AUDIENCIA 72 / HOMÓNIMOS Y MÚSICOS

20-05-2022 | Dos imputados prestaron declaración indagatoria. Manuel Martínez, oficial inspector en la Comisaría 16, fue señalado como uno de los interrogadores. José Santos Chiófalo era director de la banda de música de la IV Brigada Aérea y sus integrantes fueron reconocidos como guardias de personas detenidas ilegalmente por razones políticas. El juicio continúa el 3 de junio a las 9:30.

La Comisaría 16

El primero en prestar declaración indagatoria durante la jornada fue Manuel Martínez, quien para la época de los hechos que se le imputan cumplía funciones como oficial inspector en la Comisaría 16 de Las Heras. El hombre aprovechó la instancia para relatar su recorrido. Antes de ingresar a esa dependencia, el 6 de abril del 76, se desempeñaba en la Seccional 30 de Chacras de Coria. En la 16 fue recibido por el jefe de personal, subcomisario Isaías Pereira, quien le puso a cargo “todas las causas del momento porque no había oficial principal”. 

Según narró, se dedicó a trabajar en la oficina de sumarios, a distribuir las causas y, en algunos casos, a instruirlas. Además, realizó otros servicios que el comisario le ordenaba, especialmente guardias nocturnas, de diez de la noche a una de la mañana, que eran responsabilidad del comisario, el subcomisario y el oficial principal. Sobre su estadía en la Comisaría 16, afirmó: “Nunca tuve contacto con personal militar ni con personal policial de otra dependencia”.

Manuel Martínez Molina y los defensores Yoma y Aramayo

Ante las preguntas de Juan Yoma, su abogado, Martínez aseguró no tener interés por la política ni haber pertenecido nunca a un partido político. Además, aseguró que, en aquella época, su aspecto físico “no tenía nada que ver con lo que menciona Raúl Herrera”, a quien aseguró no haber visto nunca. Sucede que a este hombre lo secuestraron con sus hermanos en marzo del 76 y permaneció diez días en la Comisaría 16, donde fue brutalmente golpeado. De allí reconoció al imputado como uno de los interrogadores. Martínez sostuvo que “alguien” debió informarle su nombre a Herrera: “personal policial, militar o algún profesional que lo esté defendiendo”, aventuró.

En su indagatoria, el procesado intentó describir aquella dependencia policial: para llegar a la oficina de sumarios había que subir la escalera y se encontraba justo enfrente, a la derecha de la guardia y al lado de la del subcomisario. Además, había un patio y calabozos al fondo a la izquierda, pero desconoció cuántos eran. También a pedido de su defensor, contó que tenía dos homónimos en la Policía de Mendoza, uno en Motorizada —el más parecido— y otro en San Rafael. 

A continuación, en nombre del Ministerio Público Fiscal, Daniel Rodríguez Infante le hizo algunas preguntas sobre la presencia de personal del Ejército o de la Fuerza Aérea en la comisaría. El imputado dijo haberlo advertido algunas noches: venían a hablar con sus superiores, con uniforme verde, vehículos militares que se estacionaban frente a la dependencia y armas largas. Destacó desconocer para qué iban y el color de los vehículos: “No les prestaba atención porque estaba dedicado a mi función en la oficina de sumarios. Durante el día no los veía”. Hoy distingue perfectamente el uniforme y los coches de las fuerzas, pero, en aquellos años, “estaban todos vestidos de verde, Aeronáutica y Ejército”. 

Sobre su tarea en la oficina de sumarios, no recordó haber trabajado con causas llamadas “constrasubversivas”, bajo la órbita de la ley 20840. También negó haberle tomado declaración a alguna persona detenida en el marco de la instrucción. Pero, sorprendentemente, además afirmó nunca haber visto a una persona detenida en la Comisaría 16, ni por causas políticas ni por otras: “Eso lo manejaba el personal de guardia”, sostuvo.

En junio del 76 fue trasladado a la Comisaría 33 como oficial principal, ya que hacía tiempo subrogaba esa jerarquía. 

José Santos Chiófalo: “Mi vida fue la música”

Chiófalo fue director de la banda de música de la IV Brigada Aérea entre 1976 y 1981. Antes había desarrollado su carrera en la Escuela de Aviación Militar de Córdoba. La fiscalía lo acusa por su rol de dirección, ya que personal de la banda custodió a personas detenidas ilegalmente dentro de las instalaciones de la brigada a partir del 24 de marzo de 1976. El imputado se retiró de la fuerza en 1987 con el grado de capitán. Hasta su detención, en 2014, se desempeñó como integrante del grupo folklórico “Los Trovadores de Cuyo”. “Quisiera saber por qué me detuvieron, yo no tenía nada que ver, yo era un simple músico. Ese es el dolor que siento”, refirió.

José Santos Chiófalo

La declaración comenzó con una reconstrucción de su itinerario laboral. Chiófalo explicó que llegó a Mendoza el 4 de marzo de 1976. Desde esa fecha y hasta el 24 de marzo, prestó servicios con el grado de teniente en la IV Brigada como director de la banda, una de las unidades del Escuadrón Tropa —tuvo varios jefes, entre ellos Alberto Raganato, también acusado—. El 25 de ese mismo mes le ordenaron custodiar unos aviones civiles en el Aeroparque de El Challao, tarea que cumplió “cuatro o cinco días” junto a un grupo de soldados y un suboficial. Luego regresó brevemente a la IV Brigada porque el 4 de abril solicitaron su presencia en el Ministerio de Trabajo de la provincia.

Cuando fue el turno de las preguntas de la fiscalía, Daniel Rodríguez Infante recordó que algunas de las detenciones que se le imputan ocurrieron precisamente entre fines de marzo y principios de abril de 1976. Frente a esta observación, Chiófalo reformuló su relato y sostuvo que regresó de El Challao recién el 31 de marzo. “Entonces no son 4 o 5 días”, señaló el fiscal. El imputado insistió en su desconocimiento de la presencia de personas detenidas en la IV Brigada.

En cuanto a la orden que solicitó su traslado al ministerio, explicó que fue verbal. “Si hubo un volante sobre ese traslado, lo destruyeron porque caducaba a los diez años”, sostuvo. El 5 de abril se presentó ante el interventor de la repartición, teniente coronel Civit, quién lo nombró al frente de la jefatura de Personal. Esta tarea la desarrolló hasta septiembre de 1977. Luego lo relevaron por el mundial de fútbol: su tarea era preparar y fusionar las bandas de música de la IV Brigada y de Villa Mercedes para la ejecución de los himnos nacionales.

Después del mundial 78 retomó su actividad normal en la IV Brigada. Chiófalo relató que se puso de acuerdo con el director general de Escuelas de Mendoza para hacer conciertos didácticos en las primarias de la provincia: “Se llevaba la cultura, se enseñaba folklore”. Tenía entonces 38 o 39 años. En 1981 fue trasladado nuevamente a Córdoba. “Mi vida fue la música (…) Dada mi profesión, yo no intervine en ninguno de los casos que sabíamos que estaban ocurriendo en el país. Nadie me vio, nadie me mencionó. Todo el 76 yo no estuve”, concluyó.

Los abogados defensores Aramayo y Ríos se detuvieron en algunos aspectos contradictorios de la situación de Chiófalo. Pese a que negó cumplir funciones paralelas en la Brigada mientras se desempeñó en el Ministerio de Trabajo, el imputado figura como evaluador de varios miembros de la banda de música. En su descargo, el acusado explicó que la banda quedó a cargo del subdirector, quien le acercó los legajos a su oficina del Ministerio para firmar las calificaciones: “Tenía que tener las dos firmas para que tuviera validez. Era una formalidad”. De acuerdo a su declaración, además de conocer previamente al personal, pudo completar las evaluaciones con la orientación del subdirector, que sí observaba el desempeño de los subordinados. “No hacía falta que estuviera presente para calificar”, insistió Chiófalo. Entre los calificados por Chiófalo, se encuentran el oficial Oliver —se conocían de Córdoba, explicó—, que fue su subordinado en 1976, y Vázquez, “músico ejecutante de la banda”.

La defensa también pidió precisiones sobre el rol de la banda de música de la IV Brigada en las guardias. Chiófalo explicó que existía un sistema de guardia permanente que cubría todo el perímetro del predio. Por esta razón, las autoridades solicitaban a los distintos destinos de la unidad que enviaran personal para completarla. La banda designaba a dos o tres hombres. Cuando eso sucedía, agregó, ya no dependían más de él, sino del servicio de la guardia. Esta tarea se extendía siete o quince días, hasta el próximo relevo. La distribución la disponía la autoridad de la guardia. A pedido del abogado, Chiófalo expresó su desacuerdo con la participación de la banda:  “Yo siempre fui un luchador incansable para que no me pusieran la gente de guardia (…)  A usted le sacan dos o tres músicos en una orquesta y no es lo mismo. Me perjudicaba para la sonoridad de la banda. Yo me oponía y se lo explicaba a mi jefe (…) Logré sacarlos, en algunas oportunidades”.

Fiscalía y querella

El fiscal Daniel Rodríguez Infante realizó preguntas sobre aspectos del legajo del imputado. En primer lugar, la razón por la cual su traslado a El Challao no figura en el documento. “No sé, había aviones civiles, tal vez de la gobernación. Me mandan a custodiarlos”. Dado que en su declaración Chiófalo negó tener “injerencia  para mandar tropa” porque cumplía funciones profesionales en la Brigada —igual que un médico o un contador, agregó—, el fiscal señaló la incongruencia de esta tarea de custodia, de carácter militar. “Estaba cumpliendo órdenes”, reconoció. Luego indicó que no tuvo “tareas especiales” salvo esta y la del Ministerio: “Era un caso de emergencia, por lo que estaba pasando en el país”.

Rodríguez Infante puso de relieve dos calificaciones anuales contradictorias en el legajo de Chiófalo. Una abarca el periodo de evaluación completo, entre octubre de 1976 y septiembre de 1977, donde figura como “destino interno” el Grupo Base 4 —del que dependía el Escuadrón Tropa— y como “organismo de revista” el Ministerio de Trabajo. Esta evaluación la firma Raganato, jefe del Escuadrón Tropa. El otro informe señala al Ministerio como destino interno hasta enero de 1977. “¿Por qué dos evaluaciones?”, consultó el fiscal. “No sé quién habrá cometido ese error”, respondió.

Tribunal

Por último, debido a que Chiófalo reclamó desconocer las razones que se le imputaban, el fiscal recordó que las personas detenidas en el cine de la IV Brigada y custodiadas por personal de la banda de música estuvieron en distintos periodos, no solo entre marzo y abril de 1976. También se lo acusó por hechos de 1978, cuando Chiófalo ya estaba de regreso en la Brigada.

La próxima audiencia será el 3 de junio a las 9:30, momento en que se oirá la declaración de Carlos Santa María.

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