Nació el 26-10-1954 en Mendoza. Trabajaba en el Departamento Construcciones –Ministerio de Obras Públicas de Mendoza- y se desenvolvía políticamente en el ámbito de la Juventud Peronista y de la agrupación Montoneros; utilizaba el nombre “Martín”.
Fernando Rule, quien conoció a Ricardo, porque vivieron en el mismo barrio durante un tiempo, lo recuerda “siempre entre alegre y preocupado por el devenir social, me parecía un tipo muy culto, al menos muy leído”. Solían tener charlas de política junto a sus compañeras de vida en ese momento. Les interesaba participar en el “cine debate” del “Caribian” de ciudad, compartían el interés por las “películas de culto” que solían proyectar en esa sala: títulos como “El Acorazado Potemkim y esas de Einsestein”.
Entre uno de los momentos que Rule recuerda con simpatía sobresalen “nuestras reuniones, totalmente informales, de amigos, tomábamos ginebra y escuchábamos a Serrat. Una noche, era un invierno muy frío, 1972 o 73.” Sin darse cuenta se quedaron dormidos a causa de los gases de una estufa en mal estado, sin embargo Ricardo se despertó y “medio desmayado, abrió la ventana y nos despertó. Nos habíamos intoxicado por la estufa, casi espichamos todos. Yo quedé asombrado de su decisión, pues no atiné a hacer nada.”
Hacia el año 75, según relata su compañero de “ginebras, música y charlas hasta el amanecer”, fue cuando Ricardo González decidió darle más firmeza a su militancia y eligió a Montoneros como destino de sus prácticas políticas. Recuerda Fernando que “en el 75 lo reencontré, (en esa fecha González regresaba luego de una estadía en el Sur) lo que me dio una gran alegría. Ya sin las parejas de antes, reiniciamos nuestra amistad. Preocupado como siempre, y ya trabajando en la Dirección de Construcciones, me dijo un día que estaba harto de indecisiones, que se metía a Montoneros. Te imaginás mi alegría, pues para mí era un tipo simplemente de la agrupación sindical de estatales que adhería, más o menos, a la Juventud Trabajadora Peronista, con el que se podía contar para todo, pero lo creía militando en el Peronismo de Base, ya que su hermano era un conocido dirigente de esa agrupación. Le ofrecí contactarlo – y ahí le revelé mi pertenencia – pero me dijo que ya lo había hecho. No sé por qué medio. Nos veíamos cada vez que largábamos una panfleteada, en muy pocas reuniones de carácter sindical, pero no en orgánicas de la orga, ya que estaba en otro grupo cerrado, otra unidad.”
Para esa época, de acuerdo al relato de su amigo, el compromiso político de González era mucho más sólido “leía, leía y me comentaba sus lecturas. Pero lo veía muy abrumado por la separación con su hija. Cada vez más atormentado por eso. A lo que se sumó que le había llegado la noticia de que lo seguían, por lo que pensaba dejar el trabajo y esconderse por un tiempo, cosa que creo que al fin hizo.”
Según las declaraciones de su hermana, María Guadalupe, Ricardo Alberto González, antes de su desaparición le había dicho a su madre que temía que lo desaparecerían junto con su amigo Osvaldo Sabino Rosales. Incluso, por ese motivo, se habría separado de su esposa quien primeramente convivía con él en su casa, y luego se mudaría con sus padres.
Fernando Rule termina su relato diciendo que “prolijo, más bien callado en las relaciones ocasionales, en la calle, bien vestido sin extravagancias, lo vi por última vez en la explanada de la Casa de Gobierno. Me abrazó tristón. Después comprendí que se despedía de las relaciones habituales y empezaba a refugiarse de la persecución… Es todo lo que recuerdo, y que yo lo quería mucho, siempre sentía que no lo veía lo suficiente”
Tenía 22 años cuando fue violentamente sorprendido por la policía de Mendoza en Francisco Álvarez y Zeballos, Dorrego, Guaymallén. El 16 de enero de 1977 fue el último día que se supo de él. A la fecha de su desaparición forzada vivía con Sabino Osvaldo Rosales.