AUDIENCIA 21 / SOBRE LOS EJES DE LA CAUSA RABANAL

02-06-14 | Con los testimonios de Daniel Rabanal y Silvia Ontivero se inició la revisión de la llamada «causa Rabanal», ya tratada en el primer juicio por delitos de lesa humanidad en Mendoza. En el presente, se analizarán como ejes centrales a dilucidar, las violaciones a las detenidas, las torturas en la Penitenciaría y el comportamiento de la Justicia en relación con los detenidos.

Daniel Rabanal por teleconferencia desde BA: el «peor registro de mi vida»

 

Antecedentes

Los hechos abordados se iniciaron con la caída de Daniel Hugo Rabanal, el 6 de febrero de 1976, seguida de una serie de detenciones que comprenden a doce personas, entre las que se encuentra Miguel Ángel Gil, muerto a raíz de las torturas sufridas en el D2. Las y los apresados tenían como punto común su participación sindical dentro de la Asociación de Trabajadores del Estado -ATE- y, en algunos casos, su proximidad a la Juventud Trabajadora Peronista -JTP-. Estuvieron detenidos y fueron torturados en el D2. El 27 de febrero fueron presentados en estado deplorable ante el juez Rolando Carrizo e inmediatamente después trasladados a la Penitenciaría Provincial.
En el juicio desarrollado en 2010, ya se abordó la causa Rabanal; las declaraciones de los testigos-víctimas permitieron ampliar la imputación y señalar nuevos responsables por las violaciones sufridas por las detenidas, así como las torturas recibidas por los prisioneros en la cárcel provincial. Por otro lado, de aquellos testimonios surgieron elementos para detectar la complicidad de la Justicia en los ilícitos que cometían las fuerzas de seguridad.

Daniel Rabanal por teleconferencia

Desde Buenos Aires, Rabanal hizo un extenso relato de su estancia en el D-2, la que consideró como el «peor registro de mi vida». En respuesta a una pregunta de la Fiscalía dijo que pudo darse cuenta, claramente, «como todas las mujeres eran violadas de manera sistemática y reiterada», y agregó: «No nos podíamos ver, porque estábamos siempre vendados, pero sí sentir”.
En relación a la muerte de Miguel Ángel Gil, dirigente gremial que compartió cautiverio con Rabanal, recordó «la ferocidad con que lo torturaban» y refirió el episodio en el que unos diez detenidos fueron obligados a colocarse unos arriba de otros con Gil en el piso soportando todo el peso. «Agonizaba en el D-2», dijo Rabanal sobre Miguel Gil, quien murió poco tiempo después.
En cuanto a la permanencia en la Penitenciaría, Rabanal narró que «las circunstancias cambiaron después del Golpe de Estado del 24 de marzo. El maltrato recrudeció… Nos llevaban a calabozos de castigo, no nos daban comida y dormíamos desnudos sobre el suelo, en pleno invierno».
El testigo, inicialmente, no recordaba los nombres de los penitenciarios; el Fiscal Dante Vega debió leerle su declaración anterior; recién entonces ratificó los nombres de Bonafede, Bianchi y Barrios como los más recordados. Además, aportó que una vez en el patio, en medio de los detenidos “me exigieron que gritara ‘mueran los putos Montoneros’. Como me negué, me pegaron por todos lados y me hicieron subir a la rastra una escalera. Ahí Bianchi caminaba sobre mi cuerpo y me pisaba la espalda. Eso me provocó fractura de costillas».
En cuanto al capítulo judicial de su testimonio, Daniel Rabanal, repasó que después del D2 “nos llevaron a una comisaría donde estaba el juez Carrizo. Yo tenía 15 kilos menos que hacía un mes, lesiones en todo el cuerpo y un talón infectado. Me preguntó cómo estaba y yo le contesté ‘es evidente cómo estoy’. Era todo muy irregular.. Y yo me negué a declarar».
Finalmente, el juez Forcada le pidió a Rabanal una opinión sobre la Justicia de aquellos años. La respuesta fue: «No era Justicia. Era una farsa, una caricatura».

Escuchá el testimonio de Daniel Rabanal

 

Preguntas intimidatorias

La intervención del abogado defensor del penitenciario Bianchi, Ariel Civit, ocasionó que el fiscal Dante Vega, con la adhesión de Fernando Peñaloza, pidiera al Tribunal que tome nota de sus preguntas «intimidatorias y capciosas». Durante esta jornada del juicio, Civit llegó a pretender que se aplicara a Rabanal la figura de falso testimonio.
Civit atribuyó los errores de Rabanal a un testimonio falso cuando en realidad estos fueron explicados por el testigo como “recuerdos entremezclados”, producto de lo que realmente sucedió, vivenciado como hecho traumático por las víctimas, el paso del tiempo (38 años de distancia con lo sucedido) e información recibida de diversas fuentes autorizadas.
La situación produjo un cruce entre las partes, a raíz de lo cual el Tribunal estableció los criterios a seguir para la formulación de los interrogatorios y oposiciones a las preguntas que emergen de la declaración de las víctimas.

Silvia Ontivero conmovió con su Testimonio

Silvia Ontiveros: "Mientras más gente sepa lo que pasó, menos posibilidades habrá de que se repita"
Silvia Ontivero: «Mientras más gente sepa lo que pasó, menos posibilidades habrá de que se repita»

Con una entereza notable Silvia Susana Ontivero, afrontó una nueva indagatoria. Antes de iniciar su declaración el Presidente del Tribunal, Alejandro Piña, le ofreció hacerlo a puertas cerradas; sin embargo ella aceptó la presencia del público: «Mientras más gente sepa lo que pasó, menos posibilidades habrá de que se repita», dijo.
Silvia, delegada gremial, fue secuestrada el 9 de febrero de 1976 junto a su hijo Alejo Hunau, entonces de 4 años. La llevaron inmediatamente al D-2, en el que vivió los peores 18 días de su vida. La atacaron sexualmente todos los días, reiteradamente, de día y de noche. Estaba embarazada cuando se la llevaron; a raíz de la picana, sufrió un aborto y luego un legrado sin anestesia; con el paso del tiempo supo que los vejámenes le produjeron infertilidad.
Compartió cautiverio con Vicenta Olga Zárate y Stella Maris Ferrón, quienes también fueron objeto de ataques sexuales, según lo detalló la testigo. «Pagamos el precio de ser mujeres” -reflexionó Ontivero-. También recordó el perverso episodio de la torre humana sobre Miguel Gil.

Al ser indagada por el comportamiento de la Justicia, recordó que su padre hizo gestiones sin mayores resultados. Agregó: “Yo escuché aquí a Miret que decía que no sabía lo que pasaba y que tardó mucho en darse cuenta. Caramba, cuánto se hubiera evitado si lo advertía. ¿Pero tanto tardó en advertirlo, qué más necesitaba?, ¿Y Romano, que era fiscal, por qué no hizo nada, por qué no investigó?»
En cuanto a su experiencia con el juez Rolando Carrizo reseñó: “disfrazada me llevaron frente al juez. Tan mal estaba yo que me sostenían entre dos policías. Entonces le dije a Carrizo: ‘Doctor, me han violado, mire cómo me han dejado’. Y él me respondió: ‘¿No te habrás caído vos’?
Otra situación de connivencia judicial que debió padecer Ontivero estuvo vinculada con su hijo, Alejo Hunau, al que secuestraron junto con ella y luego entregaron al padre. Un primo de éste, el doctor Hugo Ostropolsky, en octubre de 1977, logró que se dictaminara abandono de hogar, cuando era público que ella estaba presa en la cárcel. Así perdió la patria potestad sobre el niño y le impidieron que viera a Alejo durante seis años. Esa resolución de abandono de hogar fue avalada, entonces, por el Juzgado de Familia.
Finalmente, la testigo hizo una brillante exposición del comportamiento de la Justicia de aquellos días, contrastada con el presente, donde las garantías están dadas y cada una de las partes cumple con su rol. En esta oportunidad, la defensa quedó callada: no hubo preguntas.

Escuchá el testimonio de Silvia Ontivero

El testimonio de Silvia Susana Ontivero concluyó con un conmovedor  y prolongado aplauso.
El debate se reinicia, mañana martes 3 de junio, a las 9.30 hs.

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El Colectivo Juicios Mendoza se conformó en 2010 por iniciativa de los Organismos de Derechos Humanos para la cobertura del primer juicio por delitos de lesa humanidad de la Ciudad de Mendoza. Desde ese momento, se dedicó ininterrumpidamente al seguimiento, registro y difusión de los sucesivos procesos judiciales por crímenes cometidos durante el terrorismo de Estado.