AUDIENCIA 5 / PRIMEROS TESTIMONIOS

16-06-21 | Se inició la etapa de testimoniales con la declaración de María Esther Dauverné, quien ofreció detalles de hechos en los que estuvo involucrado el policía Norberto Mercado. Además, dijo haber conocido a Hugo Montenegro, cuya desaparición forzada es objeto de ese juicio. Por su parte, Mariano Tripiana evocó el secuestro de su padre y cerró su declaración denunciando a Heber Narváez, yerno del imputado Oscar Pérez. La próxima audiencia será el miércoles 30 de junio a las 9:30.

Ambos testimonios apuntaron hacia la complicidad del Poder Judicial en el entramado represivo desplegado por las fuerzas policiales y el Ejército. Al interrogar a Dauverné y Tripiana, el defensor Ariel Civit formuló preguntas que contenían datos inexactos. La maniobra fue advertida y frustrada por el fiscal Garciarena, quien advirtió el intento de confundir a las personas que testimoniaban.

Una maestra de Malargüe en calabozos de San Rafael

Dauverné contó al tribunal que en el momento de su detención vivía en Malargüe, en la mina Huemul, donde ejercía como maestra. Su marido, Hugo Adelmo Antonio Riera, se desempeñaba como jefe de personal de la Comisión Nacional de Energía Atómica.

“Vinimos a San Rafael porque estaba embarazada y vine a hacerme controles. El 12 de abril estaba en casa de mis padres cuando Labarta y Fierro llegaron a la casa a preguntar por mi marido. Yo salí a decirles que no se encontraba porque había ido a arreglar el auto. Me pidieron si podía acompañarlos para que el mayor Suárez me hiciera preguntas. Subí al auto con mi hijo, vinimos al edificio donde estoy ahora declarando que es el Correo de San Rafael. Salió Guevara y me dijo que iba a quedar detenida hasta que apareciera mi marido. Me llevaron a Infantería con mi hijo. Mi marido llegó a la media hora. Quedé detenida hasta el día viernes cuando me llevaron a la Departamental, donde estuve detenida, y después me llevaron a la cárcel de encausados hasta el 30 de abril”.

Declara Dauverné

La mujer contó que durante su detención pasó “momentos muy difíciles” en Infantería: “Era un rancho donde dormíamos, la comida nos la proveían los familiares, en mi caso mi hermano. Mi marido dormía en unas bolsas tiradas en el suelo. No había baño, yo estaba embarazada. Ahí estaban los jueces que nos veían y no hacían nada”.

Ante la consulta del fiscal, Dauverné precisó que fue liberada el 30 de abril desde la Municipalidad, aunque su cautiverio se desarrolló entre el Correo, la Infantería, la Departamental y la Cárcel de Encausados. Su esposo fue liberado el 28 de octubre de 1976. La fiscalía preguntó por los nombres de los policías y militares que se desempeñaban en estos centros de detención. La testigo apuntó especialmente a Mussere: “Era un policía que tenía un vozarrón muy grande y nos maltrataba”. También mencionó a Suárez, el jefe, quien apareció una noche con Aníbal Guevara: “Habían bebido, nos maltrataron, nos insultaron, le pegaron a Martínez Baca, que estaba detenido ahí”. Por último, refirió que Mercado fue a Infantería. Dauverné lo conocía porque era esposo de la hermana de su padrino de casamiento. La testigo le solicitó que hiciera averiguaciones, pero al día siguiente Mercado se excusó: “Se acercó a la piecita donde yo estaba a decirme que no podía hacer nada”.

En esa instancia, la testigo fue interrumpida por el defensor oficial, Leonardo Pérez Videla, quien reclamó que los hechos narrados ya estaban incluidos en juicios anteriores.

Respecto a quienes compartieron detención con ella, Dauverné mencionó a Rosario del Carmen Velázquez, madre de Félix Órdenes —el soldado cuya desaparición también se juzga en este proceso —, Yaya Kosarinsky y Epifanía Torres. En la Departamental estuvo junto a Marta García de Charqui y en la Cárcel de Encausados conoció a Josefina Gonzáles de Osorio. En cuanto a los hombres detenidos junto a su marido, recordó a Hugo Magallanes en Infantería. En el calabozo contiguo de la Departamental se hallaban Martínez Baca, Alfredo Porras, Roberto López y Calívar. “En otro calabozo estaban mi papá, Sergio Chaki, Rosales. Había muchos que no conocía y recuerdo vagamente, estaba lleno de detenidos”, explicó.

Luego relató que Mercado llevó a dos detenidos a Infantería. Los bajaron de una camioneta y “les dieron una paliza”. “Mientras les pegaban vino a hablar conmigo, a decirme que no podían hacer nada”. Le pidió a la testigo datos de Susana Sanz, pariente suya y vecina de enfrente.

Dauverné recordó: “Los jueces y fiscales nos veían llegando con ollitas y termos para nuestros familiares detenidos y nunca se preocuparon por ninguno de nosotros, son una pata responsable. No estuvimos en una comisaría, ni una bodega ni un subterráneo, estábamos en el Poder Judicial de San Rafael. Si uno no puede hacer nada cuando está en un cargo renuncia, hubieran tenido la hombría de renunciar”. Quiso dar detalle de los funcionarios judiciales que en esa época omitieron actuar: “Giambastiani, Gaudillo Fenoglio, el fiscal Bernaldo De Quirós, los fiscales Correa, Tindaro Fernández, Mauricio… El doctor Barrios renunció porque no estaba de acuerdo con lo que nos hacían. También estaban Francisco Navarro Hinojosa, que estaba en el Colegio de Abogados y que no se movió y eso que era abogado de mi papá”.

La testigo explicó que conocía a Magallanes y a Hugo Montenegro. “Montenegro era un artesano que trabajaba muy bien, en la casa de mi papá hay un cuadro de él. Recuerdo cuando lo detuvieron estaba muy golpeado y mi marido me mandó a pedir ropa porque estaba prácticamente desnudo”, refirió.

El defensor de Mercado, Ariel Civit, preguntó a la testigo detalles de los encuentros con su cliente. También quiso más información sobre la persona por la cual le había consultado Mercado. Dauverné respondió minuciosamente y el abogado sugirió que no lo había hecho en juicios previos, razón por la cual solicitó que se iniciara una compulsa por falso testimonio: “Teniendo en cuenta los notorios agregados de recuerdos que aparecen después de 44 años existe una notoria situación de falso testimonio (…) Existen agregados y referencias nunca vertidas con anterioridad dirigidas a agravar la situación de mi cliente”, postuló Civit. El fiscal aclaró que la declaración de Dauverné de 2015 era coincidente con lo expresado en esta jornada y el juez rechazó el pedido del defensor.

Sobre el destino de Francisco Tripiana

Mariano Tripiana relató detalles de la detención de su padre y de la investigación que realizó cuando fue mayor y tuvo la posibilidad de entrevistarse él mismo con personas que lo conocieron antes y durante su cautiverio. “Yo tenía ocho meses en ese momento, cuando me hice más grande y tuve una familia empecé a investigar porque quería saber quién era mi viejo. En la investigación que hice pudimos aportar en el 2010 a la primera causa de lesa en esta provincia. Para mí es muy importante estar ante este tribunal y estos espacios. Hemos tenido violencia institucional después de los juicios”, comenzó.

Mariano Tripiana

Explicó que su madre y su tío Ángel Tripiana buscaron a Francisco por diez días. Su madre fue muchas veces a Tribunales de San Rafael, “un lugar que era un centro de torturas único en el país”, donde se tenía que impartir justicia pero habían secuestrado personas. “En ese momento estaba a cargo el represor Guevara junto a Trentini, Mussere y otros personajes de inteligencia (…) Todo el trabajo de perseguir a nuestros viejos lo hizo la Policía, cuando vino el Ejército ya tenían todo armado, por eso hay grupos de inteligencia de la provincia”, siguió.

En Tribunales, cuando Mariano tuvo fiebre y convulsiones, su madre pidió a alguien del Ejército que el niño pudiera estar un rato con el padre, pero se lo negaron. Según algunos compañeros, Tripiana estuvo cautivo con Alfredo Porras, Aldo Fageti, Osorio, Berón, “con muchos que desaparecieron”, agregó el testigo. “A mi mamá le dijeron en el Poder Judicial que si no se dejaba de joder a ella también la iban a desaparecer (…) Por temor a dejarme solo se fue a su casa. Al día de hoy seguimos esperando que mi viejo llegara a casa”.

Tripiana contó que a su padre lo detuvieron “los militares y la Policía” y lo trasladaron a la Departamental. Algunos policías pertenecían a la banda de música. “Tribunales era el lugar de secuestros donde hacían simulacros de fusilamiento, a cargo de Guevara y los que pertenecían a la Policía de la provincia. También les hacían el submarino”, declaró.

Señaló que la familia Tripiana siempre estuvo en Jaime Prats. Un soldado que era oriundo del mismo lugar le acercó un cigarrillo a su papá y entregó “un papelito” a una de sus tías, “como que aún estaba con vida”. También lo vio un ordenanza que vivía en Pueblo Diamante, al que Francisco Tripiana le llevaba leche de vez en cuando porque tenía un hijo chiquito: “Me contó que él lo había visto a mi viejo ahí pero no podía hacer nada”, relató Mariano.

De acuerdo a la reconstrucción que Mariano y su madre pudieron hacer, Francisco estuvo en la Departamental una semana o diez días. “Supuestamente le dieron la libertad, pero falsificaron su firma en un libro de actas, eso lo constatamos con peritos”, agregó. Recordó algunos nombres de policías que intervinieron en la detención de su padre de acuerdo a su investigación: “Ruiz Soppe era uno, Suárez, Egea, Trentini”. Entre los que compartieron celda con su padre mencionó al “Flaco” López, “militante de otro partido”, y a Alfredo Porras.

Civit interpeló al testigo por mencionar a Oscar Pérez por primera vez, a diferencia de juicios anteriores, con la intención de marcar contradicción en la declaración del testigo. El fiscal lo detuvo: “En las actas de los otros juicios está lo de Pérez”. Luego de un breve e intenso intercambio en el cual el testigo le reprochó a Civit sus “chicanas”, la declaración siguió su curso.

Por su parte, Pérez Videla pidió aclaraciones sobre el contacto que Mariano tuvo con bomberos y soldados de forma personal en el marco de su investigación: “Con el ordenanza yo tuve contacto, con los vecinos también. Hoy están fallecidos. El ordenanza fue testigo en el juicio, el vecino que estaba enfrente de mi casa ya no estaba con vida cuando empezaron los juicios”, respondió.

La revelación de Tripiana

Antes de que terminara la audiencia, Tripiana pidió permiso al tribunal para denunciar públicamente un hecho que demuestra cómo las familias de personas desaparecidas siguen padeciendo violencia institucional: “Cuando terminan los juicios nosotros no nos vamos a casa y todo sigue normal. A nosotros nos siguen persiguiendo”.

Refirió que en 2017, después de que se condenara a Oscar Pérez, el yerno del acusado —que había asistido al juicio—, de apellido Narváez, detuvo a su esposa cuando circulaba en camioneta con el argumento de que no podía manejar porque no estaba autorizada. Requirió la documentación, dio vueltas alrededor del vehículo y solicitó que lo abriera. Tripiana estaba trabajando: “Cuando mi esposa me llama me dice ‘vení porque esto se está poniendo pesado’. Cuando llego Narváez me dice ‘ah, vos sos el de los Derechos Humanos’”.

El testigo explicó que comenzaron a discutir y Narváez lo amenazó: “Más vale andate porque si no te voy a chupar la camioneta”. Tripiana lo denunció por abuso de autoridad pero “todo quedó encajonado en tribunales de la provincia”. “Nosotros salimos absueltos porque no había infracción”, aclaró. “Este personaje tiene varias denuncias por abuso de autoridad. Yo siempre voy por la vía legal, hicimos la denuncia. Pero esta gente sigue trabajando y tiene a su gente metida en los organismos de Estado. Muchos siguen hostigándonos, como Edgar Martín Ferreyra, insultándome dentro de mi trabajo y yo teniendo que agachar la cabeza. Trentini también me insultaba”, concluyó.

La próxima audiencia será el miércoles 30 de junio a las 9:30.

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El Colectivo Juicios Mendoza se conformó en 2010 por iniciativa de los Organismos de Derechos Humanos para la cobertura del primer juicio por delitos de lesa humanidad de la Ciudad de Mendoza. Desde ese momento, se dedicó ininterrumpidamente al seguimiento, registro y difusión de los sucesivos procesos judiciales por crímenes cometidos durante el terrorismo de Estado.