AUDIENCIA 27 / TRES POLICÍAS DESMEMORIADOS

22-02-2011 | Los expolicías de la Comisaría 29 de Maipú, Gelves, Rodríguez Quiroga y Molina, atestiguaron en la causa que investiga las desapariciones de Julio y Hugo Talquenca producidas en la jurisdicción donde prestaban servicios. Ninguno recordó el hecho, a pesar de que dos de ellos eran los encargados del libro de novedades y el tercero era chofer al momento del operativo realizado por fuerzas conjuntas, el 14 de mayo de 1976.

En todos los casos las respuestas más frecuentes fueron “no sé” y “no me acuerdo”, hasta el punto de haber olvidado los acontecimientos que sacudieron a Maipú por aquellos años. El fiscal Dante Vega, además del caso Talquenca, preguntó a cada uno por el secuestro de los sindicalistas Brizuela y García, que aparecieron asesinados, y por el fusilamiento de Antonio Molina y un NN en el paredón del frigorífico Vildoza, acecidos en el entorno de los testigos. Invariablemente contestaron con la fórmula del “no me acuerdo”.

Oscar Domingo Gelves

Suboficial de Policía, revistó en la Comisaría 29 de Maipú desde 1975 a 1979, se desempeñó como escribiente del libro de novedades. El mismo le fue exhibido y debió reconocer su firma antes de que llegaran las preguntas de la querella y del tribunal. Con estilo campechano y gesto de «yo no fui», Gelves puso especial empeño en negar todo para eludir cualquier situación comprometida, pero exageró.

A pesar de que aceptó que estuvieron bajo el mando operacional de las FF. AA. desde antes del golpe, dijo no haber visto efectivos del Ejército, autos particulares ni gente de civil. No pudo explicar para qué servía el “Santo y Seña”, registrado con su propia letra en el libro de novedades y otras situaciones por el estilo. Empeñado por negar hasta los hechos de público conocimiento, quedó enredado en sus propias contradicciones. Puesto en evidencia y obligado a responder, solía suspirar un “¡ay, Dios mío!… no me acuerdo”. Y aclaraba: “No es que quiera ocultar algo”. Entre sus palabras se escurrió la confirmación de que había un accionar encubierto, indebido que era mejor no conocer. Reiteradamente habló del temor a saber qué sucedía.

Ignacio Felipe Rodríguez Quiroga

Sargento jubilado de la Policía de Mendoza, trabajó como chofer de la comisaría 29 de Maipú entre 1973 y 1979. La noche del secuestro de los hermanos Talquenca quedó registrada la salida del móvil policial conducido por Rodríguez en horas próximas al operativo. Indagado sobre este hecho, aseguró no recordarlo, así como los otros episodios represivos acaecidos en Maipú. Sin embargo, dio cuenta de los operativos conjuntos de identificación y requisa de autos que realizaban el Ejército y la Policía. La vestimenta propia, agregó, “no se distinguía mucho de la de los militares”: ropa verde oliva de combate, polera negra, birrete, bombacha y borceguíes.”

Rodríguez, de aspecto reservado, también admitió que era frecuente la presencia de personal sin uniforme que realizaba operativos en autos particulares. Cuando la querella le preguntó si condujo el móvil policial para realizar algún allanamiento de domicilio, lo negó. También se refirió a la conveniencia de no preguntar por lo que sucedía.

Pedro Saúl Molina

Sargento retirado hace 30 años, aparece su firma en los registros de la Comisaría 29 en fecha próxima al secuestro de los hermanos Talquenca. Sin embargo, el testigo dijo que prestaba servicios en Coquimbito. Con aparente deterioro físico, dio respuestas equivocas como si sufriera desubicación espacial, por lo que el tribunal optó por liberarlo. Su testimonio fue muy breve.

Nadie mejor que un policía para saber qué decir y qué no decir y evitar autoincriminarse. Cada cual con su estilo, además, cumplió con el pacto de silencio que los une a la represión.

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

El Colectivo Juicios Mendoza se conformó en 2010 por iniciativa de los Organismos de Derechos Humanos para la cobertura del primer juicio por delitos de lesa humanidad de la Ciudad de Mendoza. Desde ese momento, se dedicó ininterrumpidamente al seguimiento, registro y difusión de los sucesivos procesos judiciales por crímenes cometidos durante el terrorismo de Estado.