Zenón Amadeo Sánchez Andía era el menor de cinco hermanos. Nacido el 13 de septiembre de 1948 en el pueblo Camino de Reyes, Perú, creció en el seno de una familia agricultora que se encargaba del cultivo de vid y de algodón.
Su hija Gladys relata que Amadeo solía preguntarle a su padre, mientras estaban en el campo, el motivo por el cual la familia trabajaba para sus patrones si ya tenían suficiente y podrían estar ayudando a otras personas necesitadas.
Realizó sus estudios primarios en el colegio San Luis Gonzaga, en la ciudad de Ica. Al finalizarlos, se trasladó a Lima para continuar su formación en un colegio militar que luego de un tiempo abandonó porque no quería seguir una orientación militar. Fue el último de su familia en llegar a Argentina, donde ya algunos de sus hermanos se encontraban estudiando una carrera universitaria.
En un principio decidió seguir los pasos de su hermano mayor Juan y estudiar medicina en la Universidad Nacional de Córdoba. Poco después viaja a Mendoza e ingresa a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional de Cuyo para estudiar Ciencias Políticas.
Quienes lo conocieron lo describen como “un joven de buena voluntad, con ganas de transformar el mundo.” Estaba comprometido con las luchas estudiantiles.
Un año después, ingresó en la Escuela de Comunicación Colectiva para hacer la carrera de Periodismo, donde cursó hasta cuarto año y fue secretario del Centro de Estudiantes. Quienes compartieron tiempo con él en este periodo, lo recuerdan como una persona muy sociable, con quien se podía mantener largas charlas. Siempre estaba rodeado de amigos y era un excelente estudiante.
Allí conoció a Mirta “Monona” Ramírez, quien también era estudiante de Periodismo y con quien militaba en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). La pareja contrajo matrimonio en 1975 y tuvieron una hija, Gladys.
Los relatos de su esposa y de las personas que lo conocían de la pensión donde vivía frente al Hospital Central lo describen como un “chico querible, que disfrutaba de actividades atléticas y de jugar al fútbol”.
El 29 de mayo de 1975, cuando Amadeo y otros compañeros y compañeras se dirigían a Córdoba, el micro que los trasladaba sufrió un accidente cerca de La Paz, a causa del cual resultó herido y fue llevado al Hospital Perrupato, de San Martín. Mientras se encontraba internado, un grupo de hombres encapuchados y armados lo secuestró en la madrugada del 5 de junio y lo llevó con destino desconocido.
El 16 de junio, la guardia del hospital recibió un llamado anónimo que avisaba de un cuerpo sin vida encontrado cerca del Monumento Canota. Amadeo fue hallado allí, víctima de múltiples heridas, golpes e impactos de bala.
Según palabras de Joaquín Ramírez ‒su cuñado‒, era un idealista, que estaba trabajando “por una vida mejor (…) Él y su familia eran gente de campo, a quienes no les entraba en la cabeza otra forma de transformar el mundo que no sea a través del trabajo duro y constante”.