AUDIENCIA 43 / DOS CASOS INVESTIGADOS POR PRIMERA VEZ

05-3-2021 | Declararon Carlos Capurro y Claudia Charparín. El primero es hijo de Aldo Dalmacio Capurro y Margarita Tapia, militantes del Partido Comunista que sufrieron dos detenciones —en 1976 y 1978— con intervención directa de la IV Brigada Aérea y de la Seccional 16. Charparín fue convocada por la desaparición de su madre, Isabel Membrive, ocurrida en mayo de 1978. La fiscalía aprovechó para preguntar también acerca de su padre, Juan Carlos Charparín, asesinado en 1976: el caso se abordará en una próxima causa de lesa humanidad. La siguiente audiencia será el viernes 19 de marzo a las 12:00.

Ambas declaraciones aportaron elementos para determinar la responsabilidad del Destacamento de Inteligencia 144 y de la Fuerza Aérea. En cuanto a los secuestros del matrimonio Capurro-Tapia, los hechos se enmarcan dentro de una serie de procedimientos ilegales que sufrieron militantes del Partido Comunista en sus respectivos domicilios de Las Heras entre marzo y mayo de 1976: las personas estuvieron detenidas en la Comisaría 16 y/o en las instalaciones de la IV Brigada. La pareja mencionada fue nuevamente detenida en 1978.

El caso de Isabel Membrive, desaparecida durante el operativo de mayo de 1978, no se incluyó en juicios anteriores que indagaron estos hechos. El presente debate lo analiza en detalle.

Una pared lindera

Carlos Dalmacio Capurro relató que el 29 de marzo de 1976, poco después del golpe, su padre Aldo fue secuestrado de día en su domicilio, ubicado en calle Sáenz Peña del centro de Las Heras. El hombre realizaba tareas de mantenimiento en lo que actualmente es Cuyo Placas. Antes había trabajado en Ferrocarriles Argentinos y posteriormente lo hizo en el Policlínico de Ferroviarios. Él y su esposa Margarita pertenecían al Partido Comunista.

Sala virtual durante la audiencia 43

El testigo —que tenía doce años al momento de los hechos— refirió que personas de civil y uniformadas subieron a su padre a un camión con barandas bajas y lona —así lo describieron los vecinos y la propia víctima— y lo condujeron por Sargento Cabral hasta la Seccional 16, vinculada operativamente a la IV Brigada Aérea. Su madre se presentó ese mismo día en la comisaría y quedó también privada de su libertad sin recibir explicaciones. “En la primera detención yo y mi hermana éramos menores, no sé qué hubiese sido de nosotros sin la ayuda de los vecinos”, sostuvo el testigo, e indicó que avisaron a su abuela. La mujer se instaló en un banco frente a la dependencia policial con Carlos y su hermana y obtuvo la confirmación de que la pareja se encontraba allí. Durante ese tiempo en la puerta de la seccional, el testigo vio entrar y salir a personas vestidas de verde y con cascos que se trasladaban en camiones “tipo Unimog”: mencionó que los vehículos tenían un dibujo “con alas”, las letras “EA” y un número.

Coincidentemente, la Escuela Juan Gregorio de Las Heras a la que asistía Carlos compartía una pared con el edificio de la comisaría. Al muro le faltaban algunos ladrillos y desde el colegio podían ver a las personas detenidas. El niño identificó allí a su padre y a su madre. En el recreo hizo avioncitos con el mensaje “Papá, mamá, estoy bien” y los arrojó en dirección a la seccional. Sus compañeros y compañeras lo imitaron. La maestra suplente se desmayó luego de ver lo que sucedía. Muchos años después, en 2005, el testigo trabajaba en una farmacia céntrica y la mujer, que lo reconoció por su apellido, le preguntó si sus padres “estaban vivos”. El abogado defensor Eduardo San Emeterio pidió precisiones para ubicar a la docente y, en la medida de lo posible, citarla a declarar.

En los días sucesivos Carlos se acercó a la Comisaría 16 pero no consiguió noticias. Su madre Margarita fue liberada cinco días más tarde, el 6 de abril. Salió con taquicardia y con problemas estomacales porque no se habían alimentado bien. Al padre lo llevaron en ese mismo momento a la IV Brigada Aérea, donde permaneció un mes. De allí lo liberaron el 5 de mayo. “Recuerdo bien el día porque mi cumpleaños es el 16 de mayo y yo preguntaba si mi papá iba a estar (…) Había pasado el 1 de mayo, el día del trabajador. Esa semana lo esperaba con mucha angustia. Llegó el 5 de mayo con otro detenido, Raúl Herrera”, relató Capurro a pedido de San Emeterio. En la IV Brigada Aldo sufrió maltratos. Entre ellos, su hijo mencionó que un día lo desnudaron y le arrojaron agua en la Plaza de Armas.

Segunda detención

En mayo de 1978, “en el marco del mundial” —según palabras del testigo—, el matrimonio fue nuevamente secuestrado. Carlos y su hermana cursaban de noche y cuando regresaron a la vivienda, cerca de las once, encontraron todo revuelto. Se enteraron por los y las vecinas que habían llevado a la pareja una vez más a la Comisaría 16. La hermana era mayor de edad y pudo presentar un habeas corpus. Margarita y Aldo permanecieron 45 días en aquella dependencia policial. El 13 de junio, aproximadamente, pasaron unas horas por el Departamento de Informaciones de la Policía (D2) y, finalmente, ingresaron a la penitenciaría. Recuperaron la libertad el 23 de enero de 1979.

El fiscal Daniel Rodríguez Infante preguntó al testigo por otros integrantes del Partido Comunista que tuvieran vínculo con su familia. Capurro mencionó a Ángel Bustelo, Carlos Tassín, Raúl Herrera, Roberto y Ricardo Larrea. Todos ellos estuvieron detenidos con su padre en la 16 y luego en la IV Brigada Aérea. También reconoció los nombres de Segundo Alliendes —que “vivía en Panquehua” — y Reinaldo González.

Claudia Roxana Charparín 

Es la primera vez que Claudia Roxana Charparín declara en un debate oral y público. Su papá era Juan Carlos Charparín, desaparecido en 1976; su mamá, Isabel Membrive, desaparecida en 1978. En este juicio se busca conocer sobre el secuestro de Isabel. Lo sucedido con Juan Carlos está actualmente en etapa de instrucción y la fiscalía lo incluirá como prueba en el debate en curso.

En el 76, Claudia tenía tres años y su hermano era dos años mayor. Un día volvía la familia a su casa en el auto que su abuelo les había prestado y su padre se alertó al ver “movimientos raros”. Juan Carlos le advirtió a su esposa que se fuera con el niño y la niña. Allí fue abordado —Claudia no recordó si alcanzó o no a llegar a la casa— y se produjo un tiroteo. Ella sospecha que lo mataron. El auto nunca apareció. La vivienda quedaba en Guaymallén, sobre Adolfo Calle. “De grande pasé, el ingreso sigue igual”, aseguró.

Claudia Charparín luego de declarar en Tribunales Federales

A raíz de aquel suceso, Isabel llevó a la pequeña y al pequeño a la casa de Domingo, el tío mayor por parte del padre, y su esposa, Marta. La madre pidió dejarlos ahí para buscarlos luego. En poco tiempo empezaron a llevar una vida familiar. Este matrimonio se hizo cargo de la crianza de Claudia y de su hermano, quienes los reconocen como padre y madre. Solo volvieron a ver a Isabel unos meses después y les dijo que no podía llevarlos. “Nunca más tuvimos contacto con ella, tampoco supimos qué pasó con mi papá”, aseveró la testigo.

El padre de Juan Carlos intentó hacer averiguaciones sobre el paradero de su hijo pero dejó de buscar cuando recibió amenazas, según relató la mujer en su testimonio: “En la comisaría le dijeron que no se metiera, que no averiguara porque corría riesgo su vida o la de otros hijos”.

A medida que fueron creciendo, preguntaron y fueron recolectando alguna información. Por su contacto con el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH) en la década del 90, Claudia Charparín pudo reconstruir algo de lo sucedido por aquellos años. A través de este organismo, lograron contactarse con una prima materna.

En democracia también supo que su madre, cuando se fue de la casa de Domingo y Marta, estuvo alojada con una familia en Godoy Cruz, cerca del cementerio. La mujer que les contó eso era hija de un hombre con quien Isabel “tenía un negocio en común”. Allí se enteraron de que en mayo del 78 —cree que fue el 25—, ella estaba sola en el domicilio porque era feriado “y la policía se la llevó”.

El abuelo de Claudia, Alfredo Isidoro Charparín, tenía la esperanza de encontrar a su hijo con el fin de la dictadura. Sin embargo, nunca tuvieron información. Con las excavaciones del Equipo Argentino de Antropología Forense en el cuadro 33 del Cementerio de Capital, les hicieron muestras de sangre para cotejar su ADN con algunos restos. No supieron nada más ni les notificaron si habían sido encontrados.

El fiscal Daniel Rodríguez Infante explicó entonces que los restos de Isabel Membrive y Juan Carlos Charparín no han sido hallados y le propuso acercarse a la oficina de la fiscalía para darle más información: “Los juicios cumplen también esta función”, destacó. Claudia aceptó y le agradeció: “No terminamos de cerrar la historia. Lo que sabemos es por gente que a lo mejor dio su testimonio y se relacionó con ellos. Otra forma no hemos tenido de reconstruir esa parte”.

La próxima audiencia será el viernes 19 de marzo a las 12:00. Antes tendrá lugar el debate que revisará la sentencia por la apropiación de Claudia Domínguez Castro, según lo dispuesto por la Cámara de Casación Penal.

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El Colectivo Juicios Mendoza se conformó en 2010 por iniciativa de los Organismos de Derechos Humanos para la cobertura del primer juicio por delitos de lesa humanidad de la Ciudad de Mendoza. Desde ese momento, se dedicó ininterrumpidamente al seguimiento, registro y difusión de los sucesivos procesos judiciales por crímenes cometidos durante el terrorismo de Estado.