Prestó funciones en el D2, siempre con el grado de agente, entre el 5 de octubre de 1976 y el 15 de agosto de 1978. En el décimo tercer juicio se lo investiga por su intervención directa y personal en la inteligencia desplegada por el Departamento de Informaciones que luego derivaría en los secuestros y posterior desaparición forzada de Adriana Bonoldi y de Marcelo Carrera.