IV Brigada Aérea

AUDIENCIA 88 / LA ACTUACIÓN DE LA FUERZA AÉREA Y LA COMISARÍA 16 EN MENDOZA

14-10-2022 | El fiscal repasó los casos que involucran a personal de la IV Brigada Aérea, de la Comisaría 16 y de la 17, ubicadas en Las Heras. Se trata de las causas por 22 víctimas sobrevivientes y la mayoría llega por primera vez a instancia de juicio. La próxima audiencia es el viernes 21 de octubre a las 9:30.

El alegato de la jornada se centró en una serie de casos que no conforman en sí un operativo pero que la fiscalía agrupó para facilitar la exposición. Los une el hecho de reunir víctimas sobrevivientes que, en su cautiverio, transitaron por la Comisaría 16, la IV Brigada Aérea o las dos dependencias. También se sumó, con una actuación más limitada, la Comisaría 17.

Se trata de los hechos sufridos por 22 víctimas que, salvo aquellos relacionados con la familia Alliendes, no han llegado a juicio. Los acusados son Juan Carlos Santa María, Eduardo Gaviola, Alberto Raganato, Emilio Antonio García, Juan Carlos Cuadrado, Julio Roberto Agüero, José Santos Chiófalo, Néstor Nivaldo Carmona y Guillermo Campanile, de la Fuerza Aérea; y Manuel Martínez, de la Comisaría 16. López fue apartado por cuestiones de salud y Escudero falleció.

Estos hechos permiten advertir la responsabilidad penal de integrantes de la Fuerza Aérea, no solo en la IV Brigada sino también en la Seccional 16, de Las Heras, donde tenían influencia. De hecho, la mayoría de los secuestros ocurrieron en esa localidad mendocina. Las características de estos casos son las de otros: se cometieron de manera manifiestamente ilegal, sin orden de detención alguna; la tortura se ejerció a veces en sesiones trágicamente tradicionales y otras veces se perpetró por las condiciones mismas de la detención.

En la descripción de los hechos quedan en evidencia los actores que tienen protagonismo, las áreas involucradas, los modos de funcionamiento y la inteligencia previa desplegada. Gran parte de las personas perseguidas tenían o habían tenido militancia en el Partido Comunista (PC), fueron detenidas más o menos simultáneamente y transitaron los mismos espacios.

Los casos en detalle

Reynaldo González era técnico electricista, militaba en el PC y tenía 38 años al momento de su secuestro. El fiscal explicó que las víctimas de estos operativos eran mayores que el resto de las personas detenidas y/o desaparecidas cuyos casos se han investigado en la provincia. Para reconstruir su caso se tuvieron en cuenta la denuncia formulada por él mismo en 1987, un expediente indemnizatorio y declaraciones de compañeros y compañeras de cautiverio.

González fue detenido en su domicilio de Guaymallén, ubicado en la calle Matienzo, el 13 de abril de 1976. Ese día irrumpió violentamente un grupo de personas de civil y uniformadas que robaron objetos y herramientas. Fue trasladado a la IV Brigada Aérea en una camioneta, cubierto por una frazada, vendado y maniatado. Lo alojaron en un “hangar” con camas, donde le quitaron la venda. Declaró que se escuchaban aviones. En la base aérea lo interrogaron, lo amenazaron de muerte y lo golpearon en numerosas ocasiones. La víctima mencionó a algunos de los responsables de estos padecimientos: a González Castro, jefe de la IV Brigada, al sargento Oliver —que instigaba a los soldados diciéndoles que los detenidos habían puesto bombas— y a un suboficial Manzanares. El apellido de uno de los interrogadores era Pereyra. Fue liberado el 16 de julio de ese mismo año.

Aldo Capurro y Margarita Tapia vivían en El Challao, Las Heras, frente al gimnasio Polimeni, y militaban en el PC. Capurro era empleado ferroviario y tenía 41 años. Margarita atendía una peluquería que funcionaba en la misma vivienda y tenía 37. La pareja fue dos veces detenida, primero en 1976 y luego en 1978. Además del prontuario penitenciario de Aldo, el fiscal citó el documental del periodista Rodrigo Sepúlveda con entrevistas y una visita a la IV Brigada Aérea junto a personas allí privadas de la libertad.

La casa fue allanada la noche del golpe de Estado, cuando la familia no estaba presente. Durante el procedimiento robaron objetos y destrozaron puertas y cielorrasos. Estuvieron toda la noche, defecaron y mancharon las paredes con excremento. Rompieron el calefón y la cocina: “Un daño terrible” declaró Tapia en este juicio.

Pese a las precauciones que tomaron, el 29 de marzo al mediodía detuvieron a Aldo. La familia completa estaba presente en la vivienda. Además de Margarita se encontraban su hija y su hijo. Este último, Carlos Capurro, también declaró en el noveno juicio. El operativo fue realizado por personas uniformadas de verde. Luego de rodear la manzana, subieron a Aldo a un camión con barandas y se lo llevaron a la Comisaría 16. Los captores les dijeron a las y los vecinos “que habían detenido a un extremista”. En la seccional policial fue interrogado con insistencia sobre un mimeógrafo y oyó quejidos de tortura. Se encontró con Segundo Alliendes y los hermanos Larroulet, también del PC. Estuvo allí unos cinco días, hasta que lo condujeron vendado a la IV Brigada Aérea. Permaneció en una especie de cine, donde habían dispuesto 150 camas. Solo podía caminar alrededor de su cama y tenía prohibido hablar con el resto de las personas allí detenidas. Aldo mencionó que lo interrogaron miembros de la banda de música. Recuperó la libertad el 5 de mayo de 1976 junto a Raúl Herrera.

IV Brigada Aérea

Luego del secuestro de Aldo, Margarita fue a la Comisaría 16 junto a su madre, como le indicó uno de los captores. La demoraron varias horas. Se hizo de noche y quiso salir a hablar con su madre, momento en que le comunicaron que quedaba detenida. Le sacaron sus anillos y aros y la condujeron a un gran patio, de unos doscientos metros, donde había otras cincuenta personas contra la pared. Tapia declaró haber padecido insultos y maltratos durante su permanencia en la dependencia policial. Precisó que pasaban el día en el patio. Durante la noche las mujeres —cuatro o cinco además de ella— eran llevadas a la cocina. Cuando llegaban “los represores” las ubicaban debajo de una mesa que cubrían con frazadas. Tapia explicó que de noche los policías no tenían “ni voz ni voto”: “Los que mandaban eran del Ejército o de la IV Brigada”. Una vez reconoció las botas de la Aeronáutica, donde había hecho el servicio militar su hijo.

A su madre le respondían constantemente que Margarita no estaba allí. Una semana después, una noche le otorgaron la libertad condicional: estaba obligada a permanecer en su casa y a pedir permiso en la comisaría para moverse. Era tal la desconfianza de Margarita que solicitó quedarse hasta la mañana siguiente por miedo a que le sucediera algo en el camino, pero otra detenida que recuperaba la libertad ofreció llevarla a su domicilio.

Carlos Capurro narró que él y su hermana quedaron al cuidado de su abuela. El niño asistía a sexto grado de la escuela Juan Gregorio Las Heras, cuyo edificio lindaba con la Comisaría 16. Durante toda la semana que Aldo y Margarita estuvieron en esta seccional, su hijo vio al matrimonio desde una rotura en la pared de la escuela: les mandaba avioncitos con mensajes. También se lo comentó a la maestra.

El 2 de mayo de 1978 el matrimonio Capurro-Tapia fue nuevamente detenido en la Comisaría 16. Si bien el caso no es objeto de este juicio, el fiscal explicó que pasaron luego al Departamento de Informaciones de la Policía (D2) y más tarde a la penitenciaría, donde permanecieron un año hasta su liberación.

Raúl Herrera Frías, Manuel y Nicolás Frías, hermanos por parte de madre e integrantes del PC, fueron detenidos el 28 de marzo de 1976 en su domicilio de Las Heras. Raúl tenía 25 años y fue quien declaró en más de cuatro oportunidades sobre estos hechos, además de realizar un reconocimiento fotográfico. Los tres compartían militancia con Capurro y los hermanos Larrea, entre otros.

Los jóvenes fueron retirados de su vivienda tras un megaoperativo en el que intervinieron más de 60 efectivos y que duró más de dos horas. Los captores utilizaron sus sábanas de capuchas y los ataron con sus propios cordones. Raúl refirió que lo quemaron con cigarrillos. Estuvieron cautivos diez días en la Seccional 16, donde fueron torturados por más de una persona. Uno de los interrogadores era el policía Manuel Martínez, quien se hacía pasar por militar. En una ocasión descubrió a Raúl para que lo viera. En 1985 la víctima lo reconoció por televisión.

A Raúl lo trasladaron al cine de la IV Brigada, donde continuaron los interrogatorios y las amenazas. Relató también que una vez los obligaron a desnudarse y los dejaron de plantón todo el día. Al cine asistían regularmente dos médicos y dos sacerdotes, entre ellos el capellán de la Brigada, Enrique Plozas. Fue liberado el 5 de mayo. Manuel y Nicolás fueron llevados desde la Comisaría 16 al Liceo Militar General Espejo y recuperaron la libertad el 31 del mismo mes.

Sergio Larroulet, su padre Horacio Larroulet y su hermano Raúl Walter Larroulet fueron secuestrados de su domicilio de Las Heras a fines de abril de 1976. Sergio, que tenía 20 años, declaró que siempre había compartido el “ideario socialista” y que participaba del centro de estudiantes de la Escuela Técnica N.º 2, donde asistían muchos hijos de militares. Raúl tenía 18 años al momento de los hechos.

El 26 o 27 de abril los tres fueron detenidos en su casa de calle Urquiza, en Las Heras. Personas uniformadas y de civil con armas revolvieron y robaron objetos de valor de su madre, que había fallecido. Los condujeron a la Comisaría 16, donde permanecieron tres días. Allí Sergio fue torturado con picana eléctrica. También le pusieron una pistola en la boca para jugar a la “ruleta” y le destrozaron la dentadura. Horacio fue liberado desde la seccional policial. Sus hijos pasaron a la IV Brigada Aérea. Los otros detenidos dieron cuenta del estado en el que llegó el mayor, con la boca y las cejas “partidas” e infectadas. Sergio mencionó que entre los custodios había personal de la banda de música y que en los interrogatorios de la base aérea le mencionaban información que él había brindado en la comisaría, lo que evidencia la coordinación existente entre ambas dependencias.  Recuperaron la libertad tres meses después, en julio de 1976.

Fiscalía y querella

José Blas Made era abogado de la Unión Obrera Metalúrgica y militante justicialista. Falleció en 2005. Fue secuestrado en julio de 1976 cuando acompañaba a Trinidad Mendoza —esposa del vicegobernador Carlos Mendoza— a declarar en la Legislatura. Los hechos fueron narrados en este juicio por su exesposa, Ana María Mateu, y su hijo Mariano, que entonces tenía dos años.

Made no vivía con su familia al momento de la detención. No obstante, alguien de la UOM dio aviso a Mateu sobre su secuestro y traslado a la IV Brigada y la mujer fue con su suegra a preguntar por él. Estuvo en total una semana. Luego de entrevistarse con el brigadier González, le permitieron a Mateu, embarazada de su segunda hija, que viera unos instantes al detenido. Estaba rapado y “desamparado”, en palabras de su expareja.

Antes de este episodio, el departamento donde vivía la mujer había sido allanado y numerosos libros fueron sustraídos. Mateu estudiaba Historia. Durante el intercambio con el brigadier, este le preguntó por dichas lecturas, lo que demuestra la inteligencia previa desplegada sobre la familia. Luego del episodio Mateu sufrió persecución y perdió su trabajo como docente.

El caso de la familia Alliendes fue abordado en el juicio anterior. La prueba consiste en  habeas corpus, prontuarios policiales y penitenciarios, además de declaraciones de Ricardo Alliendes en ambos procesos penales. Segundo Alliendes era militante del PC, tenía 48 años, vivía con su familia en calle Vicente Gil de Las Heras y sufrió tres detenciones, dos de las cuales son objeto del actual juicio.

La primera ocurrió antes del golpe de Estado, momento en que la Fuerza Aérea allanó la vivienda y se llevó a Segundo. Estuvo una semana detenido. La segunda se produjo la madrugada del 28 de marzo de 1976 junto a toda su familia: su esposa, Eda Sbarbati, su hijo Ricardo y su hija Silvia. Esa noche personal con uniforme azul irrumpió en el domicilio y se llevó a los hombres en un vehículo, atados con un lazo en el cuello, y a las mujeres en otro. En la casa quedó un prendedor de la Aeronáutica, unas “alitas” que debieron caerse de algún uniforme.

La familia fue conducida a la Seccional 16, donde permanecieron una semana. Ricardo recordó que había un patio grande con calabozos al fondo y que se oían disparos. Declaró que allí sufrieron todo tipo de insultos: alguien le dijo que “había que matar también a los hijos porque llevaban el germen”. Ricardo y Segundo fueron conducidos al Liceo Militar y posteriormente a la Compañía de Comunicaciones. Eda y Silvia, por su parte, desde la comisaría pasaron al Casino de Suboficiales, también en el predio del Ejército. La familia fue liberada en julio de 1976. Por estos hechos ya hubo condenas en el sexto juicio.

El 21 de marzo de 1978 por la madrugada, Segundo Alliendes fue detenido nuevamente —por tercera vez—. Del operativo participaron dos oficiales y un soldado de la Fuerza Aérea. En la casa estaba la familia completa junto a la esposa de Ricardo, embarazada de cinco o seis meses. Un soldado conscripto les avisó que lo habían llevado a la IV Brigada. Allí perdió parte de la audición a raíz de los golpes recibidos. En la IV Brigada estuvo entre 15 días y un mes, luego de lo cual fue conducido al D2. El prontuario policial del D2 indica que la detención se produjo el 27 de marzo, en un intento por blanquear su secuestro. El 30 ingresó a la cárcel, de acuerdo al prontuario penitenciario. Fue liberado el 16 de agosto de 1978. En prisión conoció a su nieta, recordó Ricardo.

Los hermanos Ricardo, Roberto y Raúl Larrea fueron detenidos en su domicilio de Las Heras junto a Carlos Moyano —hijo de la esposa de su padre, Remigio Larrea— en fecha cercana al golpe militar. Los cuatro eran integrantes del PC. Encapuchados y golpeados, fueron conducidos a la Comisaría 16. Allí los encerraron, sin agua ni comida. Además de golpes e insultos, una noche les arrojaron gas lacrimógeno y cerraron la puerta. Los hermanos Larrea temían por Raúl, que tenía problemas del corazón.

Luego de una semana en la seccional, los trasladaron al cine de la IV Brigada Aérea. El viaje se produjo de noche y dieron muchas vueltas para despistarlos. Ya en el cine les quitaron las capuchas. Había hileras de diez o doce camas. También declararon que se veía la ruta a San Juan desde un predio donde eventualmente los sacaban a tomar sol. Además del día de plantón, Roberto sufrió un simulacro de fusilamiento. Raúl y Carlos fueron liberados transcurridos siete días. Ricardo y Roberto recuperaron la libertad el 21 de junio.

La próxima audiencia será el viernes 21 de octubre a las 9:30.

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El Colectivo Juicios Mendoza se conformó en 2010 por iniciativa de los Organismos de Derechos Humanos para la cobertura del primer juicio por delitos de lesa humanidad de la Ciudad de Mendoza. Desde ese momento, se dedicó ininterrumpidamente al seguimiento, registro y difusión de los sucesivos procesos judiciales por crímenes cometidos durante el terrorismo de Estado.