. Para mi fue una oportunidad de procesar esa realidad: “la muerte de mis padres”, dejé de pensar y decir que eran desaparecidos a decir que fueron desaparecidos y asesinados.

Nora y Rafael

De alguna manera, el hecho de sentarme ante gente desconocida, ante los acusados, ante los jueces, abogados; tener que contar lo que habíamos reconstruido de su historia, de lo que pasó, cómo fue que ingresaron a un centro de detención, escuchar y ver las pruebas de lo que se conoce, dejaron de ser conjeturas para ser hechos reales que alguna vez sucedieron. Lo viví como una manera de asumir la muerte de mis padres y de identificar responsables concretos, que tuvieron que responder por tantas personas detenidas, torturadas, desaparecidas y asesinadas.

Lo sentí como un símbolo de aceptar los hechos, que sucedieron, que necesitan ser contados y conocidos para continuar con la reparación, con la mitigación del dolor, de esta herida que siempre viví como  personal y en los juicios pude vivenciar como un dolor nacional, argentino, que vivimos como víctimas de la última dictadura militar.

  1. Importantísimo, aunque muy doloroso, el testimonio de Rosario respecto de sus papás. Es necesario trabajar en la memoria colectiva para nunca olvidar sobre la tragedia que fue el Terrorismo de Estado en Argentina. Mucho valor de esta víctima al asumir el asesinato de sus padres… Admirable, mis respetos a todos sus familiares…

  2. Valioso y valiente relato de Rosario, en lo individual por lo doloroso que significa reconocer lo sucedido con sus padres. Y en lo social porque da contenido a la necesidad de mantener la memoria para que nunca más se pueda cometer estos delitos contra los derechos humanos.

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El Colectivo Juicios Mendoza se conformó en 2010 por iniciativa de los Organismos de Derechos Humanos para la cobertura del primer juicio por delitos de lesa humanidad de la Ciudad de Mendoza. Desde ese momento, se dedicó ininterrumpidamente al seguimiento, registro y difusión de los sucesivos procesos judiciales por crímenes cometidos durante el terrorismo de Estado.