28-05-2021 | La fiscalía citó a dos exconscriptos que realizaron el servicio militar en la IV Brigada Aérea de Mendoza entre 1977 y 1978. Héctor Gaffoglio intervino en el operativo realizado en la vivienda de la familia Pérez en Las Heras. Miguel Lorenzo Domínguez, según recordó, también. Los testigos aportaron algunos detalles del funcionamiento de la Aeronáutica. La próxima audiencia será el 11 de junio a las 9:30.
Allanamiento a la familia Pérez
Héctor Gaffoglio declaró varias veces ante el juzgado de instrucción militar —a mediados de los ochenta— por hechos ocurridos mientras realizaba el servicio militar obligatorio en la IV Brigada. El testigo relató que en 1977 participó de un procedimiento en el “barrio de la Fuerza Aérea” de Las Heras.
Gaffoglio integraba la Policía Militar y junto a otros diez o doce soldados fue conducido en un camión, posiblemente verde —aclaró que la Aeronáutica tenía vehículos verdes y azules—, hasta el lugar del operativo. Aunque el destino era desconocido para ellos, el recorrido fue breve desde la base. El barrio o la zona, recordó, podría haberse llamado “Tamarindos”. Con el correr de los días, hablando entre soldados se enteraron de que en el lugar habían desplegado un gran procedimiento que abarcaba varias cuadras y en el que habían intervenido otros grupos. Explicó que actuaron oficiales y suboficiales, pero no supo los nombres. Su grupo vestía el uniforme verde de “fajina”. Tampoco pudo confirmar si había personas de civil.
“Nos bajan una cuadra antes y nos llevan caminando para no levantar ninguna sospecha. Llegamos y ya habían hecho el procedimiento. Estábamos afuera, eligen tres o cuatro para entrar. Me hacen ir al fondo”, refirió. El suboficial que le dio la orden de ingresar —el único al que sí conocía— era el cabo Bustos, de la Policía Militar.
“Me hacen participar para cuidar a una persona. Después supe que era hermana de uno de los chicos desaparecidos. Estaban esperando al padre, que era oriundo de General Alvear. En ese momento no sabía quiénes eran”. Más adelante, consultado por el fiscal Daniel Rodríguez Infante, afirmó que se trataba de la familia “Pérez”. Como Gaffoglio también era alvearense, la mujer lo reconoció porque había jugado de niño con sus hermanos. El testigo tenía prohibido hablar con ella.
Luego salieron de la vivienda y les ordenaron colocarse en la casa de enfrente, detrás de unos ladrillos de adobe, “para detener a algún familiar, tal vez el padre”. Finalmente los reemplazaron otros soldados de la misma fuerza. Ya era de noche cuando regresaron a la brigada. Gaffoglio explicó que él permaneció entre tres y cinco horas en el operativo: “Estuvimos mucho tiempo parapetados en el frente, esperando escondidos”.
El exconscripto explicó que “los chicos” Pérez no vivían en su barrio, pero jugaban juntos a la pelota. Más tarde perdió contacto porque se mudaron a Mendoza. “Con la democracia me ponen como testigo. Ahí me entero de que uno de ellos estaba desaparecido (…) He tenido cierta amistad con los padres de los chicos, con la hermana y con el hermano que quedó en Alvear”, declaró.
El representante del Ministerio Público Fiscal solicitó al testigo que relatara otras circunstancias relativas a su paso por la IV Brigada. Entre ellas, Gaffogio refirió que participó de un segundo procedimiento en el Aeroparque de Mendoza. En esa ocasión, con un grupo de soldados esperó varias horas el supuesto aterrizaje de un avión o una avioneta que no llegó, al menos el tiempo que ellos estuvieron escondidos.
También detalló que los conscriptos se dividían en tres compañías según el grado de instrucción escolar. Quienes solo habían asistido hasta séptimo grado se incorporaban a la “Policía de Comandos”, que realizaba salidas. Si tenían otros estudios iban a la Policía Militar —como era su caso— o a la Compañía de Servicios —que prestaba servicios en la base, por ejemplo, vinculados a la comunicación—. En cuanto a esta última, tenía entendido que no hacía procedimientos. Cada grupo estaba a cargo de un oficial.
La fiscalía mencionó al COIN, el Escuadrón Tropa y el Grupo Base 4, pero el testigo no reconoció a estas unidades. “A nosotros nos decían ‘tropa’ pero no éramos ningún grupo especial”, explicó. Por otro lado, sostuvo que la inteligencia estaba relacionada con la Compañía de Servicios, con la cual no se cruzaban. Además, aclaró que en la IV Brigada había vehículos sin identificación porque los oficiales y suboficiales que vivían en la base —existían dos Casinos— tenían sus propios autos “comunes y corrientes”.
Daniel Rodríguez Infante preguntó por el Campo Las Lajas. Gaffoglio creyó recordar que era el lugar para las prácticas de tiro de los aviones, a las que posiblemente asistió.
Cuando llegó el turno de los abogados defensores, Eduardo San Emeterio consultó al testigo sobre el tipo de avión que había en la IV Brigada: “De caza, A4 y unos de la Segunda Guerra Mundial”, enumeró Gaffoglio. Explicó que los pilotos de caza seguramente intervenían en los operativos “porque los oficiales de tropa eran poquitos”.
Por su parte, Pedro Despouy quiso saber si conocía las diferencias entre inteligencia y contrainteligencia. “Tengo una idea —aclaró Gaffoglio—: inteligencia es un grupo de personas que investiga, hace seguimiento; contrainteligencia es un grupo que se dedica a una situación más complicada”. Descartó, además, que se hubieran hecho actividades por el conflicto con Chile durante su permanencia en la fuerza, como sugirió el abogado. El testigo ingresó a principios de 1977 y se retiró catorce meses después.
San Emeterio pidió precisiones sobre el barrio de la Fuerza Aérea que mencionó el exconscripto al comienzo de su declaración. Gaffoglio aventuró que el nombre posiblemente se debiera al hecho de que allí vivían personas que trabajaban en la base sin ser militares. Aclaró que era abierto, “un barrio común y corriente”.
Miguel Lorenzo Domínguez
A continuación prestó testimonio Miguel Lorenzo Domínguez, soldado conscripto entre principios de 1977 y marzo de 1978. Estuvo designado en la Compañía de Policía Militar de la IV Brigada Aérea. Durante el servicio militar, sus obligaciones eran las de todo soldado en donde revistaba: guardias y tareas internas. Las otras compañías eran “Defensa” y “Servicios”.
En 1985, Domínguez ya había declarado ante un juzgado de instrucción militar por un procedimiento en el que participó. En algún momento de su servicio fue enviado a un domicilio fuera de la Brigada, si mal no recuerda, en el barrio Tamarindos. Iban tres soldados en la parte trasera del vehículo, el chofer y el oficial o suboficial. No sabían a dónde se dirigían, cuál era el objetivo ni de quién era la casa: “Yo fui el soldado que quedó apostado en la vereda”.
Los soldados eran los mismos con los que siempre hacía un rondín dentro de la Brigada. En aquella ocasión, los sacaron sin decirles nada y le dieron la orden de quedarse en la vereda de la casa y vigilar que nadie entrara ni saliera. Por el paso del tiempo, Domínguez no pudo detallar nada que le hubiera llamado la atención en la puerta de la vivienda pero cuando el fiscal Rodríguez Infante le preguntó por un boquete que había mencionado en su declaración de 1985, el testigo lo recordó.
Después del operativo supo que la casa era de la familia de un amigo de su infancia cuyo apellido no podía precisar. “Yo antes del Ejército viví en General Alvear. Nosotros jugábamos juntos, como cualquier pibe. Era una amistad de niños”, rememoró en su testimonio. Y agregó: “No sabía ni que era su casa”. Ante la ayuda del fiscal, el testigo recordó: “Pérez creo que era el apellido de la familia”.
Miguel Domínguez detalló que para aquel procedimiento los soldados llevaban uniforme verde, con casco y un fusil. Y que habían viajado en la parte trasera de un móvil azul identificado como de la Fuerza Aérea. Pero no recordó otros vehículos no oficiales, otras salidas ni otros procedimientos cercanos.
El abogado Eduardo San Emeterio le preguntó por sus funciones y algunos detalles de funcionamiento de la Fuerza Aérea. El testigo aseguró que todas las Compañías recibían instrucción militar y para manejar armas practicaron en Potrerillos, donde estaba el Automóvil Club. Además, recordó los aviones A4 a pedido del defensor y especificó que su entrenamiento era en Las Lajas. También mencionó que las personas con menor instrucción escolar —“analfabetas”— eran asignadas a la “Compañía de Defensa”.
Despouy volvió a preguntar sobre la Regional Oeste y la diferencia entre inteligencia y contrainteligencia pero el testigo no supo responderle. Benavídez solo se preocupó por determinar si el boquete que vio el exconscripto estaba en la puerta del frente o de un costado de la vivienda. Después de tantos años, Domínguez no pudo determinarlo.
La próxima audiencia será el 11 de junio a las 9:30.