Nora nació el 11 de junio de 1946 en Puerto Belgrano, Provincia de Buenos Aires. Vivió durante su infancia y adolescencia en el barrio Colegiales. Jugaba al hockey, era muy sociable y tenía muchas amigas. Su padre, submarinista de la Armada, había muerto cuando Nora era pequeña.
Estudió Sociología en la Universidad Católica Argentina. Allí conoció a quien sería su marido y padre de sus cuatro hijas: Rafael Olivera. Se casaron el 25 de octubre de 1969 en San Benito, en la Ciudad de Buenos Aires. Fue un evento bastante original, entraron a la par a la Iglesia, por el medio, Nora con un vestido corto, blanco, con un pañuelo rojo en el cuello y zapatos rojos. Según relato de su hija Rosario: “Mamá se cambió en lo de una vecina, mi abuela no quería mucho a mi papá”.
Luego de casarse y de recibirse, obtuvieron una beca de estudios y vivieron en la ciudad alemana de Bielefeld. Cuando volvieron a la Argentina (en 1972) se afincaron en San Juan. En esa provincia Nora se desempeñó en la Secretaría de Economía.
Como su compañero, Nora Rodríguez Jurado militaba en la Juventud Peronista y Montoneros. Perseguida la pareja por las fuerzas represivas, se mudaron a Guaymallén, en Mendoza.
Nora colaboraba con el padre Macuca Llorens en el barrio San Martín, en el naciente proyecto de la escuela del barrio: una tapera entre miles de chozas que luego se fueron convirtiendo en casitas dignas. La escuela, que sencillamente era un rinconcito, es el actual colegio Padre Llorens reconocida en el 2009 como la mejor escuela del país.
Jorge Luis Mañanes, un vecino de Guaymallén entrevistado en 2011 por García Urbani la recuerda a ella y su familia de esta manera: “Era una familia hermosa, daba gusto ver a esa familia, siempre él llevaba a dos nenas y la esposa a las otras dos. Ella [Nora] llamaba la atención por su hermosura, se vestía de un modo sencillo y evitaba el maquillaje, pero igualmente su belleza era inocultable”.
En 1999, familiares y amistades del matrimonio escribieron en un recordatorio aparecido en Página 12: “Del amor entre los dos y el amor por los otros surgió esa relación de gran plenitud. Todo minuto disponible era minuto de entrega, de servicio a la gente. Hoy como hace 23 años los tenemos bien presentes celebrando la vida que compartieron y tomándolos como modelos de lucha, generosidad, honestidad, sencillez y entrega hacia los demás”.
El 13 de julio de 1976, Nora fue secuestrada por un comando. Se hallaba a metros de su casa haciendo unas compras con su hija mayor, Ximena. En el automóvil pidió volver por la pequeña Guadalupe, de once meses, que había quedado en la casa. Los secuestradores tenían a la bebé consigo. Nora y sus dos hijitas fueron llevadas al D2 mientras que las otras niñas quedaron, según testimonio de la maestra María Crayon, en la guardería a la cual acudían, bajo el cuidado de las docentes.
Las niñas fueron recuperadas poco tiempo después por la mamá de Nora y los abuelos paternos.
