“Mujer de militar”
María del Carmen Pérez, exesposa de Juan Antonio Fernández -militar que en el año 77 integraba el cuerpo del VIII Comando de Infantería de Montaña-, fue citada a raíz de una confesión que le hizo a María Assof de Domínguez. Había pasado poco tiempo de los secuestros de Walter Domínguez y de Gladys Castro, cuando Pérez le contó a María que su marido conocía que “a las delincuentes subversivas embarazadas se las llevaban al asilo Monseñor Orzali y que sus hijos eran dados en adopción”. También le contó que Gladys había dado a luz a un varón.
Ambos datos fueron soslayados por la testigo que habló de sí como “mujer de militar”, no obstante la lectura de las declaraciones que hizo en 1985 ante el juez de instrucción militar y en 2006 ante el juez federal. Luego de escuchar los expedientes, Pérez recordó también que su ex pareja le relató que a ese asilo “llegaban mujeres de todos lados”.
Debido al rumbo de la declaración, por pedido del MEDH -Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos- y de la Fiscalía, la mujer fue enfrentada a un careo con María Assof de Domínguez. En esta instancia de esclarecimiento se conoció que aquella conversación entre ambas había sucedido en la vía pública y por iniciativa de Pérez -inicialmente la testigo dijo que María Assof la había interrogado en su domicilio. Acerca del hijo o la hija de Gladys y de Walter, Pérez negó los dichos y agregó que no tenía ningún conocimiento de los operativos que hacía el Ejército aunque contó que había una relación cercana y encuentros familiares con Mario Ramón Lépori -fallecido ex general, imputado en el anterior Juicio-, Ramón Ángel Puebla -imputado en el actual proceso- y «Pintos».
María del Carmen Pérez también fue consultada por la desaparición de Adriana Campos y José Alcaráz. Dijo que tuvo conocimiento por la abuela de Adriana, cuando ésta la consultó creyendo que podía aportarle alguna información. Ni por aquel entonces ni en la actualidad María del Carmen se supo en condiciones de brindar datos que quiebren el pacto de silencio. Las respuestas pueden encontrarse en esa compleja categoría de “mujer de militar”.
La fundamentación por las partes acerca del careo de Domínguez y Pérez se efectuará en la etapa de alegatos. La resolución sobre la incidencia del mismo queda a cargo del Tribunal.
“Se llevaron al gordo”
Sigifredo Horacio Mitre tenía un café bar en la calle Dorrego, cerca de la mimbrería de la que fue secuestrado Rodolfo Vera. Lo conocía sólo de vista. “Se lo llevaron al gordo” fue el comentario que le llegó en la despensa del barrio, que estaba ubicada exactamente enfrente de la mimbrería, la mañana siguiente al secuestro. Dijo que la noticia no se extendía más allá de esas pocas palabras, “en esa época nadie arriesgaba una palabra, todos nos imaginamos que se lo llevaron y lo desaparecieron como era común en ese tiempo”. Relató que en su intento de conocer algún otro dato recurrió al destacamento policial que está sobre calle Dorrego a pocos metros de la mimbrería, pero todo terminó en las palabras del oficial de turno: “no se nada, no te metás”.
Mitre agregó que a Rodolfo se lo veía en el domicilio con una mujer y que delante de la mimbrería -en la casa que daba a la vereda- vivía una familia de apellido Getani. También dejó en claro a quiénes se referían los vecinos y él cuando hablaban de los secuestradores, “los mismos que desaparecían a los demás: Policía, Gendarmería, el Ejército”.