AUDIENCIA 41 / CAUSA BUSTELO (I): EL ROL DE LOS JUECES

19-04-2011 | Comenzaron las audiencias por la Causa 055-M por el delito de privación ilegítima de la libertad de Ángel Bustelo, fallecido en 1998. Están imputados Luciano Benjamín Menéndez, Dardo Migno y Mario Lépori. Los testimonios de Petrona, su compañera, y de Fidel, su hijo mayor, mostraron la persecución a la que fue sometido el abogado y la grave complicidad de jueces con el plan de exterminio.

Petrona Alam de Bustelo

La pareja conformada por Petrona y Ángel Bustelo tenía al momento del secuestro del militante del Partido Comunista, un hijo de 13 y una hija de 6 años de edad. La noche del 3 de septiembre de 1976 cenaban en la casa familiar de Tiburcio Benegas, cortada entre Avellaneda y Álvarez por el operativo en ciernes. Al grito de «¡Ejército Argentino!» los militares entraron y tras golpearlo secuestraron a Bustelo en una camioneta. Hasta la madrugada Petrona fue encapuchada y atada a una silla, su hija y su empleada encerradas en un cuarto y su hijo en el baño. “Prendan poca luz”, escuchaba Petrona de los militares, mientras allanaban por completo la casa.

Por ulteriores relatos de su marido, supo que pasó por el Comando de Montaña y luego a la Compañía de Comunicaciones (“conté los escalones del comando, encapuchado, me pusieron frente a una luz muy fuerte, ahora vamos a hablar -dijeron-”). Antes de ser trasladado a la cárcel soporta un simulacro de fusilamiento. Bustelo reconoció al entonces teniente Dardo Migno como su torturador y quién lo fichara en Comunicaciones. A Migno le señaló: “en esto terminó el Ejército de San Martín”, después de conocer los graves testimonios de sus compañeros detenidos. La denuncia le valió reclusión y aislamiento.

El 27 de septiembre es trasladado en el Hércules, donde recibe un especial maltrato, a La Plata. Petrona, tras sus pasos se encuentra con la negativa de Maradona a recibirla y que en el Comando, Pagela y Furió le dijeran que “sin orden de Menéndez no podemos dar nada”. Ya en la U9, un “recepcionista” le dijo que “de 130 (tripulantes) han llegado 114, a los otros los deben haber tirado al río”. En la visita a su marido, constató su cuerpo morado por los golpes, manos y pies cortados por alambres, sangre en el orín por los riñones dañados.

Luego de un último paso por el penal provincial es liberado el 11 de agosto de 1977, tras permanecer detenido a disposición del PEN durante casi un año.

Por su compromiso político y sobre todo por su rol de abogado defensor de políticos y obreros (“era del pueblo”), a lo largo de su trayectoria Bustelo sufrió intimidaciones y allanamientos. Según Petrona “siempre vivieron con el chumbo detrás, siempre con los militares encima”. Pero cercana al golpe del 76 la represión fue mayor: en agosto su estudio fue clausurado por el Ejército y su casa puesta bajo custodia.

Fidel Fabián Bustelo

Presente durante la detención de su padre, Fidel agregó que frente al operativo comando (“entraron por el frente y el patio, descolgándose del techo como delincuentes”), Bustelo se puso a disposición de los captores. Pero ante la imagen de su hijo apuntado con un revólver en la nuca, reaccionó, lo golpearon y se lo llevaron. A la madrugada un oficial lleva a Fidel hasta el estudio personal de su padre y vio cómo se llevaban más de 200 libros con “material subversivo” (mayormente literarios).

Según reza el expediente, ocultado por años, Bustelo fue detenido por  la posesión de un libro del Comachi (violación del art. 7 de la ley 20325, tenencia de material impreso de una organización suspendida por decreto) razón por la cual el juez a cargo, Otilio Roque Romano, dictamina la prisión preventiva.

En su declaración Fidel Bustelo apuntó a las vergonzosas e innumerables transgresiones que los miembros de la justicia, encargados de proteger a los individuos aún con estado de sitio, incurrieron ex profeso. La preocupación por “la muerte del derecho” (palabras de Ángel Bustelo) decretada a partir 1976 y sostenida hasta hoy por algunos jueces primó sobre las denuncia de los tormentos sufridos en los años de cárcel por el dirigente mendocino.

La liberación de Bustelo se logró gracias al denominado “golpe del prócer”. Por intermedio de Eduardo Angeloz, la familia Bustelo supo que, por decisión del general Menéndez, el detenido recuperaría la libertad sólo si algún “prócer” se responsabilizaba de lo que el dirigente pudiera hacer. Entonces el ex presidente Arturo Illia medió como “prócer garante”. Bustelo estaba calificado como “peligroso ideólogo de la subversión”, por el mismo Romano.

Al año de recuperada la libertad el Dr. Bustelo dio de baja a su matrícula. Aquello que había empezado a evidenciar estando detenido lo confirmó de forma grosera afuera: “Se terminó la justicia, no puedo seguir litigando ni aplicar mis conocimiento para defender a nadie porque ni siquiera puedo defenderme yo”, le dijo a su hijo aludiendo a la gravedad institucional que padecía la Justicia.

Esa misma gravedad, determinada por la corporación judicial que fue garante de la dictadura es la que excluyó a Fidel Bustelo y a su familia como querellantes de la causa. El último registro de esta infundada supresión data de 2007 y está firmada por Carlos Pereyra González, Julio Demetrio Petra y Alfredo López Cutiño. La “portación de apellido” para Fidel Bustelo fue determinante en su vida como persona y como profesional. Explicó con numerosas pruebas, que la Justicia Federal, a la que considera absorbida por un “nepotismo ilustrado”, le decretó la “muerte civil como abogado”.

Fidel también mencionó al Colegio de Abogados local como cómplice por omisión, tanto durante la dictadura como en el presente, donde se le niega ingreso formal a las denuncias por violaciones a los derechos humanos.

Respecto de Dardo Migno relató que Bustelo lo señaló siempre como uno de los torturadores de la Penitenciaría: “era un hombre fuerte, de los jodidos, era el encargado de darnos”.

Preguntado por razones concretas que “justificaran” la detención de su padre, el testigo expresó que además de los ideales que defendía, asumir la defensa en el caso de Teresita Fátima Llorens (sobrina del sacerdote) pudo haber motivado la privación ilegítima de la libertad. Las pruebas presentadas por la Fiscalía contribuyen a esta hipótesis: los abogados que intervinieron inicialmente en el caso de la joven, también fueron secuestrados y detenidos.

Ante el caso paradigmático de la detención ilegal de Bustelo existiendo proceso legal previo, Fidel remarcó que el Estado represor necesitaba indefectiblemente de la justicia. Y recordó la lucha y las palabras de su padre: “Tenés que estar tranquilo, la historia nos sorprende, da giros. Por mi olfato sé que la justicia va a llegar.”

Novedades

A raíz de los testimonios, la fiscalía solicitó se cite como testigo al doctor Carlos Bula, que en el momento de la detención trabajaba con Bustelo y también fue encarcelado. Además, solicitó se cite en calidad de “testigo general” a Andrea Ginerte, directora del Equipo Argentino de Antropología Forense, que retomará el próximo lunes los trabajos en el “cuadro 33”.

Por último la querella solicitó compulsa penal contra Otilio Roque Romano por su actuación en el expediente de Ángel Bustelo en el que se certifica la “privación ilegal de libertad” del detenido.

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El Colectivo Juicios Mendoza se conformó en 2010 por iniciativa de los Organismos de Derechos Humanos para la cobertura del primer juicio por delitos de lesa humanidad de la Ciudad de Mendoza. Desde ese momento, se dedicó ininterrumpidamente al seguimiento, registro y difusión de los sucesivos procesos judiciales por crímenes cometidos durante el terrorismo de Estado.