AUDIENCIA 7 / LA DECISIVA INVESTIGACIÓN DE H.I.J.O.S. MENDOZA

04-06-21 | Declararon tres integrantes de la agrupación H.I.J.O.S. de nuestra provincia que en 2012 aportaron información valiosa ante la justicia por la posible apropiación de Miriam. Celeste Seydell y las hermanas Belén y Paula Baigorria relataron la investigación que realizó la Comisión Hermanos de esta organización y que cristalizó en una presentación judicial. La próxima audiencia será el 18 de junio a las 9:30.

La fiscalía citó a tres familiares de víctimas del terrorismo de Estado y militantes de Hijas e Hijos por la Identidad y la Justicia, contra el Olvido y el Silencio (H.I.J.O.S.) que intervinieron en la búsqueda de Miriam y otras personas apropiadas de Mendoza. Los relatos coincidieron en cuanto a la prueba ofrecida ante el Ministerio Público Fiscal como parte del proceso que desembocó en la restitución de la identidad de la hija de María del Carmen Moyano y Carlos Poblete en 2017.

Celeste Seydell: las pruebas testimoniales

Celeste Seydell relató que la agrupación H.I.J.O.S. nació en 1995 con distintas comisiones de trabajo. En 1998 se creó la Comisión Hermanos, abocada a la búsqueda de “sus hermanos y hermanas” mediante dos modalidades: la presentación espontánea de jóvenes que dudaran sobre su identidad y la recepción de información de personas con sospechas sobre algún caso cercano o conocido. Para ello coordinaron con Abuelas de Plaza de Mayo en el marco de la Red Nacional por el Derecho a la Identidad.

Celeste Seydell

En octubre de 2012 ella y Belén Baigorria se reunieron con Mariana Herrera Rubia. La mujer se había acercado a la comisión de forma telefónica por intermedio de una exmilitante de la agrupación porque tenía un dato relevante sobre la familia Fernández. En esa primera cita Mariana se presentó como Mariana Herrera, pero comentó que su “progenitor” era Lanza, un policía de la Comisaría Séptima: “Nunca nos había pasado eso”, aclaró la testigo. El dato que tenía para aportar provenía de su amiga Liliana, concuñada de Norberto Fernández —hermano de Osvaldo, el principal imputado de la causa—. La frase que Mariana oyó de boca de Liliana era elocuente: “En la familia Fernández hay hijos que no son hijos”.

La organización le propuso ir a la fiscalía y declarar eso mismo en la justicia y la mujer accedió. Celeste la acompañó. En esa ocasión, además, Mariana pidió cambiarse el apellido y refirió algunas situaciones de violencia vividas con su progenitor. También relató que se cruzó en varias ocasiones con Norberto Fernández, quien le decía “así que vos sos hija de Lanza”. Los hermanos Fernández conocían a Lanza por la escuela de instrucción policial.

La otra fuente importante para dar con Miriam fue Cintia Troncoso, quien se había comunicado por correo electrónico con la comisión porque sospechaba de una apropiación dentro de la familia Fernández. El nexo entre ella e H.I.J.O.S. fue Tobías Crespo, cercano a la agrupación. El testimonio de Cintia fue fundamental: su esposo Rodrigo era hermano del exmarido de Stella Fernández, hija de la pareja imputada.

Entre septiembre y octubre del mismo año se reunieron con ella. En ese momento Mendoza transitaba el tercer juicio por delitos de lesa humanidad y Osvaldo Fernández estaba detenido de forma preventiva. Sin embargo, su familia sostenía la versión de que se encontraba trabajando en San Luis. La situación era “incómoda” para la familia. Según Rodrigo —pareja de Cintia—, debido a la investigación judicial sobre Fernández podían investigar de dónde provenía Miriam. Iris Luffi le había dicho a su hija Stella que Miriam no era hija biológica y que posiblemente era hija de personas desaparecidas. Esto Stella se lo contó a su esposo y el hombre —Celeste no recordaba el nombre— lo comentó a su vez con su hermano Rodrigo. De esta manera se había enterado Cintia. Luffi también habría referido que una noche Osvaldo Fernández apareció con la bebé. El temor se debía al contexto del juicio, resumió la testigo. Por lo tanto, como consultó posteriormente la abogada querellante, Iris Luffi, Stella Fernández y su marido conocían la situación de apropiación que se investiga.

Aunque el grupo asistía a las audiencias del juicio y Miriam estaba presente, prefirieron no establecer un contacto con ella como sí habían hecho en otros casos. Tuvieron “un cuidado enorme” porque no era “una situación común”: el apropiador estaba siendo juzgado y la víctima acompañaba a su familia de crianza. Para obtener más datos armaron un perfil de Facebook que les permitió constatar el cumpleaños de Miriam y comparar sus fotos. Entonces empezaron a atar cabos. Además, explicó que conocían la historia de María del Carmen Moyano y Carlos Poblete y las posibles fechas de parto de la primera.

“No podíamos seguir solas y presentamos la denuncia”, sostuvo. La testigo aclaró que Cintia Troncoso, que conocía bien a la familia Fernández, sospechaba de otra de las hijas del imputado: una de las mellizas, porque no eran parecidas entre sí. Todo esto lo declaró la mujer ante la fiscalía.

“Desde el 98 en adelante recibimos muchas presentaciones espontáneas. Nuestro trabajo es ese. Hemos acompañado análisis en el Banco Nacional de Datos Genéticos, hemos trabajado con CONADI [Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad] y Abuelas. Nos hemos formado en cuanto a identidad, al trabajo que esto lleva, la búsqueda”, explicó Seydell. También agregó que dentro de la agrupación H.I.J.O.S. hay psicólogos y psicólogas que se especializaron en el tema, de quienes aprendió sobre el “vínculo perverso entre apropiandor y apropiada”. Al respecto, expresó su deseo de que el tribunal convocara a profesionales en la materia. “(…) Hay una realidad biológica que se le ocultó. Sabemos que buscar la verdad es fuerte, seguramente ha sido para ella muy duro. Su nacimiento en las peores condiciones en un centro clandestino de detención, en la ESMA. La verdad no podía salir con color de rosas”, concluyó.

Belén Baigorria: “Si hay verdad hay libertad”

Belén Baigorria se presentó como sobrina de Alberto Bernal, Juan Bernal y Raquel Herrera. “La pareja de Juan y Raquel fue fusilada en la época de la dictadura y mi tío Alberto está desaparecido”, explicó. La testigo empezó a militar activamente en la agrupación H.I.J.O.S. en 2010. Se integró luego a la Comisión Hermanos.

Al igual que el testimonio precedente, Baigorria refirió la forma de trabajo de la comisión, con presentación espontánea de posibles víctimas y aportes de la sociedad en general, a los cuales denominaban informalmente “denuncias”. Es decir, personas que tenían dudas sobre la identidad de alguien más. Una de las políticas de Hermanos fue convertir esas “denuncias” en presentaciones espontáneas, generando contacto para promover que se realizaran los análisis sus protagonistas: “En algunos casos pudimos, pero teníamos un techo. Necesitábamos otras herramientas legales”. La mayor dificultad, agregó, era con familias de miembros “de las Fuerzas Armadas o genocidas”.

Declara en sala Belén Baigorria

El caso de Miriam, según la testigo, tuvo varias líneas de trabajo. Cintia Troncoso fue el primer aporte. Cuando se reunieron con ella, explicó, ya tenían gran parte de la información por los intercambios electrónicos previos. Les comentó los vínculos con la familia Fernández a través de su pareja, Rodrigo Sánchez, cuyo hermano Fernando estaba casado, a su vez, con Stella Fernández. Troncoso conocía a los hijos del matrimonio imputado por reuniones familiares. Además, la tía de Cintia tenía propiedades en la zona y les alquilaba la casa a Miriam y al propio Osvaldo Fernández. No obstante, en un primer momento Cintia dudó de Stella porque no la veía parecida a su melliza Marcela.

Baigorria repitió las palabras de Iris Luffi sobre el origen de Miriam, “no es hija biológica, es hija de desaparecidos”, y destacó que le pidieron a Troncoso la mayor precisión porque sabían que la información que escuchaban tenía peso. “El comentario surge en el contexto de una mentira sobre el destino de Fernández durante el tercer juicio: no estaba trabajando en San Luis, sino detenido”, agregó Baigorria. Cintia contó que Iris Luffi se acercó a su tío, que tenía un negocio en el mismo barrio, y le pidió que negara conocer a su esposo si alguien preguntaba por él.

La comisión mantenía vínculo directo con Abuelas y el Banco Nacional de Datos Genéticos y había llenado un formulario con información sobre las embarazadas desaparecidas de la provincia: “Cotejábamos los listados. Había mucha coincidencia”.

La otra línea fue Mariana Herrera Rubia, que se acercó a Hermanos para aportar un dato sobre el caso, pero también con inquietud e incomodidad acerca de su propia situación personal. Su progenitor, al que señaló como genocida, era Héctor Lanza. Mariana se había contactado con el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH) y el abogado Alfredo Guevara y, entre la información que recabó sobre Lanza, constató la relación de este con Osvaldo Fernández y su hermano Norberto. El vínculo era fundamentalmente con Norberto porque habían sido compañeros de la Escuela de Policía. Mariana se lo había cruzado en algunas reuniones.

Además, era amiga de Liliana Giuliani, casada con otro policía —que trabajaba de civil— llamado Jorge Giarratana. Giarratana era cuñado de Norberto Fernández. Fue Liliana quien comentó frente a ella “en la familia Fernández hay hijos que no son hijos”. La frase podía aplicarse tanto a Norberto como a Osvaldo.

Por otro lado, como parte de la reconstrucción de las historias de las detenidas embarazadas la comisión se reunió con Beatriz García para conversar sobre María del Carmen Moyano y se enteraron de que el MEDH estaba investigando la misma situación. También tuvieron algunas revelaciones a raíz del trabajo realizado: “Iniciamos con 5 [casos] y nos dimos cuenta de que eran 6 y podían ser más. Había cierta circulación de las embarazadas, entonces quisimos ampliar y hablar de Cuyo”. Baigorria explicó que la fecha de nacimiento de Miriam coincidía además con la estimación del parto de Adriana Bonoldi, de modo que no tenían certezas.

Belén Baigorria en la puerta de Tribunales Federales

Baigorria solicitó mayor celeridad y contundencia en la búsqueda: “La apropiación fue un robo, no fueron adopciones ilegales. Sabíamos que los genocidas se quedaban con los bebés. Necesitamos herramientas legales y que se investigue la identidad de los hijos y las hijas de los genocidas condenados nacidos entre el 76 y el 83 porque ellos mueren con esas verdades”. También compartió la experiencia de la organización y relató que las personas que se contactaban con sospechas lo hacían “en silencio y en soledad”, temiendo que sus familias dejaran de hablarles o de quererlas. Estos “hijos de la duda”, esperaban los fallecimientos de sus padres y madres para encarar ese proceso, “privándose de su derecho, por el vínculo perverso que se genera”.

Por último, explicó que Hermanos asumió que su labor tenía “techo” y decidieron hacer la presentación ante la fiscalía. El acercamiento a Miriam, por la relación que tenía ella con su familia, era complejo y quisieron proceder de la forma “más correcta y respetuosa”. “Siempre nos movió el amor y la búsqueda de la verdad. Si hay verdad hay libertad. Si hay verdad no puede haber manipulación y mentira (…) Miriam es hija de la verdad, lo porta en su sangre”, finalizó.

A pedido del defensor oficial, Baigorria aclaró que se reunieron con Troncoso en dos ocasiones antes de la presentación judicial, que fue en noviembre. No obstante, el contacto se mantuvo porque continuaron agregando información al expediente durante 2013. Además, cuando Cintia tuvo que concurrir a declarar la acompañaron desde la comisión.

Paula Baigorria: “Siempre nos movilizó el amor y el compromiso”

La última en prestar testimonio fue Paula Baigorria, hermana de la testigo anterior. En 2012, ella también acompañó la presentación de la denuncia ante la fiscalía por el caso de Miriam. Luego de repasar el funcionamiento de la Comisión Hermanos dentro de la organización, relató que por dos fuentes distintas les llegaron comentarios de que Miriam podía ser hija de personas desaparecidas: Cintia Troncoso y Mariana Herrera Rubia.

Paula explicó que Cintia, al menos en ese entonces, estaba en pareja con un hombre cuyo hermano —y padrino de su hijo— estaba casado con Stella Fernández, hija de Osvaldo Armando Fernández e Iris Luffi. Se conocían por relaciones familiares pero, además, una tía de Cintia era la propietaria de las viviendas que alquilaban Miriam, por un lado, y la familia Fernández por otro.

También en sala, la testigo Paula Baigorria

Por todas estas conexiones, Cintia pidió en ese momento que no se supiera que ella había hablado del tema. “No quería quedar expuesta”, comentó la testigo y resaltó la valentía de la mujer que, aun sabiendo las consecuencias que le podía traer, eligió aportar información a la Comisión Hermanos. Incluso le pidieron más datos, como la fecha de nacimiento de Miriam, y ella les fue consiguiendo lo solicitado. También les contó que, por aquellos años, Iris Luffi se acercó al negocio de la familia de Cintia y les pidió que, si alguien preguntaba por Armando Fernández, dijeran que no lo conocían.

La comisión trabajaba sobre la base de una grilla con referencias de mujeres secuestradas embarazadas y cuando cotejaron lo que tenían acerca de Miriam con el cuadro de María del Carmen Moyano y Carlos Poblete, se emocionaron: “Es igual”, se dijeron. Sin embargo, no podían asegurar nada: “Nos parecía una locura que ella estuviera acá. Suponíamos que esas personas habían quedado en la provincia donde habían nacido. Nos llamaba mucho la atención el parecido pero tratábamos de no pensar que ella era hija de la pareja”.

El otro dato provino de Mariana Herrera Rubia. Y dijo la misma frase que las testigos anteriores: “En la familia Fernández hay hijos que no son hijos”. Eso lo sabía por una amiga —Liliana— que tenía relación con Norberto Fernández, el hermano del imputado. Mariana se había acercado porque también quería conocer y aportar información sobre su progenitor, un policía de apellido Lanza que seguramente había tenido participación en la dictadura. Estaba con los trámites para cambiarse el apellido y las militantes de H.I.J.O.S. la acompañaron.

Paula Baigorria

Con esta anécdota accesoria, Paula Baigorria destacó el compromiso de la Comisión Hermanos:  “Trabajamos porque estamos comprometidas con la temática. Porque, contrariamente a lo que se cree, los derechos humanos no son un curro. Quienes integramos los organismos hacemos esto por convicción y por amor. Tenemos mucho amor a Miriam y a todos los hermanos que faltan”.

Cuando recibían denuncias, trataban de hablar con las personas de cuya identidad se dudaba para motivarlas a hacerse voluntariamente el análisis de sangre. Pero con el caso de Miriam, “debatimos mucho qué hacer. Conocíamos a Miriam, la veíamos en los juicios. No podíamos ir nosotras a decirle”. Y entendieron que ese era su límite, que no tenían las herramientas para abordarla y convencerla de que se analizara. Por eso presentaron la denuncia ante la fiscalía, casualmente, el 22 de octubre del 2012, Día Nacional de la Identidad.

La tarea de la Comisión Hermanos “es muy dura”, añadió la testigo, porque la mayoría de los análisis de sangre que acompañan son negativos. “Era una tarea bastante frustrante, no encontrábamos a nuestros hermanos y decaíamos cuando uno tenía muchas posibilidades y no era. Pero la única lucha que se pierde es la que se abandona y no la abandonamos”. En diciembre de 2017 salió a la luz que Miriam era hija de “Pichona” Moyano y Carlos Poblete.

Entre la denuncia y la recuperación de identidad pasaron 5 años. Durante todo ese tiempo siguieron recolectando información y presenciando los juicios. Paula recordó que en un debate declaró Arnaldo Villegas, hermano del desaparecido Edesio. En los 70 era amigo de Armando Fernández y un día lo invitó a comer. Después de un descuido, lo encontró revisando la casa y le pidió que se fuera. Posteriormente le preguntó a Fernández datos sobre su hermano desaparecido, pero él se los negó. Sin embargo, “hay testigos que vieron a Edesio en el D2, agonizando por las torturas”, aportó Paula. Y reflexionó sobre el caso con una analogía sobre el imputado: “Le ocultaba una información muy valiosa a alguien que él consideraba su amigo, tenía su aprecio. Tenía la información y no se la dio”.

La testigo apeló a la responsabilidad de Fernández, quien era oficial inspector del D2, especializado en inteligencia. “Dudo de que él no haya conocido quiénes eran el padre y la madre de Miriam. Lo sabía y aun así decidió quedarse con la bebé. Y en el remoto caso de que no supiera, tenía todas las herramientas a su alcance para investigar quién era la familia de esa niña y entregársela. Él decidió no hacerlo, porque las niñas y niños apropiados eran un botín de guerra. Decidió ocultarle su identidad y no decirle de quién era hija”. Destacó la participación del principal imputado en el plan sistemático de robo de bebés y desaparición de personas.

Paula Baigorria aprovechó para pedir el análisis de los hijos e hijas de Armando Osvaldo Fernández y de su hermano Norberto: “Las hijas e hijos de nuestros compañeros y compañeras deben ser buscados en las familias de los militares porque eran ellos quienes se los quedaban”. Remarcó que, de esa forma, se agilizaría la búsqueda que hasta ahora solo ha resultado en la restitución de la identidad de 130 personas apropiadas durante la dictadura: “Los datos son desalentadores”, aseguró, porque se estima que son más de 500.

La importancia de impulsar la búsqueda es, por un lado, porque las personas apropiadas son grandes y “están viviendo muchos años en una mentira”. Y, por otro lado, con el tiempo se van muriendo integrantes de las familias que las buscan, como el caso del abuelo de Miriam.

“Hagan el ejercicio con algún familiar de ustedes —interpeló a las partes del juicio— para ver si así pueden llegar a dimensionar la gravedad del asunto”. Y citó a la madre de Lidia Cristina De Marinis, Isabel Figueroa: “Quien no ha bebido de esta agua no sabe cómo sabe”. La testigo aprovechó para traer a la memoria al abuelo de Miriam, quien la buscó incansablemente.

Reveló que, por todo esto, recibieron algunas agresiones, pero “hemos decidido no responder ante amenazas o comentarios malintencionados”, manifestó Paula. Y declaró que una de las mellizas Fernández les respondía con sarcasmo las publicaciones en redes sociales con comentarios como “no se preocupen que fue criada con amor”. Eso “era lo menos que podían hacer”, expresó tajante la testigo.

Cuando veían a Miriam en Tribunales, sabían que era ella: “Siempre la quisimos y la querremos. Siempre nos movilizó el amor y el compromiso por Pichona, por Carlos, por ella y por todos nuestros hermanos y hermanas apropiadas que todavía no sabemos dónde están. Siempre van a tener un lugar en nuestro corazón y cuando ella decida y ella quiera, la vamos a estar esperando”, le dijo a Miriam a través de su testimonio ante el tribunal.

Hacia el final de su declaración, la testigo contó que con Miriam coincidían en el colectivo. Una vez el vehículo frenó de golpe y ella se cayó sobre Paula. “Sin querer me tocó la mano”, recordó amorosamente. Y, a pesar de su escepticismo, aseguró que sintió una especie de energía. “Con cuántos hijos nos habremos cruzado y no sabemos que son los hijos. Digo esto porque existen, se los robaron y están conviviendo entre nosotros. Es muy importante que los encontremos”, concluyó.

La próxima audiencia será el 18 de junio a las 9:30. 

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El Colectivo Juicios Mendoza se conformó en 2010 por iniciativa de los Organismos de Derechos Humanos para la cobertura del primer juicio por delitos de lesa humanidad de la Ciudad de Mendoza. Desde ese momento, se dedicó ininterrumpidamente al seguimiento, registro y difusión de los sucesivos procesos judiciales por crímenes cometidos durante el terrorismo de Estado.