09-02-17 / La Secretaria del Tribunal, Natalia Suarez, continúo con la lectura del Requerimiento de Elevación a Juicio. En la jornada se completó el recorrido por las causas de los presos que fueron trasladados a Campo Los Andes en calidad de rehenes. Luego se dio lectura a otra causa por la detención de dos militantes realizada por el Ejército y el D2.
En la anterior jornada de debate se inició la lectura de varias causas acumuladas en el Requerimiento de Elevación a Juicio, todas vinculadas con presos traslados la Compañía 141 de Telecomunicaciones “Campo Los Andes”. La lectura se había interrumpido cuando se describía lo acontecido con uno de los detenidos, Oscar Armando Bustamante, quien fuera trasladado desde el penal con destino Campo Los Andes, el 22 de octubre de 1976.
Al retomar el debate se conoció su denuncia sobre el tratamiento recibido en la dependencia militar. Al respecto señaló que tanto él como sus compañeros recibieron atropellos y fueron aislados de sus familias. También puntualizó que los militares ocultaban sus nombres y grados y se hacían llamar por seudónimos. El 29 de diciembre, Bustamante junto con sus compañeros, fue restituido a la penitenciaría y posteriormente transferido a distintas cárceles del país hasta que, en 1982, recuperó la libertad.
Juan Basilio Sgroi, detenido el 13 de enero de 1976, tenía 28 años cuando se produjo una razia contra miembros del Partido Peronista Auténtico al que pertenecía. Su primer destino, al igual que Ricardo Puga y Francisco Solano López, fue la Colonia Papagayos de la Dirección General de Escuelas (DGE) donde los tres recibieron torturas. Luego pasó al D2 con igual tratamiento y, finalmente, lo alojaron en el penal provincial.
Según precisó Sgroi, los traslados a Campo Los Andes se realizaron en dos grupos. El 22 de octubre lo sacaron del penal junto a Juan Konkurat, Oscar Bustamante y Hermes Ocaña. Pocos días después llegó un segundo contingente integrado por Claudio Sarrode, Walter Salinas, Juan Carlos Zárate y Carlos Pardini.
La víctima ratificó las características de detención vividas por el grupo en Tunuyán. Señaló que “había orden de fusilarlos”, dispuesta por la comandancia del III Cuerpo de Ejército.
Sgroi era de nacionalidad italiana y el consulado de su país supo intervenir cuando estaba aislado en Campo Los Andes, lo que posibilitó la visibilización de su destino y el de sus compañeros. También, consiguió fuera expulsado hacia Italia en julio de 1977, después de haber recorrido otros penales del país.
Adriana Spínola, esposa de Sgroi, quedó vinculada a esta causa, aunque las circunstancias de su detención difieren. La jovencita de 19 años fue aprehendida en la calle, el 13 de marzo de 1976. Alojada en el D2 sufrió torturas hasta que una semana después la trasladaron a la penitenciaría. Luego pasó a la cárcel de Devoto hasta que pudo reencontrase con su esposo.
Juan Carlos Zárate fue detenido junto a su esposa, Trinidad Corbalán, el 18 de noviembre de 1974 y alojado en la Central de Policía de la calle Mitre durante varios días. De allí, el matrimonio pasó al penal. Días después, la justicia federal les otorgó la libertad provisoria pero a la salida los capturó la policía federal. En esa delegación fueron torturados varios días hasta que regresaron, nuevamente, al penal a disposición del PEN. Tal como lo afirmaron él y sus compañeros, Zárate integró el grupo de presos transferidos a la Compañía 141 de Telecomunicaciones de Tunuyán y recibió idéntico trato. Regresó a la penitenciaría con al grupo y, tiempo después, enviado a distintas cárceles del país. Consiguió salir a EEUU, en 1980, junto con su esposa.
Walter Desiderio Salinas, tenía 39 años, era fotógrafo y fue detenido por personal del Departamento de Informaciones el 25 de agosto de 1974. 48 horas antes había sido allanado su domicilio en el barrio Santa Ana de Guaymallén.
Estuvo una semana en el D2, hasta el 25 de marzo de 1977 en la penitenciaría provincial, luego hasta diciembre de 1978 en la U9 de La Plata y de allí pasó por los penales de Sierra Chica y Rawson, hasta ser liberado el 20 de agosto de 1982.
En su prontuario penitenciario figura que “el 28 de octubre de 1976 fue trasladado por orden del teniente Eduardo Migno, de la VIII Brigada de Infantería de Montaña, ignorándose el lugar” y que “reingresó al Penal trasladado por el teniente Balbuena de la Compañía de Telecomunicaciones de Campo Los Andes”. Su madre, Rosario Poblete, denunció en su momento que “fue trasladado en la madrugada del 28 de octubre de 1976, en un camión, con las manos esposadas y los ojos vendados junto a siete detenidos, a la Compañía 141 de Telecomunicaciones de Campo Los Andes, al mando del Mayor Rubén Paz”.
Juan Koncurat, estudiaba medicina y estaba casado con María Elena Beatriz Viola, tenía 28 años. Fue detenido el 25 de octubre de 1974 en un automóvil junto a María Edmundo Valdez y Guillermo Martínez Agüero, por personal de la policía de Mendoza. Del vehículo secuestraron armas y Koncurat tenía documentación falsa, dado que “estaba perseguido desde la dictadura de Lanusse”. En pocos días pasaron, vendados y sometidos a interrogatorios, por “el viejo D2 de calle Mitre”, la Comisaría 7ma, la 27ma, y de nuevo la 7ma, “como medida de seguridad”.
Koncurat permaneció en el penal entre el 6 de noviembre de 1974 y el 25 de marzo de 1977, momento en que fue trasladado a La Plata, y luego a Sierra Chica, Rawson y Villa Devoto, recuperando la libertad el 15 de junio de 1984. Consta en su prontuario que “el 22 de octubre de 1976 fue entregado a personal militar de la Compañía de Telecomunicaciones 141, conforme lo dispuesto por el Coronel Tamer Yapur y es reingresado -al igual que el resto- el 29 de diciembre. Ha manifestado que el traslado “fue efectuado con desconocimiento de la justicia que procesaba a todos los nombrados”.
Claudio Alberto Sarrode, tenía 25 años, era estudiante de medicina, delegado universitario y “militaba en barrios pobres”. El 28 de junio de 1975 fue encapuchado por policías en la vía pública y trasladado a la delegación de la Policía Federal -donde estuvo casi una semana y fue torturado con picana eléctrica- y a la penitenciaría, donde hicieron constar sus lesiones. En La Plata, donde estuvo hasta el 25 de abril de 1981 cuando fue liberado, lo obligaron a firmar declaraciones con los ojos vendados. Se exilió en 1983.
En Campo Los Andes, Sarrode permaneció entre el 28 de octubre y el 29 de diciembre del ‘76, y ha indicado que el centro clandestino tenía dos habitaciones, una para su grupo y otra para el de Bustamante, que llegó con anterioridad.
Carlos Alberto Pardini, tenía 28 años, era peronista, estaba en pareja con Elvira Benítez y fue detenido el mediodía del 5 de abril de 1975 en la intersección de calle 9 de Julio con Ruta 7, en San Martín, por personal del D2, en el marco del Sumario Nº 22 instruido por la Unidad Regional Primera. Tenía documentación falsa y se encontraba viviendo en el domicilio de Nilda Rosa Zárate, también detenida por infracción a la ley 20840.
Ya en 1972 Pardini había estado detenido sin juicio, casi un año y medio en San Juan, Villa Devoto y Chaco. A la penitenciaría lo trasladaron el 16 de abril de 1975 y su itinerario siguió por La Plata, de nuevo Mendoza y Caseros, hasta su libertad. Por orden del teniente Migno fue trasladado a Campo Los Andes entre el 28 de octubre y el 29 de diciembre de 1976.
En síntesis, las víctimas de ambos grupos que pasaron sus cautiverios a finales de 1976 en el centro clandestino de detención de Campos Los Andes han coincidido en señalar que sus detenciones se realizaron “en la más absoluta clandestinidad” y que sus traslados desde la cárcel provincial al predio militar estaban motivados porque eran “rehenes de guerra” dado que en octubre de ese año el presidente Videla había arribado a Mendoza y “si durante su visita acontecía algún tipo de incidente, había orden de Menéndez de fusilarlos”. Incluso Juan Koncurat agregó que, al interpelar al director del penal, Naman García, acerca de las causas del operativo, “únicamente le respondió que obedecía a razones de seguridad”. Los sobrevivientes también han coincidido respecto a las condiciones de detención allí: permanecían las 24 horas del día en una celda-habitación, salvo los pocos instantes que eran llevados al baño, y en las noches eran encadenados a las camas; con un trato muy riguroso, torturados psicológicamente, amenazados de muerte y apuntados con armas.
Al D2: Marta Rosa Agüero y Roberto Marmolejo
En el tramo final de la jornada se avanzó sobre causas que dan cuenta de operativos de secuestros y traslados al D2, como es el caso de Agüero y Marmolejo, detenidos con pocos minutos de diferencia hacia la una de la madrugada del 17 de marzo de 1976.
Ella tenía 52 años, militaba en el Partido Comunista y era maestra jubilada. Se encontraba en su casa cuando ingresaron “dos oficiales y alrededor de nueve personas que pertenecían al Liceo Militar General Espejo, encontrándose a cargo del operativo el teniente González, que le manifestó que el Ejército tenía facultades suficientes para detener y allanar domicilios sin orden judicial”. Allí la interrogaron durante dos horas, la encapucharon y metieron a la parte trasera de un camión del Ejército, custodiado por personal armado. A las pocas cuadras el camión se frenó y por altavoces informaron que habían detenido a otra persona, Roberto Marmolejo, que era vecino suyo y la reconoció de inmediato.
Al D2 llegaron en camiones distintos y ella fue alojada en un pequeño calabozo del subsuelo junto con María Elena Moyano de Blanco, “a quien conocía por haber sido diputada en el año ‘55 y por ser maestra jubilada, habiéndose desempeñado ambas en el Sindicato del Magisterio”.
Agüero estuvo más de 48 horas en el D2, antes de ser trasladada a Investigaciones y a la Comisaría Segunda, donde continuó detenida clandestinamente hasta el 15 de abril -recién había sido “blanqueada” el 30 de marzo-, cuando la liberaron a las dos de la madrugada.
En 1980 fue nuevamente víctima de la persecución: el 30 de enero fue detenida en el local de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, trasladada al D2 y a la penitenciaría provincial, desde donde recuperó su libertad el 24 de diciembre de ese año. De sus días en el D2 recordó que tras ser interrogada “presenció el interrogatorio al que fue sometida María Elena Moyano de Blanco, del cual surgió que había sido detenida por confusión, dado que a quien realmente buscaban era a Ángeles Gutiérrez de Moyano, por ese entonces también maestra jubilada, con quien María Elena Moyano tenía un parecido físico y el mismo apellido”. Al día de hoy, “Angelita”, se encuentra desaparecida.
La próxima audiencia será el jueves 16 de febrero.