25-08-2021 | Declararon Héctor Rosendo Chávez, Sergio Chaki y Mario Bracamonte. Estos dos últimos señalaron al excapellán del Ejército Franco Reverberi Boschi como uno de los partícipes de las sesiones de tortura a presos políticos en San Rafael. Chávez, en tanto, recordó el paso por el calabozo de Dardo Montenegro, alvearense cuya desaparición se juzga por primera vez en este juicio. La próxima audiencia será el miércoles 8 de septiembre a las 9:30.
Héctor Rosendo Chávez
Héctor Rosendo Chávez ha declarado en otros juicios de lesa humanidad en San Rafael. En esta ocasión, rememoró la detención llevada a cabo en su domicilio, en Alvear, cuando volvía de una audiencia en San Rafael.
Chávez se había vinculado como abogado con los sindicatos de Alvear, departamento en el que se estableció en 1965 al inicio de su actividad por la falta de profesionales del rubro en esa ciudad. Rápidamente tuvo varios representados en los gremios, entre ellos ATSA (Asociación de Trabajadores de la Sanidad Argentina) y la propia CGT. Desde ese rol defendió también a presos políticos cuando empezaron las persecuciones, incluso antes del golpe. En ese sentido, recordó la labor que realizaron junto a Alfredo Guevara.
Con un gran operativo desplegado en su cuadra, a Chávez lo esperaron policías, personas de civil y uniformados del Ejército. Era el 15 de marzo del 76, cerca de las dos de la tarde, y lo llevaron a la Comisaría 14. El testigo recordó la intervención de más de veinte uniformados, entre soldados y suboficiales, pero todavía mayor cantidad de gente de civil. “Mientras yo conversaba con uno de ellos había como diez personas adentro de mi casa golpeando paredes, techos. Buscaban un rifle que yo le había prestado a otra persona. Estuve en un calabozo, no me acuerdo cuánto tiempo. Me vendaron la cabeza y me llevaron a San Rafael. Estuve en lo que antes se llamaba sección Canes. De allí nos cargaron en una camioneta, tirados en el piso, y nos taparon con unas bolsas. Iba un soldado con un arma».
Chávez fue trasladado con otros presos al Departamento de Informaciones (D2), donde compartió celda con Carlos Alberto Pont. De Mendoza lo trasladaron a La Plata y luego a Rawson. Recuperó la libertad el 28 de diciembre de 1982 en Alvear, aunque ya estaba con prisión domiciliaria desde fines de marzo.
Sobre Dardo Montenegro
Recordó a Dardo Montenegro como «un pobre muchacho, un artista, bohemio”. Lo conoció en Alvear porque era parte de la Juventud Peronista (JP). “Como no tenía donde vivir se instaló en el local de la JP. Su familia había sido de Alvear, se había ido a Buenos Aires y él se volvió solo. Había hecho un retrato de Vandor en el sindicato de San Rafael que parecía que hablaba, era un artista».
Montenegro, relató Chávez, hacía las pancartas partidarias. «Su único mueble era un colchón de gomaespuma y un bolso. Entre mi casa y el estudio había un espacio rústico donde vivía el ‘Tano’ Bello, que también estuvo preso. El Tano lo llevaba a su casa para que se bañara y comiera, esa era mi relación con el ‘Negro’ Montenegro».
«Reverberi estuvo en mi interrogatorio, armado»
Sergio Chaki recordó su paso por la cárcel clandestina montada en Tribunales, donde pasó días con «Riera, Magallanes, Flores, Dauverné, Martínez Baca, López, y otros a los que les daban la libertad ficticia, pasaban una noche y desaparecían». «El cura Reverberi que está en Italia estuvo en mi interrogatorio, armado», recordó.
Sobre su detención, señaló que la llevaron a cabo dos policías o militares armados que lo trasladaron de la Fiscalía Correccional hacia los Tribunales de San Rafael. «Allí estuve cuatro meses, desde marzo hasta el 4 de agosto, que me dieron la libertad por un papelito que dice que desaparecieron las causas de mi detención firmado por Suárez».
En la departamental, agregó, lo custodiaban policías, militares «y a veces un bombero, pero básicamente personal policial y militar».
«El peronismo nos enseñó el trabajo social en el barrio»
Mario Bracamonte también aportó su testimonio en juicios de lesa humanidad celebrados anteriormente en San Rafael, por lo que en esta oportunidad solo fue interrogado respecto de su detención, ocurrida el 14 de abril del 76.
Bracamonte trabajaba en la Municipalidad de San Rafael, pero estaba de licencia para ir a cosechar, tarea que desempeñaba en Goudge. «Ese día cuando volví a mi casa mi madre me avisa que habían detenido a mi compañera hasta que me presentara. Fui a la Municipalidad y me hizo detener Stuhldreher [se refiere al excapitán del Ejército Luis Alberto Stuhldreher, intendente de facto de San Rafael]. La mayor paliza me la dieron en el baño de la Municipalidad. De ahí me trasladaron a Infantería, de allí a Tribunales».
En Tribunales compartió celda con Chaki, Barahona, Quinteros, Riera, Magallanes, Chacón, Porras y el “flaco” López, entre otros: “Éramos 14 en el calabozo», recordó. Allí permaneció detenido cinco meses. Bracamonte refirió que todas las noches bajaban hasta las celdas Luis Faustino Suárez, el teniente Aníbal Guevara, el oficial José Mussere y el capellán Franco Reverberi.
Al igual que el testigo precedente, mencionó la participación directa de este último: «Una noche me sacan a Bomberos, me torturan, me golpean, me vuelven otra vez a los calabozos. Como a las dos de la tarde cayó el mayor Suárez y venía el capellán, Franco Reverberi, vestido de militar con el arma en la cintura. Nos tuvieron hasta las seis dándonos golpes, nos tiraban un balde de agua y nos teníamos que secar con el cuerpo. Los parientes se enteraron, acudieron al obispado y el obispo les dijo que no podían hacer nada. Conocí la picana”.
Al otro día fue trasladado en un avión Hércules a La Plata, esposado con sogas y alambres. Allí lo siguieron torturando con diferentes métodos: «Incluso el submarino, por lo que quedé sordo».
También se refirió a Montenegro: «Una noche vinieron con este muchacho Montenegro, cortadas las piernas con alambre, estaba todo hinchado. Estuvo veinte días con nosotros. Era como cuando uno pone un bofe al sol, así estaba ese muchacho. Un doctor lo revisó y Suarez preguntó: ‘¿Cómo está, doctor?’. ‘Aguanta un poco más’, fue la respuesta».
Sobre el final, Bracamonte hizo una breve reseña de su pertenencia política: «Éramos peronistas y siempre dije, tengo a mi generala Eva Perón, que nos enseñó a hacer trabajos sociales. La plaza de Rama Caída la hice con mi señora ad honorem, en esa época yo trabajaba en Giol. Es lo que nos enseñó el peronismo. Peleamos por llevar el agua y la luz al barrio”, explicó.
La próxima audiencia será el miércoles 8 de septiembre a las 9:30