AUDIENCIA 23 / EXJEFE DE INTELIGENCIA AFIRMÓ QUE SU SECCIÓN NO HACÍA INTELIGENCIA

30-03-22 | Luis Rizo Avellaneda fue jefe de Sección de Inteligencia 144 del Ejército entre 1976 y 1977 y está acusado de torturar a Delfo Rodríguez —fallecido— tras su detención junto a otros dos empleados de Carbometal. El exmilitar aseguró que Rodríguez lo «confundió con otra persona» y buscó probar que en la época de los hechos él ya no estaba designado en San Rafael. La próxima audiencia, en la que continuará su declaración, será el 13 de abril a las 9:30.

Inteligencia no hacía inteligencia antisubversiva

En una extensa intervención que duró casi tres horas declaró este miércoles el exmilitar Luis Rizo Avellaneda, quien tuviera a su cargo el Departamento de Inteligencia 144 del Ejército en San Rafael entre 1976 y 1977. Rizo Avellaneda fue condenado a prisión perpetua en anteriores juicios de lesa humanidad en San Rafael por privación ilegítima de la libertad, asociación ilícita y por ser coautor mediato de homicidios agravados. En este juicio se analiza, sin embargo, una nueva acusación: las torturas en perjuicio de Delfo Rodríguez.

El acusado buscó desligarse de la misma argumentando, primero, que sus tareas no incluían desarrollar inteligencia sobre militancia política: «Habíamos sido designados por una hipótesis de guerra con Chile», indicó. Luego aseguró que no era responsable del Departamento 144 en la época de los hechos porque estaba en Neuquén. 

«Este juicio en que soy imputado tiene la particularidad de tener su origen en la declaración de una sola persona, el señor Delfo Rodríguez, quien me menciona diciendo que en una detención yo lo habría interrogado en una comisaria amedrentándolo. Detención en la que no intervine ni conocí que hubiera existido entre 1976 y 1977. Dicha persona que denuncia me confunde con alguien que no fui yo», señaló.

“No hay ninguna injerencia de la sección de Inteligencia del Ejército en la lucha contra la subversión en San Rafael. Ni tampoco en este caso en el que soy denunciado equivocadamente», agregó Rizo Avellaneda. En su relato, sostuvo con insistencia que Delfo Rodríguez fue el único que lo señaló como autor de torturas, que lo confundió con otra persona y que el delito se le adjudicó mucho después de que el testigo ya hubiera declarado en juicios anteriores sin mencionarlo. Enumeró declaraciones de Rodríguez de 2010 y 2015 y otras de Antonio de la Barba y Carlos Arrigosi —compañeros de Rodríguez en Carbometal— en 2012 y en 2015 donde no lo mencionan. También se refirió a su legajo de carrera, donde constaría que él no estuvo en San Rafael en 1978.

Luis Rizo Avellaneda

«Mi desempeño real y efectivo como jefe de la sección de Inteligencia fue del 20 de enero de 1976 hasta el 5 de diciembre de 1977», remarcó varias veces. También hizo una inadmisible afirmación: «La sección de Inteligencia San Rafael en el sur mendocino no tuvo intervención alguna en ningún plan represivo, mi misión fue realizar tareas de inteligencia militar de seguridad exterior, conforme a las hipótesis de guerra con Chile». Rizo Avellaneda criticó al Ministerio Público por dar por acreditada su participación en los hechos que denunció Rodríguez solo porque éste lo dijera, sin pruebas. En su versión, no tuvo rol protagónico en la lucha contra la subversión, ni fue parte del aparato represivo. «Nadie puede decir que mi sección o yo hayamos estado compartiendo cualquier acción contrasubversiva ni dando información ni produciendo inteligencia», remarcó. 

También explicó que tuvo mala relación con el mayor Suárez y el general Maradona. Este último se ofuscó porque giró a la Justicia Federal de San Rafael el expediente por cinco detenidos del Partido Comunista en lugar de dar intervención a los militares. Según Rizo Avellaneda, las declaraciones de Hugo Trentini, Ruiz Sope y Oscar Pérez —también imputado en este juicio—, corroboran que no tuvo injerencia en la inteligencia dirigida a la militancia política. 

El exmilitar reclamó «falta de hermenéutica por parte del Ministerio Público y el juez de primera instancia» hacia los documentos que, según su criterio, probarían que el Departamento 144 no hizo «inteligencia contra la subversión».

Refutó a otros testigos

Rizo Avellaneda criticó la condena recibida en el juicio realizado en San Rafael en 2010. Según su versión, se lo condenó por torturas sin testigos, solo por la denuncia de Scanio y sin pruebas concluyentes. La victima había sido detenida junto a otras cuatro personas del Partido Comunista por la venta de bonos de recaudación de dinero, actividad que estaba prohibida durante la dictadura. El acusado reclamó que Scanio fue el único del grupo en denunciar que en Cuadro Nacional funcionaba un centro de tortura.

Tribunal

El exmilitar desmintió también a Héctor Ramón Ortiz Bellene, otro testigo que aseguró haberlo visto en la Bodega Garbín junto a Suárez. De acuerdo a Rizo Avellaneda, Suárez le había restringido el ingreso a esa área. “Después dice que me vio en el 78 en Cuadro Nacional, cuando yo en esa fecha estaba en Neuquén”, explicó en relación al testigo.  

«No fui yo»

«Se me ha confundido con otra persona, no fui yo. Delfo Rodríguez es la única persona que dijo que el que lo detuvo y amedrentó fui yo. Otra de las víctimas, Néstor de la Barba, no formuló acusación contra mí. De la Barba dice que el personal que lo detuvo lo trató de forma normal, Rodríguez dijo que los tres fueron interrogados por varias personas, entre ellas Rizo Avellaneda, con una pistola arriba de la mesa y con una cadena forrada con una manguera», siguió.

Según el declarante, las acusaciones en su contra están «en el terreno de la conjetura, donde no hay pruebas”. “No contradigo que hayan sido víctimas de una detención, pero me pregunto por qué Delfo Rodríguez, que declaró en otros juicios, no hizo la denuncia antes». 

Rizo Avellaneda llevaba casi tres horas de exposición cuando el tribunal decidió dar por finalizada la audiencia.  Continuará su declaración el 13 de abril a las 9:30.

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El Colectivo Juicios Mendoza se conformó en 2010 por iniciativa de los Organismos de Derechos Humanos para la cobertura del primer juicio por delitos de lesa humanidad de la Ciudad de Mendoza. Desde ese momento, se dedicó ininterrumpidamente al seguimiento, registro y difusión de los sucesivos procesos judiciales por crímenes cometidos durante el terrorismo de Estado.