Leda identificó a miembros del D2: “durante los 50 días que estuve en el D2 los vi a ellos"

AUDIENCIA 49 / TESTIMONIOS DE DOS POLICÍAS Y LA EXPRESA GRACIELA LEDA

24-05-2011| Declararon los policías retirados: Reynoso y Lucero de la Comisaría 9 de Guaymallén por la causa que investiga la desaparición de Salvador Moyano; uno de ellos confirmó el nombre y apodos de los integrantes del D2 y las formas de operar de esa dependencia. También prestó testimonio Graciela Leda, expresa que permaneció 50 días secuestrada en ese Centro Clandestino de Detención.

Inocencio Reynoso

Se desempeñó como suboficial principal en funciones en la Comisaría 9 de Guaymallén en 1976 y fue citado porque  rubricó el acta de constatación de la denuncia por al secuestro de Salvador Moyano. Aquel 27 de septiembre, su  familia se dirigió a esta seccional a pedir ayuda, pero fue atendida después de una hora y media de espera, lo que hace sospechar que el personal estaba informado de lo que sucedería y eludió intervenir.

Reynoso inició su testimonio intentando tomar distancia del hecho diciendo que estaba asignado al destacamento de Corralitos y Primavera. Sin embargo, ante la evidencia de su actuación registrada en libro de novedades, admitió haber cumplido, eventualmente, funciones en esa Comisaría. El policía sufrió un sofocón cuando afirmó que para las constataciones enviaba a personal subalterno a lugar de los hechos. Sucede que el acta en cuestión dice que él personalmente fue al domicilio de la víctima después del secuestro y volvió al día siguiente, dejando al descubierto la contradicción. Sin embargo, dijo no recordar lo escrito.

Fue sujeto a una ronda de preguntas e interrogado sobre algunos sonados operativos realizados en Guaymallén, sobre el santo y seña utilizados en la comisaría, sobre el D2 y otros. A todo contestaba con la muletilla “desconozco”. Ante tanta desmemoria, intentó excusarse: “No estoy lúcido”.

Ramón Lucero

Tenía el grado de inspector cuando se desempeñaba en la Comisaría 9 e inició la instrucción por el caso Moyano. Por razones de salud se retiró en 1977 con el grado de comisario. Su testimonio fue amplio y confirmó varios datos ya conocidos sobre el D2 y su forma de operar; lo distinto es que la versión proviene de un hombre de la Policía.

Lo primero que admitió Lucero fue que estaban bajo las órdenes del Ejército y que realizaban allanamientos a viviendas en forma conjunta. Agregó haber conocido personalmente al exjefe del D2, Sánchez Camargo, con quien trabajó antes del golpe en Santa Rosa: “No me gustaba para nada, hablaba de dios y era muy sádico, en la Policía se cometen excesos, yo no lo permití”, aclaró.  Luego hizo varios aportes:

-Reconoció la utilización de la tortura para sacar información. “Se golpeaba de infinidad de formas pero lo más común en la época era la picana (…) En este país se ha utilizado históricamente por venganza, para conocer actividades de las cuales el gobierno necesitaba información”. Preguntado si en el D2 se torturaba, dijo: “Puede ser”.

-Admitió que en el D2 se ocupaba de la represión política. “Desde el D2 se trabajaba con información para detener personas con problemas laborales que afectaban al gobierno” dijo Lucero, pero luego amplió el concepto a la “lucha antisubversiva”. Él se negó a formar parte de esa dependencia pero conoció al personal que asiduamente iba a la 9. Aportó el nombre Luis Yubati, conocido como “caballo loco”, y aclaró que Corradi “no era policía, lo pusieron para que se gane el sueldo”. Se trataba de un exboxeador, perito en golpes. Señaló a Smaha y Fernández como los “primeros hombres de la Brigada” y que en el D2 revistaban Celustiano Lucero y Juan Oyarzábal, los últimos cuatro imputados en las causas motivo del presente juicio.

-Refiriéndose a las “huellas de los procedimientos” que comentaban los policías, Lucero precisó que “había cosas que tenían la marca del D2”. Una suerte de modus operandi propio que, admitió, incluía el uso de autos sin identificación, secuestros de personas por parte de individuos de civil con armas de puño, detenidos encapuchados y otros aspectos ya conocidos. El caso de Salvador Moyano “podría tener las marcas del D2” dijo. Aquí Lucero se deslinda de responsabilidades porque el 27 de septiembre (noche del operativo en que Moyano fue secuestrado) él estaba de franco por cumplir años, a pesar de que en la misma fecha aparece con su firma la notificación que lo refrenda como instructor. El expediente tiene solo 14 folios, el entonces fiscal Otilio Romano ordenó archivarlo sin investigar.

-Señalo, además, que le ofrecieron formar parte del grupo especializado en lucha antisubversiva al que pertenecía Carlos Rico Tejero, pero que él no aceptó. Lo que permite inferir que era posible optar por la tarea a desempeñar dentro de la fuerza; aunque aclaró que una vez dentro de una dependencia había que realizar lo que se le ordenaba. “El que no estaba de acuerdo con los procedimientos iba al final de la cola”, agregó.

Graciela Leda

En tanto testigo de contexto, Leda relató su paso por el D2 en condición secuestrada junto a los miembros de la Juventud Guevarista objeto de la razzia de mayo del 76: Daniel Moyano, Lucía Allegrini, Víctor Sabatini, Silvia Swarzman, Siro Vignone, su vecina y amiga Liliana Tognetti y otros. Detenida el 14 de ese mes, permaneció 50 días en esa dependencia. Al igual que sus compañeras, fue sometida a golpes y torturas que le produjeron fracturas de costillas y una eventración. Con expresión sentida recordó las humillaciones sufridas: “El dolor de sentirse abusado, no se olvida nunca”, dijo. En esa circunstancia se sintió reconfortada cuando escuchó la “voz amable” de sus compañeros Acquaviva y Paris.

Recordó haber visto una camilla retirándose del D2 pero no pudo precisar a quién trasladaba y, en otra ocasión, cuando repartía la comida, en la celda contigua a los baños vio a un hombre mal herido; por la época en que sucedió el encuentro y  la ubicación, presume se trataba de Sánchez Coronel, detenido- desaparecido que habría muerto en el D2, cuyo caso se investiga en estos juicios.

Graciela pasó del D2 a la penitenciaría provincial y de allí a Devoto, recién en este penal fue operada y atendida; permaneció largos períodos en la enfermería. Recuperó su libertad después de 7 años, ante la proximidad del advenimiento de la Democracia.

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

El Colectivo Juicios Mendoza se conformó en 2010 por iniciativa de los Organismos de Derechos Humanos para la cobertura del primer juicio por delitos de lesa humanidad de la Ciudad de Mendoza. Desde ese momento, se dedicó ininterrumpidamente al seguimiento, registro y difusión de los sucesivos procesos judiciales por crímenes cometidos durante el terrorismo de Estado.