AUDIENCIA 30 / TRES COMPAÑEROS ANTES DEL GOLPE

29-07-14 | Testimoniaron en la fecha tres detenidos durante el gobierno de María Estela Martínez de Perón: Vicente Antolín, apresado en la ciudad de Mendoza; Orlando Flores, en San Rafael y Pedro Coria, en Las Heras. Todos eran cercanos a la tendencia revolucionaria del peronismo y convergieron en la penitenciaría provincial.

A pedido del fiscal ad hoc, Daniel Rodríguez Infante, los testimonios de los tres exdetenidos se centraron en lo vivido dentro del penal local. Tanto Flores como Coria ofrecieron relatos cargados de imágenes por lo que consiguieron hacer una pintura de los vejámenes sufridos con soltura y sin dramatismo.

Vicente Antolín

Vicente Antolín
Vicente Antolín

Al momento de su detención, el 29 de septiembre de 1975, era delegado del Banco Mendoza y miembro del ala sindical de Montoneros. Permaneció 10 días en el D2 y recibió las golpizas y picana que acostumbraban aplicar en esa dependencia. De allí fue trasladado a la penitenciaría provincial y formó parte del grupo trasladado a La Plata en septiembre de 1976. Desde la U9 pasó a Caseros, donde recuperó su libertad en 1980.
El testigo relató que al abandonar el D2, llegó al Juzgado Federal con las cicatrices de la tortura y la ropa destrozada, pero no quedó registrado. En su expediente obra una orden de detención de Luis Miret, casualmente 10 días después de ser apresado.
Interrogado sobre sus compañeros de militancia, aclaró que era, junto a Sabino Rosales (asesinado en 1977), delegado de la sección Créditos del banco. En ese momento supo que había dejado su puesto de trabajo por la persecución. También tenía vínculos con Ricardo Sánchez Coronel y Edesio Villegas, ambos de la Juventud Trabajadora Peronista, actualmente desaparecidos.

Orlando Alfredo Flores

IMG_1250
Orlando Alfredo Flores

Fue detenido el 24 y, nuevamente dos días después, el 26 de febrero de 1976 junto a   Nilo Torrejón y un nutrido grupo de militantes de la Juventud Peronista de San Rafael. Todos compartieron cautiverio en infantería junto al desaparecido Héctor Fagetti. En la primera detención, los pusieron contra un paredón y los comenzaron a interrogar. Luego de que le preguntaran sobre Torrejón y el responsable de la célula, al no saber qué responder fue dejado en libertad. Una vez en su casa, fue citado para presentarse en la seccional N°2 ante el capitán Luis Alberto Stuhldreher. Una vez allí, lo encerraron, desnudaron y fue devuelto a infantería. Finalmente, lo trasladaron al D2 junto con los hermanos Berón, Nilo Torrejón, Santiago Illa y Ramón Rosales. E 16 de marzo de 1976 pasó a la penitenciaría.

Pedro Víctor Coria

Pedro Víctor Coria
Pedro Víctor Coria

Coria era militante de la Juventud Peronista. Lo detuvo el 29 de julio de 1975 personal de la seccional 16 de Las Heras junto con su hermano, de 18 años, y a Daniel Paradiso. Lo llevaron vendado a un campo (porque el único sonido audible era el cricreo de los grillos) donde sufrió torturas con picana; sospecha que puede tratarse de “Las Lajas” por la cercanía con la seccional 16º.
Antes de ingresar a la penitenciaría, el 8 de agosto de 1975, fue llevado al juzgado de Las Heras y 9 de julio donde se le asignó como defensor a Petra Recabarren. Pedro Coria le contó acerca de las torturas padecidas, a lo que el abogado respondió “seguro que algo hiciste”. Al mes siguiente, formó parte del contingente trasladado a U9 de La Plata.
En marzo del ’77 detuvieron, por portación de armas, a su mamá, su papá, sus hermanos y sus cuñados, siendo todos sometidos a Consejo de Guerra. Como resultado quedaron detenidos el padre y su hermano Juan.
A finales de ese año, Coria fue retornado a Mendoza para ser sometido también a Consejo de Guerra, junto a sus dos familiares. En esa suerte de farsa de Tribunal participaron oficiales de la Fuerza Aérea, del Ejército y dos miembros de la Marina; un alférez de la Aeronáutica, Juan Carlos Sosa, fue su defensor. Lo condenaron a 15 años mientras que a su padre y a su hermano les dieron 4 y 6 años, respectivamente.
Coria estuvo detenido desde el 29 de julio de 1975 hasta el 19 de octubre de 1983 pasando por distintos establecimientos penitenciarios del país, desde Caseros hasta Rawson. En 1980 firmó un documento en donde se le anulaba el Consejo de Guerra. Sin embargo, para 1981 solamente su padre había recuperado la libertad. Él y su hermano deberían esperar hasta el ’83.
Al final de la audiencia, el defensor Juan Day intentó poner de relieve las gestiones de Petra y Romano para conseguir la absolución de Coria en la Justicia Federal. El testigo, molesto respondió: “recién me entero… estuve 8 años preso”, resaltó que a Petra Recabarren, solo lo vio dos veces y éste le dijo “por algo estarás preso”.

La mala vida en la Penitenciaría

Interrogados por la Fiscalía, los tres testigos de esta jornada coincidieron en describir los malos tratos constantes y las torturas. Oscar Bianchi fue particularmente señalado por su empeño en verduguear; también el procesado Pedro Linares fue mencionado dentro del grupo de los duros.

Cada uno de los declarantes se detuvo en algún aspecto que consideró relevante. Antolín diferenció las condiciones de cautiverio tomando como punto de inflexión el golpe del 24 de marzo; pasaron de la posibilidad de trabajar en la granja, propio del año ’75 a ser transferidos en el pabellón 11 donde fueron concentrados los presos políticos, dos por cada celda individual, recluidos 22 horas por dos horas de patio.
Flores describió las características de las requisas vejatorias que practicaba la guardia externa junto a la interna. “Destruían todo lo que teníamos… Tiraban al pasillo la leche en polvo, la yerba, el dulce…”-dijo- y reconoció que Oscar Bianchi era especialmente maltratador y lo consideró como “jefe”.
Por su parte, Coria caracterizó tres tipos de guardias internas: una blanda, otra intermedia y una tercera integrada por los dos Bianchi, los dos Barrios y Linares; éstos últimos acostumbraban a maltratar a los presos permanentemente. También recordó que después del golpe habilitaron una escuela de penitenciarios y los mencionados fueron ascendidos, dejaron de ser agentes.
En relación a la sala de tortura de la cárcel, “la peluquería”, todos ratificaron que eran llevados por los guardiacárceles, vendados y dentro del lugar había tres o cuatro personas que los interrogaban con apremios. Algunos salían del lugar en mal estado y regresados a su celda por los mismos guardias.
Los tres testigos evocaron la golpiza del 24 de julio de 1976, cuando se presentó el nuevo director de la cárcel, Naman García. Esa mañana fueron sacados desnudos al patio en medio de un corredor humano que los golpeaba mientras salían. Fueron obligados a sostenerse con la punta de los dedos cara a la pared mientras se ensañaban con unos más que con otros.
“Estaba escarchillando”, recordó Flores. “¿Quién sufre del corazón?, preguntó alguien. Antonio Di Benedetto tímidamente dijo: Yo. Tomá, viejo hijo de puta, respondieron y lo golpearon a don Antonio”, agregó. El hecho ha quedado grabado en muchos expresos que lo recuerdan como una forma de extrema cobardía. Este operativo estuvo a cargo del ejército asistido por los penitenciarios imputados en esta causa.
Los tres testigos-víctimas tuvieron un recuerdo especial para el desaparecido Santiago Illa con quien compartieron cautiverio.
Lo escuchado en la jornada confirma que el penal local fue un engranaje más en el intento de destrucción personal de los detenidos.

La próxima audiencia será el miércoles 6 de agosto, a las 11hs, con el testimonio de Jorge Reynaldo Puebla.

 

Ver fotos AUDIENCIAS 29 y 30

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

El Colectivo Juicios Mendoza se conformó en 2010 por iniciativa de los Organismos de Derechos Humanos para la cobertura del primer juicio por delitos de lesa humanidad de la Ciudad de Mendoza. Desde ese momento, se dedicó ininterrumpidamente al seguimiento, registro y difusión de los sucesivos procesos judiciales por crímenes cometidos durante el terrorismo de Estado.