Raquel María Moretti Navarro, “Kelly”, nació el 27 de junio de 1949. Era la mayor de tres hijos del matrimonio de Emma y Horacio. Estudió en el Colegio Sagrado Corazón de Jesús, se recibió de maestra y también daba clases de inglés.
Un poco después de terminar la secundaria, Kelly ingresó a la Escuela de Periodismo, cursó toda la carrera y participó activamente del centro de estudiantes. En las asambleas, según dicen, se desempeñaba con seriedad e inteligencia. Militó en Montoneros, en la Juventud Universitaria Peronista (JUP) y fue delegada sindical por el Ministerio de Economía, trabajo que tuvo que abandonar los primeros meses de 1976.
Su sobrina, Carolina Ferraris, la recordó con ternura. “La Kelly era bastante más grande que yo ‒aclaró‒ y mis recuerdos de ella están asociados a la infancia. Era una persona muy alegre, de muy buen carácter. Teníamos una familia enorme, había muchos chicos y ella se encargaba de entretenernos para que no destruyéramos la casa de los abuelos”.
Hasta que pasó a la clandestinidad, vivió con sus padres en la Ciudad de Mendoza. Su casa estuvo siempre abierta a juntadas, mateadas, reuniones entre estudiantes, compañeros y compañeras de militancia. “Lógicamente, eso se cortó cuando se produjo el golpe”, lamenta Carolina.
“La Kelly era alegre, muy amiguera y de mucha apertura. Era muy querible, una persona de carácter muy bonito”, asegura su sobrina. Tenía una relación muy especial con Alicia Moretti, hermana de su papá y abuela de Carolina.
Desde la clandestinidad, Raquel le escribió una carta a Alicia, donde relataba que les había ofrecido a los militares entregarse para explicar el objetivo de la lucha. “Kelly escribió esa carta en lápiz, sobre un papel casi transparente. Mi abuela me la leyó cuando yo era chica… fue la primera vez que escuché la frase ‘justicia social’”. En ese momento no tenía las herramientas para entender de qué hablaba, pero asegura que le quedó como una “semilla alojada en el cuerpo”.
Al parecer, Raquel tenía una relación con Edesio Villegas. Eso cuentan algunos compañeros, compañeras y la misma familia de Edesio.
Viajó a San Juan para ocultarse, ya que pesaba sobre ella una orden de captura. Sin embargo, siempre procuró mantenerse comunicada con su familia. En múltiples ocasiones su padre le ofreció irse del país, pero “ella en ningún momento quiso separarse de sus compañeros, de la organización”, aseguró su hermano en una declaración ante el Tribunal Oral Federal 1 de Mendoza.
Como la persecución la alcanzó, volvió a Mendoza y se alojó en la casa de su amigo Aldo Casadidío, en la calle Leopoldo Lugones de Ciudad. Se los llevaron de esa vivienda en el mismo procedimiento ilegal.
Raquel María Moretti tenía 27 años cuando la secuestraron, el 7 de diciembre de 1976.