Gladys Sánchez y su tío Joaquín Ramírez

Audiencia 25 / Sobre Amadeo Sánchez y Gladys Sabatino

03-08-17 / Siguió la ronda de testimonios para dilucidar responsabilidades en el asesinato de Amadeo Sánchez Andía. Se escuchó a dos profesores de la Escuela de Comunicación, donde cursaba el joven, y a su cuñado. Además, se abordó la sospechosa muerte de Gladys Sabatino, a través de otros dos testimonios.

Los profesores

Ramón Wenceslao Martínez para mayo de 1975 se desempeñaba como profesor de la Escuela Superior de Comunicación Colectiva y era reportero del diario Los Andes. Casualmente, debió cubrir el hallazgo del cuerpo de Amadeo, en Canota y se trasladó hasta el lugar. Dijo haber reconocido de inmediato al estudiante y ofreció algunos detalles. Se refirió a los ultrajes y, agregó, que sobre la piel “tenía escrito con carbón: por Monto”.

Ramón Martínez

Después, se encargó de escribirla crónica sobre el hecho, pero subrayó que fue muy “corregida”. Dijo que los periodistas solían recurrir a distintas fuentes y advertía que los informes de la policía “eran armados”. La Fuerza tenía su propio departamento de prensa y distribuía su versión a los medios masivos.

En respuesta a lo indagado por el fiscal Dante Vega, Martínez dijo que Sánchez era un joven tranquilo, querible, comprometido con la lucha propia de los estudiantes y dijo desconocer si tenía militancia fuera de este ámbito. Preguntado acerca de quién atribuía el asesinato de Sánchez Andía, respondió que suponía que no provenía de una agrupación política, sino de “otra fuerza o poder”.

Daniel Prieto Castillo también aportó su testimonio. Él es un referente y prestigioso teórico de la Comunicación Popular, fue profesor universitario y publicó numerosos trabajos sobre la especialidad.

Por aquellos años se desempeñó como director de la Escuela Superior de Comunicación; asumió durante el gobierno de Martínez Baca y renunció a la dirección después de que este fuera destituido. Recordó que el nuevo titular de la cartera de Educación de la Provincia, Olguín, le advirtió que no le podía garantizar su seguridad. Al respecto destacó que se vivía un clima enrarecido y decidió retirarse de la dirección en abril de 1975.

Daniel Prieto Castillo

A Amadeo Sánchez Andía lo recordó como un estudiante sensato, muy querible, que fue secretario del Centro de Estudiantes y lo identificó con una corriente de izquierda, sin precisar.
Sobre los hechos que se investigan dijo que recibió la noticia de su asesinato cuando regresaba de San Juan y supo que una religiosa, cuyo nombre no recuerda, pudo verlo cuando estaba internado en el hospital de San Martín.

El asesinato de Amadeo “nos marcó muchísimo”, fue para intimidar, agregó. También rememoró que, a esa Escuela, de corta vida, asistieron siete estudiantes que luego fueron desaparecidas/os e, incluso, él le brindó refugio a un estudiante perseguido, que se lo solicitó.

Ramírez indignado

El siguiente en declarar fue Joaquín Ramírez, hermano de Mirta Ramírez, esposa de Amadeo Sánchez Andía. El testigo recordó el día en que lo conoció en la casa familiar de General Alvear, donde le pareció a primera vista una persona amable y «querible”, “en ningún momento hablamos de tendencias políticas”, dijo.

Gladys Sánchez y su tío Joaquín Ramírez

La pareja estudiaba periodismo, y “la situación económica no era la mejor”, recordó también con pesar. Por eso varias veces viajó desde Tunuyán (donde trabajaba y vivía) para verlos y la visita era solo una excusa para facilitarles algún tipo de alimento.

Admitió sentir vergüenza de no recordar si el día del casamiento fue testigo o padrino de la boda; lo que pasó después, lo dejó profundamente conmocionado.

Luego del accidente de Sánchez Andía, camino a Córdoba, fue a verlo al hospital donde estaba internado, en San Martín. Notó que estaba custodiado por un guardia policial y que era, además, el único en la pieza. Joaquín prometió llevarle un pijama y Amadeo le preguntó si sabía algo sobre una chica que también iba con él en el colectivo (Gladys Sabatino); lo notó preocupado.

Al llevarle el pijama ya no pudo verlo. Lo dejó en mesa de entradas, aunque sabe que sí se lo entregaron porque lo vio en una foto en un diario: estaba tirado, separado del cuerpo asesinado.

Después de este hecho, recorrió más de diez comisarías intentando dar con el cuerpo. Finalmente, lo encontró en la morgue del Hospital Militar, donde pudo reconocerlo: entre 15 y 20 balas lo habían impactado. Entonces,insultando, sacó “lo peor de su verborragia”, según dijo. Afuera del Hospital Militar, de hecho, vio un Falcon, hacia el que se dirigió para increpar a los ocupantes que estaban dentro: “Y ni me miraron”, se sorprendió.

Pero todavía quedaba más: mandó a su hermana en un colectivo hasta General Alvear, para que estuviese a salvo (no la volvió a ver hasta algunos meses después, cuando dio a luz). Las autoridades dispusieron que fuera directamente enterrado, sin velarlo, en el cementerio de la capital. El cortejo fueron dos autos ocupados por su hermano y él y patrulleros custodiando. “Cada dos o tres tumbas había gente vigilándolo. Les dije que por qué no lo dejaban tranquilo”, recordó.

Mirta y Amadeo convivían en una piecita, frente al Hospital Central. “Creo que posteriormente fue objeto de un allanamiento”, deslizó ante una pregunta de la Fiscalía. También la casa familiar en General Alvear, donde detuvieron por breve tiempo a Mirta.

Las palabras finales de Joaquín fueron elocuentes: “Yo lo veía como un idealista, que estaba trabajando ‘por una vida mejor’, por decirlo de alguna manera”. Explicó que él y su familia eran «gente de campo», a quienes no les entraba en la cabeza otra forma de transformar el mundo que no sea a través del trabajo duro y constante. “No entendíamos a ese idealista”, reiteró.

Aportes sobre el caso de Gladys (Kity) Sabatino

Luis Eduardo Lenzano dijo que era sobrino político de una hermana de Gladys Beatriz Sabatino. Contó sobre sus charlas, hablaban de política, discutían muchas cosas, pero nunca hablaban de pertenencias partidarias. “Yo militaba en una agrupación universitaria de izquierda”, aclaró. En el diálogo, Gladys mostraba un profundo interés por el cambio social.

Luis Eduardo Lenzano

Según la versión periodística, contó el testigo, ella viajaba a Córdoba para conmemorar el Cordobazo. Cuando se enteró del accidente en micro, tomó contacto con su tía quien le informó que Kity estaba bien, que el personal médico la veía estable. Luego la mandaron a comprar un remedio, que le tomó 30 o 40 minutos -especuló Lenzano. A su regreso, dijeron que Gladys Sabatino se había descompensado y había fallecido. Lenzano admitió que ella estaba en pareja con un compañero de nombre Ricardo, además había un tercer ocupante del ómnibus siniestrado que viajaba junto a Amadeo y Gladys.

La muerte fue sospechosa porque ella falleció sorpresivamente y en similares circunstancias que Amadeo Sánchez.

Paula Baigorria fue la última persona de la audiencia en prestar su testimonio. Ella formó parte de un equipo que investigó las desapariciones de personas pertenecientes a la Universidad Nacional de Cuyo. Esta investigación derivó en el libro Apuntes de la memoria.

En este contexto, Baigorria tuvo contacto con la causa de Amadeo Sánchez Andía y supo que la compañera que iba en el ómnibus con él, también había muerto. Así conoció el caso de Gladys Beatriz Sabatino, quien había sido estudiante de medicina en la UNCUYO.

Luego de realizar llamadas telefónicas a distintas mujeres referentes de los organismos de derechos humanos no lograba dar con alguien del entorno de Sabatino.

Paula Baigorria

Por casualidad, en el marco de la investigación, entrevistó a Luis Lenzano, así se enteró de que él era familiar y supo que también, Alicia Peña, tenía un lazo similar. A través de estas personas, Paula Baigorria logró corroborar que la versión de los parientes de Gladys era igual a la de sus compañeros y compañeras: sospecharon una muerte inducida, durante su internación. Nunca habían hecho una denuncia porque no sabían, siquiera, cómo proceder. Por eso, el equipo investigador decidió incluir el caso de Gladys Beatriz Sabatino al final del libro Apuntes de la memoria.

La próxima audiencia será el 10 de agosto a las 9.30.

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El Colectivo Juicios Mendoza se conformó en 2010 por iniciativa de los Organismos de Derechos Humanos para la cobertura del primer juicio por delitos de lesa humanidad de la Ciudad de Mendoza. Desde ese momento, se dedicó ininterrumpidamente al seguimiento, registro y difusión de los sucesivos procesos judiciales por crímenes cometidos durante el terrorismo de Estado.