AUDIENCIA 5 / UNA “ARENGA” PREVIA AL GOLPE MILITAR

10-05-2023 | Se oyeron dos declaraciones por reproducción. Gabriel Isaac Juri realizó el servicio militar en Campo Los Andes y junto a otros soldados fue trasladado a San Rafael en las vísperas del golpe de Estado. Entre marzo y diciembre de 1976 realizó tareas en la Municipalidad y la bodega Garbín. Mario Bracamonte, víctima de este juicio, relató las circunstancias de su detención, en abril de 1976. La próxima audiencia será el viernes 19 de mayo a las 9:30.

Antes de oír las declaraciones previstas para la fecha, el juez Héctor Cortés se refirió a las “generales de la ley” en los casos de las reproducciones de testimonios. Es decir, al momento en el cual se consulta a las personas citadas si conocen a los imputados. Dado que Mario Ocampo estuvo acusado en el décimo primer juicio, de donde provienen casi todos los testimonios aquí reproducidos, la secretaria del tribunal informó que ese momento se garantizará en la mayoría de los casos. No así respecto a Epifanía Torres, incluida en la lista de testimoniales ofrecidas, quien declaró en el quinto juicio de San Rafael, proceso que no investigó a Ocampo. Si bien la fiscalía explicó que la acordada 1/12 de la Corte Suprema y su continuación exceptúan este requisito para la incorporación de declaraciones previas, la defensa oficial solicitó que el tribunal hiciera lo posible por gestionar un encuentro con la la testigo para proceder a las preguntas correspondientes.

El testimonio de un conscripto de Campo Los Andes

Gabriel Isaac Juri declaró en el décimo primer juicio, el 3 de noviembre de 2021. Su testimonio se incorporó por reproducción audiovisual, como los anteriores del presente debate. Oriundo de San Rafael, fue convocado por la fiscalía porque realizó el servicio militar obligatorio en Campo Los Andes, unidad donde se desempeñó el acusado Mario Ocampo.

Juri se incorporó a la Compañía de Ingenieros de Montaña 8 en el verano de 1976. Llegó a Campo Los Andes previo paso por Mendoza. Entre el 15 y el 20 de marzo de ese año, en caravana, suboficiales y soldados fueron trasladados a los cuarteles de Cuadro Nacional. La madrugada del 24 de marzo, día del golpe de Estado, los despertaron, les dieron “una charla” en forma de “arenga” y los llevaron a la Municipalidad, donde funcionaba el comando. “Nos dijeron que si había algún fogonazo lo repeliéramos”. La palabra “fogonazo” le llamó la atención porque desde su incorporación al servicio hasta su llegada a Cuadro Nacional habían transcurrido varios días sin saber lo que pasaba afuera ya que no tenían acceso a los medios de comunicación.

Gabriel Isaac Juri

En la Municipalidad, los conscriptos durmieron en la sala de reuniones del Concejo Deliberante. Eran cerca de veinte. Su tarea consistía en hacer guardia en las puertas de ingreso al edificio, en el portón lateral de calle Belgrano. Otros fueron asignados como asistentes de oficiales. Además de personal militar de la Compañía de Ingenieros, explicó, había miembros de la Policía. A pedido de la fiscalía, enumeró a sus superiores: mayor Suárez, capitán Stuhldreher, teniente primero Ocampo, teniente Guevara, teniente Ochoa y teniente Báez. Los suboficiales eran el cabo primero Piño, el sargento ayudante Osorio, el sargento ayudante Cárdenas, el sargento Gutiérrez, el voluntario Coronel, el sargento Schulz, el sargento ayudante o principal Alonso, el sargento provincial Busquet y el sargento Vergara.

El testigo contó que en una oportunidad participó del allanamiento a una vivienda en el centro de la ciudad de San Rafael, por calle Corrientes. Agregó que a algunos conscriptos de Campo Los Andes de la clase 54, anterior a la suya, les tocó ir a Tucumán. 

En julio o agosto Juri fue trasladado a la bodega Garbín. A fin de año regresó a Campo Los Andes y en diciembre del 76 o enero del 77 fue dado de baja. En Garbín también había personal policial, sobre todo en las mañanas. Mencionó a un policía con una máquina de escribir que “hacía actas”. Allí Juri realizaba tareas de fajina, ayudando en ocasiones en la cocina.

Recordó que en ese lugar vio a Elizabeth Bombini, hermana de su novia de entonces, quien fue llevada allí junto a otro muchacho cuyo nombre no pudo precisar. Ambas personas estuvieron detenidas por unas horas. En ese lapso, un militar —primero lo identificó como el teniente Ochoa pero luego sugirió que también podría haber sido Ocampo— le pidió a Juri que persuadiera a Bombini de hablar “si sabía algo”: “Me pusieron en un ingrato lugar”, sostuvo. La mujer tenía actividad en el peronismo. “Ella trabajaba ayudando a gente en corte y confección, había centros de atención que tenían en la organización del partido donde hacían trabajos sociales”. Explicó que nunca habló del tema con su cuñada, tampoco con su esposa.

A Mario Ocampo lo ubicó principalmente en Garbín, aunque aseguró que seguro estuvo también en Campo Los Andes. “En Campo de los Andes el tiempo que estuvimos fue corto, era el principio de la conscripción y la vida era bastante dura. El salto de rana era lo más tranquilo y había que adaptarse a un lugar de encierro (…) Estábamos más con los compañeros, con la gente que uno tenía al lado. En las raneadas, donde nos pegaban un baile (…) ahí estaban el teniente Guevara y Ochoa”. Precisó que los “bailes” eran un tipo de entrenamiento muy exigente por el que algunos terminaban en la enfermería.

El defensor oficial del décimo primer juicio, Ramiro Dillon, le preguntó al testigo dónde ubicaba a Aníbal Guevara, uno de los acusados de ese proceso penal: “A Guevara lo ubico en Campo de los Andes y en el Cuadro Nacional. Un par de veces lo puedo haber visto entrar en el comando en Garbín, pero en esa casa recuerdo el teniente Báez, Ocampo, Piño, Osorio, Cardenas, Schulz”, reiteró. “En Campo de los Andes éramos unos 200 o 250 conscriptos. Estaba a cargo nuestro cualquier cabo recibido que pasaba por al lado y te deba una orden (…) Lo vi al mayor Suárez. No quiere decir que un soldado lo viera todos los días, porque a los conscriptos nos levantaban nos daban una taza de mate cocido un bollo de pan y nos llevaban al campo a hacer ejercicio, y estábamos a cargo de suboficiales que por ahí rotaban”.

Mario Bracamonte

El segundo testimonio de la jornada fue el de Mario Héctor Bracamonte, militante de la Juventud Peronista detenido en abril de 1976 cuyo caso se investiga en este juicio. La declaración corresponde al anterior debate de San Rafael y tuvo lugar el 25 de agosto de 2021. El testimonio de su esposa, Epifanía Torres, se reproducirá la próxima audiencia.

Mario Bracamonte

Al momento de los hechos, Bracamonte trabajaba en la Municipalidad de San Rafael pero se encontraba de licencia para trabajar en la cosecha, tarea que desempeñaba en Goudge. Ese día, cuando volvió a su casa, su madre le avisó que habían realizado un allanamiento y  que habían detenido a su esposa. Debía presentarse en la Municipalidad. “Me presenté (…) y me hizo detener el intendente”, en referencia al mayor Stuhldreher, intendente de facto de San Rafael. “La mayor paliza me la dieron en el baño de la Municipalidad”, agregó.

De este edificio lo trasladaron a Infantería –recordó a Ponce y Chacón como compañeros de cautiverio en este Centro Clandestino de Detención–. “Los policías que estaban ahí nos conocían de toda la vida”, sostuvo. Había también personal militar.

Lo condujeron luego a Tribunales. Allí compartió celda con Chaki, Barahona, Quinteros, Riera, Magallanes, Chacón, Porras y el “flaco” López, entre otros: “Éramos 14 en el calabozo”, recordó. Allí permaneció detenido cinco meses. Bracamonte refirió que todas las noches bajaban hasta las celdas Luis Faustino Suárez, el teniente Aníbal Guevara, el oficial José Mussere y el capellán Franco Reverberi.

Relató un episodio que tuvo lugar en septiembre: “Una noche me sacan a Bomberos, ahí me torturan, me golpean (…) me vuelven otra vez a los calabozos (…) Como a las dos de la tarde cayó el mayor Suárez y venía el capellán, Franco Reverberi, vestido de militar con el arma en la cintura. Nos tuvieron hasta las seis dándonos golpes, nos tiraban un balde de agua y teníamos que secar el piso con el cuerpo”. Las familias de los detenidos se enteraron y acudieron al obispado, pero el obispo les dijo que no podía hacer nada. “Conocí la picana”, aseguró.

Luego de este evento, el 26 de septiembre fue trasladado a Mendoza y luego en un avión Hércules a La Plata, esposado con sogas y alambres. Allí lo siguieron torturando con diferentes métodos: “Incluso el submarino, por lo que quedé sordo”. Permaneció en la Unidad Penitenciaria 9 de La Plata hasta el día 4 de marzo de 1977, cuando hizo uso de la opción de salir del país.

Sobre el final, Bracamonte hizo una breve reseña de su pertenencia política: “Éramos peronistas y siempre dije, tengo a mi generala Eva Perón, que nos enseñó a hacer trabajos sociales. La plaza de Rama Caída la hice con mi señora ad honorem, en esa época yo trabajaba en Giol. Es lo que nos enseñó el peronismo. Peleamos por llevar el agua y la luz al barrio”, explicó.

Las próximas audiencias serán el viernes 19 de mayo a las 9:30 y el miércoles 31 a las 12:00.

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

El Colectivo Juicios Mendoza se conformó en 2010 por iniciativa de los Organismos de Derechos Humanos para la cobertura del primer juicio por delitos de lesa humanidad de la Ciudad de Mendoza. Desde ese momento, se dedicó ininterrumpidamente al seguimiento, registro y difusión de los sucesivos procesos judiciales por crímenes cometidos durante el terrorismo de Estado.