11-05-15 | Las detenciones ilegales, sin causa judicial, sin motivo, acompañadas de la negativa a dar información a los familiares, fue una constante durante el terrorismo de Estado. De ello dieron cuenta Ana María Moriñas (hemana de Luis Rodolfo Moriñas, desaparecido), Rosa Carlina Grando (pareja de Néstor López, asesinado) y dos expresos políticos, Jaime Antonio Valls y Roberto David Roitman.
Sin noticias de su hermano
Ana María Moriñas prestó testimonio por el secuestro y desaparición de su hermano, Luis Rodolfo Moriñas. El 22 de noviembre de 1975, varias personas irrumpieron en el domicilio donde vivía Luis con sus padres y su hermano Ernesto. A Luis se lo llevaron y a los demás los encerraron en el baño. Provocaron desmanes en la casa y se llevaron libros y otras pertenencias.
Ana María se enteró de lo sucedido al día siguiente, a partir del relato de su hermano Ernesto, que fue quien realizó todas las diligencias, algunas veces acompañado por su padre, para dar con el paradero de Moriñas.
Ana María recordó que Ernesto presentó un Habeas Corpus del cual nunca obtuvo respuesta, y dijo haber sabido por los vecinos que la casa paterna estuvo vigilada durante años.
Al finalizar su testimonio recordó que su hermano hoy tendría 64 años, sería un buen médico y tendría una familia, pero ese 22 de noviembre le robaron todas sus ilusiones.
De una comisaría a la otra
Rosa Carlina Grando vivía en pareja con Néstor López, en la calle Tiburcio Benegas, de Godoy Cruz. Él era gremialista, del sindicato gastronómico y solía desempeñarse como mozo. El 12 de diciembre de 1975 un grupo de personas con uniformes verdes, cerca de las 10 de la noche, lo secuestró de su domicilio. Se lo llevaron en un Falcon rojo.
Rosa concurrió a la Seccional Quinta y luego a la Primera. A los tres días llegó desde Buenos Aires Oscar López, hermano de Néstor, que fue quien se hizo cargo de la búsqueda. Fueron juntos a la Seccional Primera y allí los policías decían que a ella nunca la habían visto. La mentira salió a relucir cuando apareció un oficial que le dijo: “¿Otra vez aquí?”
El 27 de diciembre de ese mismo año, por el diario, Rosa Carlina supo que habían encontrado a Néstor, asesinado en Papagayos, de 11 tiros. Al día siguiente lo enterraron. Nunca tuvo una citación judicial ni recibió ninguna información sobre qué fue lo que sucedió con su esposo.
El decreto inventado
Jaime Antonio Valls fue secuestrado el 4 de febrero de 1976 en Gutiérrez, junto a Raúl Lucero. Los dos militaban en el Partido Comunista Revolucionario y los detuvieron en momentos en que repartían panfletos con la leyenda “Fuerzas Armadas en la calle, señal de Golpe de Estado”. Obviamente, a poco más de un mes del 24 de marzo el aparato represivo ya funcionaba a pleno y se avizoraba la toma del poder por parte de los militares, alentada incluso por los medios de comunicación.
A Valls y Lucero los llevaron a la Comisaría de Maipú. Una amiga que estaba con ellos los siguió y los vio entrar a esa dependencia por lo que inmediatamente le avisó al padre de Valls. Sin embargo, cuando el hombre se presentó a reclamar por su hijo le negaron que estuviese allí. De la Seccional maipucina, donde los golpearon reiteradamente, a Jaime y Raúl los trasladaron al D2 en el que permanecieron 10 días atados y encapuchados. Esto no les impidió escuchar los gritos por las torturas a que eran sometidos otros compañeros de cautiverio y también los padecimientos de las mujeres que eran violadas día y noche.
El siguiente destino fue la Penitenciaría en la que el maltrato recrudeció. Las torturas fueron en “La Peluquería” y también fuera del establecimiento, en alguna de las unidades militares de la calle Boulogne Sur Mer. Valls describió que “el plan de ellos era nuestra destrucción física y psíquica, lo que no consiguieron gracias a la solidaridad y camaradería entre quienes estábamos allí”.
Finalmente, los dos compañeros del PCR fueron trasladados a La Plata de donde recuperaron la libertad en marzo de 1977.
En cuanto a las diligencias judiciales, el padre de Valls presentó un Habeas Corpus en la Justicia Federal un día después de la detención. El recurso fue rechazado por el exjuez Rolando Carrizo, con intervención del, por entonces, fiscal Otilio Romano. La pieza judicial hacía mención a un inexistente número de decreto que indicaba que tanto Valls, como Lucero, estaban a disposición del PEN. El decreto verdadero salió el 5 de marzo de 1976, o sea, un mes después del rechazo al Habeas Corpus dispuesto por Carrizo.
Jaime Valls recordó entre los carceleros, y mencionó en el grupo de los golpeadores, a Pedro Linares y a Oscar Bianchi. El defensor de éste último, Ariel Civit, le hizo luego la ya clásica pregunta formulada a los expresos políticos del penal mendocino, acerca de si sabía cuántos agentes había por turno, algo a lo que ninguno de los interrogados prestó atención.
Sin explicaciones
Roberto David Roitman, docente universitario y militante justicialista, fue apresado mientras tomaba un café en un bar céntrico, junto a dos amigos, los ingenieros Kristich y Iervolino. Llevados directamente al D2 estuvieron privados de la libertad entre 30 y 40 días, en los que fueron torturados. Fue en enero de 1977.
Antes de la detención, Roitman sabía que lo estaban buscando y se presentó en el edificio en el que funcionaba la SIDE y también en Inteligencia de la Fuerza Aérea. Nadie le informó nada, pero mientras tanto a su esposa la habían dejado cesante en su trabajo en la universidad.
El testigo estima que salvó su vida porque en el operativo en el que lo detuvieron, un policía que había ido a la escuela con un hermano suyo lo reconoció, y al otro día avisó a la familia. Por ello, con la colaboración del doctor Carlos Washington Lencinas, presentaron un Habeas Corpus al juez federal Guzzo, en su casa ya que era el mes de feria. No obstante, Roitman nunca fue notificado, citado, ni informado de nada por ninguna autoridad judicial.
Las audiencias continúan mañana en el horario habitual.
