09-11-18| En la fecha prestaron declaración Vicente Miguel López, esposo de Claudia Domínguez, y Silvana Aranda, quien sigue percibiéndose como prima y la alentó a descubrir su identidad. Finalmente, testimonió María Eugenia Paladino, miembro de la CoNaDI, interviniente en este caso.
Afectos cercanos
Vicente Miguel López y Claudia Domínguez Castro se casaron hace 13 años. El testigo explicó ante el Tribunal que las dudas y la necesidad de saber la verdad respecto de su origen estuvieron siempre presentes en su pareja. Claudia había preguntado a sus padres adoptivos en más de una oportunidad sobre su llegada a la familia pero la versión siempre era la misma. Sin embargo, el contexto histórico de su fecha de nacimiento era un elemento a tener en cuenta.
Miguel refirió luego una conversación que tuvo con Dominga Reitano, abuela “de crianza” de Claudia, cuando todavía eran novios. En una charla cotidiana la mujer recordó la alegría que había significado la llegada de Claudia a la casa después del estrés de Antonia por la imposibilidad de quedar embarazada. En esa ocasión, Dominga mencionó que “Tito” (Segundo Carabajal) y su esposa Rosa llegaron junto al matrimonio Bozzo-Reitano y la pequeña niña. Era la primera vez que oía la participación de Carabajal en la aparición de la menor. El testigo explicó que la familia “era conservadora” y se cuidaba mucho lo que se decía. La “adopción” de la niña no era un tema de conversación.
Algunos meses más tarde Miguel comentó la charla tenida con Dominga y mencionó a “Tito”, que “sabían que había sido militar” y que trabajaba “en otras cosas”, lo cual reforzó la necesidad de Claudia de rastrear sus orígenes. Respecto del proceso de búsqueda, el testigo explicó que su esposa indagó una o dos veces más con sus padres pero la versión repetitiva que oía le generaba cierta tranquilidad. También agregó que sus embarazos intensificaron la necesidad de conocer su identidad, ahora por sus hijos. Cuando CoNaDI se comunicó con Claudia, en la familia se evitaba hablar de la búsqueda, con excepción de su prima Silvana.
Por último, sostuvo que una vez conocida la verdad, el matrimonio que crió a Claudia justificó su silencio “por miedo” y por recomendación de quien había entregado a la menor. Cuando CoNaDI propuso realizar la muestra de ADN “no se resistieron” y ofrecieron acompañarla.
Luego se oyó el testimonio de Silvana Gabriela Aranda, hija de Norma Reitano y prima de crianza de Claudia. La mujer comenzó aclarando que toda su niñez estuvo marcada por el conocimiento de la adopción de la víctima. Era una cuestión “naturalizada” entre primos/as.
Sin embargo, cuando ingresó a la Facultad y cursó Historia crecieron sus dudas sobre la situación de adopción de su prima. Por esa razón, consultó a su madre respecto de la llegada de Claudia, hecho que había presenciado porque en ese momento su familia vivía en la casa de la abuela Dominga. La mujer le explicó que una noche habían aparecido en la vivienda familiar cuatro personas con la bebé: Antonia Reitano, Julio Bozzo, Segundo Carabajal y Rosa Reitano. Silvana, por respeto a Claudia, no quería decirle lo que sospechaba.
La familia de la testigo no tenía buena relación con Carabajal por una estafa sufrida por su padre: “se movía en medio de la mentira con nosotros/as, no con la verdad”. “Pasaban cuestiones que no salían a la luz” por cuidar a los hijos e hijas de Carabajal. Lo mismo ocurrió con Julio Bozzo: él y Tito “están peleados desde hace muchos años, por lo menos desde el 2000”, aseguró, pero ella lo había asociado siempre a problemas económicos, algo común en el ex militar.
También comentó que el primer embarazo de Claudia había hecho resurgir en ella las dudas y los temores por un posible abandono de su familia biológica. Solo sabían lo que Antonia y Julio habían relatado con insistencia: una familia de San Luis que no podía tenerla.
Cuando Claudia recibió el primer llamado de CoNaDI en febrero buscó a Silvana para conversar. En ese momento la testigo aseguró que “unió las piezas” y la alentó a realizarse el análisis, además de proponerle hablar con su madre Norma sobre la noche de su llegada, charla que se concretó sin presencia de Silvana.
Las “piezas” tenían que ver con el hecho de que Carabajal hubiera sido militar en la época de la dictadura -sabían que trabajaba en Inteligencia y que podría haber llevado a Claudia- además de las fechas de nacimiento y adopción de la niña. También aseguró que fue el padrino de bautismo de la menor.
Preguntada por la Fiscalía, la testigo relató que su tío Horacio Reitano había sufrido una extorsión en una plaza de parte de alguien que aseguraba que Carabajal le debía dinero. Si no lo recibía diría que tenía una hija no biológica.
También refirió que en la familia se comentaba que Antonia había estado muy mal anímicamente y “se había hecho de todo” por la imposibilidad de tener hijos/as, ya que en esa época se apuntaba a la mujer si había algún problema para concretar un embarazo.
Por último, mencionó que los hijos y las hijas de Carabajal, sobre todo Javier y Viviana –muy cercanos a Claudia-, sintieron dolor con la confirmación de la CoNaDI pero también la necesidad de la verdad: “yo sé que ellos quieren la verdad”, aseguró.
El rol de la CoNaDI
Desde el Consejo de la Magistratura, Buenos Aires, prestó declaración María Eugenia Paladino, miembro del equipo de acercamiento de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CoNaDI ). El ente trabaja, junto a Abuelas de Plaza de Mayo, en la localización de las personas apropiadas durante el Terrorismo de Estado y depende de la Secretaría de Justicia y Derechos Humanos de la Nación.
El juez Alejandro Piña y los abogados de las partes indagaron a la experta sobre la labor de la CoNaDI y sobre este caso en particular.
Paladino fue la encargada de vincularse con Claudia Domínguez para transmitirle la existencia de una denuncia que planteaba dudas sobre su origen biológico; así como la propuesta de que se realice una prueba de ADN. Con su relato confirmó lo pasos transitados, descriptos por Claudia y otros testigos.
El fiscal Dante Vega preguntó a Paladino cuáles son las alertas que conducen a una investigación de la CoNaDI. Al respecto la mujer puntualizó los aspectos centrales. El rango de búsqueda tiene en cuenta la fecha del nacimiento de la posible víctima, el lugar donde se produjo presuntamente el parto y el médico interviniente, si es civil o militar. Comentó que la dependencia armó una base de datos de médicos que han fraguado certificados.
En el caso de Claudia, había nacido en 1978 y no era hija biológica de la pareja apropiadora. En el acta de nacimiento constaba que Antonia Reitano había dado a luz en su domicilio, dato falso frecuentemente utilizado en los casos del robo de bebés. Además, comprobaron que el médico firmante pertenecía al Ejército y se desempeñaba en el Hospital Militar y en el Español pero en ninguno de los dos nosocomios había registros del parto. Además, el profesional había firmado otras actas fraudulentas. Con estos indicios, la declarante tomó contacto con Claudia para proponerle efectuar el análisis de ADN que le permitió, finalmente, conocer su identidad.
Asimismo, Paladino confirmó que en muchos casos, el entregador es escogido como padrino del apropiado; tal como sucede con Claudia Domínguez. Finalmente, la miembro de la CoNaDI afirmó que el acusado Carabajal, por pertenecer al área de Inteligencia, no podía ignorar los hechos ni el destino de la madre y el padre de la beba apropiada, ambas víctimas desaparecidas.
La próxima audiencia consistirá en una inspección ocular al domicilio donde se crió Claudia Domínguez y al de su abuela María, cercanos uno del otro. Esto será el 23 de noviembre.