Francisco "Paco" Urondo

AUDIENCIA 60 / FUE ESCLARECIDA LA CAUSA DE LA MUERTE DE URONDO

28-06-2011 | Con el testimonio del Dr. Roberto Bringer, médico forense, quedó aclarada la causa de muerte de Francisco Urondo. No fue debido a una herida de bala como afirmó el informe policial, ni a la ingesta de la pastilla de cianuro como se decía. Urondo fue asesinado por un fortísimo golpe en el cráneo. En la misma audiencia declaró Aída Grandi de Barreto, entonces directora de la Casa Cuna que albergó a Ángela después del operativo que terminó con la vida de su padre y la desaparición de su madre,  Alicia Raboy.

El doctor Roberto Bringer se desempeñó en el cuerpo Médico Forense entre 1973 y 2007. A él le tocó realizar la autopsia al cadáver de Urondo al llegar a la morgue, tres horas después del procedimiento del 17 de junio de 1976. El cuerpo inerte fue remitido por el D2, en condición NN, acompañando por el agente Alfredo Gómez de esa repartición.

Francisco «Paco» Urondo

El informe del médico policial indicaba que el deceso se había producido por el proyectil de arma de fuego. Esa versión seguramente fue dibujada para difundir la idea de que Urondo había muerto en un tiroteo cuando huía de sus perseguidores. Por su lado, el Dr. Bringer comprobó, radiografías mediante, que no habían orificios ni esquirlas que confirmara lo expresado por la Policía; en su examen determinó que Paco presentaba una fractura por hundimiento de cráneo a la altura del occipital que definió como “contusión cráneo encefálica” producida por un golpe e infirió, ante los requerimientos del fiscal y la querella, que existía la posibilidad que fuera un  garrotazo propinado con la culata de un arma.

El declarante fue profesor titular de la cátedra de Medicina Legal en la Facultad de Medicina de la UNCuyo y actualmente es Director de un Posgrado en la especialidad; con gran pericia aseguró que Urondo no había tomado la pastilla de cianuro porque los cadáveres con envenenamiento por esa sustancia tienen un olor particular y toman un color rosado, típico, muy diferente del lívido que presentaba la víctima y agregó contundente: “No había rasgos de cianuro”.

En forma muy didáctica, explicó los distintos pasos que cumple el cuerpo médico cuando se encuentra ante una muerte violenta y el tratamiento que se les da a los NN: el cuerpo es preservado en frío a la espera de que alguien lo reclame. En este caso le fue entregado a Beatriz Urondo, 15 días después del fatal procedimiento y en los libros de registro ya decía “NN o Francisco Reynaldo Urondo”.

El testimonió del Dr. Bringer dejó en claro que el poeta fue asesinado y posteriormente remitido a la morgue judicial por el Departamento 2 de Investigaciones de la Policía de la Provincia. Esta misma repartición fue la encargada de entregar a la Casa Cuna a Ángela Urondo Raboy, hija de ese matrimonio.

Aída Grandi de Barreto

Es asistente social y se desempeñaba como directora de la Casa Cuna cuando la niñita Ángela le fue entregada en calidad de “abandonada” como NN. En cumplimento de una práctica habitual se le adjudicó un nombre supuesto, en este caso, “Marisol”.

En su breve declaración, la testigo dijo recordar que le llamó la atención que el ingreso fue de noche, no venía derivada de un juzgado de Menores y tenía una aspecto rozagante, bien vestida y muy lúcida, poco habitual en los niños que recibía la institución. Con ella le fue entregada una valija con ropita de delicada confección. También recordó que no recibió visitas hasta que llegó la abuela materna y gestionó judicialmente la entrega de la niña a la familia.

No fue el Juzgado Federal quien derivó a Ángela, como creyó recordar la Sra. Grandi. Según las constancias escritas, la niñita fue entregada a las 4 de la mañana del día 18 de junio remitida desde el D2.

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