Tripiana, Francisco

Desaparecido el 24 de marzo de 1976

Nacido en 1943 en el seno de una familia humilde, sufrió con sus hermanos la ausencia de su mamá. Fue criado por un hermano mayor hasta que se independizó. No llegó a terminar la secundaria, por su necesidad de ganarse el pan. Hizo el servicio militar en San Rafael a los 20 años.

A Francisco lo apodaban «Paquito», o también «el Negro», y era bajo de estatura. Se inició en el oficio de pintor de obra, y llegó a ser reconocido en San Rafael por la calidad de su labor. Cuando no había trabajo, se ganaba la vida en las cosechas. Ese era otro rasgo muy fuerte en Francisco: no quedarse, salir a buscar el sustento donde fuere. Esta era la cultura que prevalecía, tal vez por haber vivido épocas de privaciones, además del abandono materno.

El amor y la amistad se construyen

Tenía muchos amigos. Su hijo, Mariano, recuerda que buscaba changas en las zonas rurales en bicicleta, pero cuando pudo, Francisco se compró una Siambretta, salía a veces a bailar al club «Los Campesinos»,  y llevaba a algunos en la motito.

Quienes conocieron a Francisco le cuentan a su hijo que el Negro era un tipo muy extrovertido. Bastaba con que él llegara para que se alegrara la fiesta, además de que era un muy buen bailarín, de movimientos muy flexibles. También le gustaba participar en los picados de fútbol que se armaban entre los vecinos, más como para disfrutar de un encuentro social que como práctica deportiva. Su club favorito era River Plate.

A Francisco lo indignaban la desigualdad y la injusticia. Ese aspecto de su personalidad lo hizo acercarse a la política, en tiempos de la dictadura del general Juan Carlos Onganía. Hacia sus 25 años comenzó a militar en la Juventud Peronista (JP) y se destacaba en la tarea de hacer pintadas en los muros, con las consignas y los emblemas de la organización.

Su solidaridad era un rasgo muy visible, tanto con sus amistades como con vecinas y vecinos, a quienes siempre estaba dispuesto a ayudar en lo que pudiera. Cuenta un allegado y amigo, ordenanza de Tribunales de esa época, que Francisco le llevaba una caja de leche por mes para su hijo pequeño. Ese antiguo ordenanza se acercó a Mariano cuando se iniciaron los juicios en 2010, se presentó, y le dijo: «Mi hijo, para el cual tu papá me obsequiaba la leche, es ahora ingeniero. El Negro estaría contento».

Cuando le avisaron que se escondiera para eludir la represión, Francisco dijo: «Yo no tengo nada que ocultar, no tengo por qué escaparme». El 23 de marzo de 1976, a medianoche, fue secuestrado en su hogar de San Rafael, y permanece desaparecido desde entonces.

Francisco no fue un guerrillero, aunque fue delatado como tal por el represor Hipólito Sosa, por el «delito» de «hablar mal del gobierno». Fue simplemente un hombre que soñaba con disfrutar a su familia, tener más hijos, y verlos crecer en un país donde las personas humildes como él tuvieran pan en la mesa. No lo dejaron.

 

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El Colectivo Juicios Mendoza se conformó en 2010 por iniciativa de los Organismos de Derechos Humanos para la cobertura del primer juicio por delitos de lesa humanidad de la Ciudad de Mendoza. Desde ese momento, se dedicó ininterrumpidamente al seguimiento, registro y difusión de los sucesivos procesos judiciales por crímenes cometidos durante el terrorismo de Estado.