AUDIENCIA 60 / OPERATIVOS CONJUNTOS E INTERJURISDICCIONALES

12-11-2021 |Declararon Reynaldo Puebla, detenido en 1976, y Alberto Moral, hermano de Ana María Moral, asesinada en abril de 1977. Puebla tuvo un itinerario diverso por distintas dependencias policiales y militares. Alberto Moral reconstruyó las circunstancias de la persecución de Ana María y su asesinato en la Iglesia de Fátima. La próxima audiencia será el 26 de noviembre a las 9:30.

La detención de Reynaldo Puebla

Puebla ya declaró en el cuarto juicio de Mendoza. Fue detenido el 27 de marzo de 1976 en una parada de ómnibus junto a su novia, Liliana Buttini, en una intersección de calles de Luján de Cuyo. Un camión del Ejército lo trasladó a una comisaría en ese mismo departamento. Después ingresó al Liceo Militar General Espejo y esa misma noche pasó al D2. Estuvo en este centro clandestino hasta el 22 de abril, sometido a interrogatorios bajo tortura. Después los trasladaron a la cárcel de Boulogne Sur Mer.

El 7 de septiembre de ese año, desde la penitenciaría lo condujeron a la Compañía de Comunicaciones, donde había muchos presos políticos. Lo recibió el teniente Migno, llamado así por los subalternos. “Estuve de forma clandestina, vendado. Me reconocen y quedo una semana más”, relató. Posteriormente viajó a la U9 de La Plata en un avión Hércules. Recuperó su libertad en 1978.

El fiscal Daniel Rodríguez Infante explicó que su itinerario fue diverso en relación a otros y preguntó por la logística detrás de cada traslado. “Siempre era una dinámica similar”, indicó Puebla. “Me hacían firmar que salía en perfectas condiciones físicas y me entregaban a un vehículo militar que me conducía a un centro clandestino”. Lo mismo sucedió en la cárcel antes de pasar a la Compañía: “Naman García me dijo ‘te vas en libertad, chico’”. Lo subieron a un celular y después a un Citroën que lo llevó a la Compañía.

En esa ocasión, las fuerzas militares estaban dentro del penal. El testigo recordó que durante su detención en Boulogne Sur Mer fue interrogado por militares, a quienes reconocía por las voces. A pedido del fiscal, relató los hechos allí vividos el 24 de julio de 1976. Ese día no los levantaron temprano, como era costumbre. “Nos hicieron bajar al patio y estaba lleno de civiles y militares de las tres fuerzas y todas las voces de los torturadores. Y hacen una tortura colectiva con todos los presos, desnudos en el patio”. Respecto de las razones de este episodio, Puebla aventuró que hubo un cambio de dirección o estaban festejando la muerte de alguna “personalidad subversiva”. También mencionó que en ese momento asumió Naman García la jefatura del penal. 

Reynaldo Puebla

En cuanto su actividad, en esa época Puebla trabajaba como inspector de la Municipalidad de Luján y dirigía el elenco municipal de teatro. “Fui amenazado, mi nombre apareció en la lista de amenazas de la triple A, que en ese momento estaba asesinando dirigentes”. El testigo se refugió en San Luis un año. Poco antes del golpe de Estado volvió a Mendoza. 

Rodríguez Infante consultó por otras personas de su entorno que hubieran sufrido persecución. Además de Puebla, Néstor Centurión, también de su grupo de teatro, fue detenido. Por su parte, los actores Osvaldo Zuin y Rubén Bravo están desaparecidos y Raquel Herrera fue asesinada. Se destruyó el teatro “TNT”, recordó.  

Cómo sigue el juicio

Mientras se conectaba el segundo testigo, la fiscalía aprovechó el momento para comunicar que restan pocas personas por declarar y que en julio se aportaron las testimoniales que la acusación pretende incorporar por lectura. 

No obstante, Daniel Rodríguez Infante aclaró que en el caso de víctimas directas y familiares de víctimas habían solicitado la intervención del Equipo de Acompañamiento para explicarle a dichas personas que los casos por los que ya declararon se investigan nuevamente en el presente juicio y consultarles si deseaban testimoniar. El fiscal justificó el pedido en el efecto reparatorio de la instancia. Por tanto, elevaría una lista con la totalidad de las declaraciones previas y la aclaración de la condición de víctima directa o familiar.

Por su parte, el defensor oficial Leonardo Pérez Videla instó al tribunal a aumentar la frecuencia de las audiencias para agilizar el proceso. El juez a cargo de la presidencia, Alberto Carelli, explicó que está previsto hacerlo el próximo año, de modo que los alegatos tendrán mayor continuidad.  

La persecución a Ana María Moral

Alberto Moral declaró por la causa de su hermana, Ana María, fusilada en las inmediaciones de la Iglesia de Fátima, en Villa Marini de Godoy Cruz. El fiscal, Daniel Rodríguez Infante, le pidió al testigo que centrara su testimonio en los años previos al asesinato.

Después de irse de su casa materna, entre 1975 y 1976, Ana María Moral vivió con compañeros y compañeras en una vivienda de calle Güiraldes. Alberto la conoció porque tuvo que ir a arreglar un problema eléctrico. De allí recordó a Billy Lee Hunt, a Daniel Olivencia, a “un señor Merino” y a Julio Pacheco, que lo ayudó a reparar el cortocircuito.  “El tiempo me ha hecho olvidar esas situaciones pero había muchas personas, todas estudiantes. El debate era la política, los ideales. Yo sigo insistiendo (…) eran muchachos sanos”. 

Alberto Moral

Ana María dejó de estudiar en la facultad en 1976.  El testigo creyó recordar un operativo en el domicilio de calle Güiraldes, aunque él ya no estaba en contacto con su hermana. Mencionó otro procedimiento en la casa de su familia, en el cual secuestraron un Whinchester roto de 1900 que había sido de su abuelo. Por este y otros allanamientos, y las detenciones de integrantes del grupo, Ana, Luis Roque Moyano —su pareja— y Gisela Tenenbaum partieron a San Juan. “Mis padres y el doctor Tenenbaum los ayudaban y le llevaban provisiones”. Para “colaborar con el paso”, la Policía de Mendoza y de San Juan les pedían una damajuana o carne para asado. 

El grupo también fue perseguido y detenido en la provincia vecina. En el lugar de cautiverio —Alberto no pudo precisar el nombre— Olivera y De Marchi, asesinos ya juzgados, mataron a Anne Marie Erize. Las dos jóvenes lograron escapar y volvieron a Mendoza caminando. El padre de Gisela, Guillermo Tenenbaum, les consiguió una casa en Godoy Cruz. Ana María intentó escapar de una persecución y se dice que fue un cura de la Iglesia de Fátima quien avisó a las fuerzas de la presencia de Moral. El 8 de abril de 1977 cayó fusilada. En esos días también desaparecieron Billy Lee Hunt y Julio Pacheco y, al año siguiente, Juan José Galamba.

Los restos de Ana Moral quedaron en el Cuerpo Médico Forense y en mayo de ese año fue enterrada en el Cuadro 33 del cementerio de la capital. Cuando el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos tomó la investigación —a cargo de la pastora Alieda Verhoeven—, descubrieron que Ana María figuraba enterrada como “Beatriz Irene Luján. Montonera Ana María Moral”. Posteriormente, esas listas se extraviaron. “Mis padres, desesperados, le pidieron a un sepulturero que la identificara”. El hombre, que tenía hijos nadadores y la conocía de ese ambiente, le confirmó haber visto su cuerpo baleado. Allí, su madre colocó una cruz que marcó el lugar del que, en 1985, el Juzgado Federal le entregó los restos. Años después, con el arribo del Equipo Argentino de Antropología Forense, en el Cuadro 33 se identificaron también los cuerpos de otras víctimas.

El abogado Carlos Benavídez dirigió las preguntas en relación con el operativo en el que fusilaron a Ana María. El testigo manifestó que estuvo centralizado por Menéndez y ejecutado con sus tropas subordinadas. “El comunicado de prensa lo firma Menéndez” y contó que conoció el “tristísimo” suceso por personas de la zona y amistades. Cuando el defensor quiso saber más, el hermano de la víctima aseguró que la fusilaron “a fuego cruzado”. Con insistencia, preguntaba quiénes le habían disparado. “Señor, yo no soy el investigador”, le contestó Alberto Moral. En esta instancia también intervino el fiscal para sugerir que no se indagara más sobre aquella situación dolorosa, ya que el testigo no presenció el hecho y hay mucha documentación al respecto incorporada en la causa.

La próxima audiencia será el 26 de noviembre a las 9:30.

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El Colectivo Juicios Mendoza se conformó en 2010 por iniciativa de los Organismos de Derechos Humanos para la cobertura del primer juicio por delitos de lesa humanidad de la Ciudad de Mendoza. Desde ese momento, se dedicó ininterrumpidamente al seguimiento, registro y difusión de los sucesivos procesos judiciales por crímenes cometidos durante el terrorismo de Estado.