Foto principal: Coco Yañez
29-11-2024 | Laura Rodríguez Agüero, doctora en Historia, ofreció sus conocimientos sobre la violencia ejercida en Mendoza durante el terrorismo de Estado contra mujeres en situación de prostitución por parte de comandos paraestatales y la relación de estos con el Departamento de Informaciones de la Policía (D2). La próxima audiencia tendrá lugar el 13 de diciembre a las 9:30.
En una nueva audiencia del 13.° juicio por delitos de lesa humanidad en Mendoza, Laura Rodríguez Agüero —historiadora, investigadora del Conicet y docente universitaria— se presentó ante el Tribunal Oral Federal N.° 1 para ofrecer testimonio de su conocimiento a pedido de la fiscalía. Además de su profesión, la testigo de contexto indicó que integra el Colectivo Juicios Mendoza y el Espacio para la Memoria y los Derechos Humanos exD2. Laura comenzó relatando que para su tesis doctoral investigó el ciclo de protestas que se dio en Mendoza entre el Mendozazo —1972— y los años de la dictadura, y logró reconstruir el circuito de la violencia paraestatal durante ese periodo. Además, en el marco de sus investigaciones tuvo la oportunidad de entrevistar a mujeres en situación de prostitución que fueron perseguidas, detenidas y maltratadas por los comandos paraestatales que actuaron en la provincia durante el terrorismo de Estado. Muchas de esas mujeres pasaron por el D2 y dos de ellas le narraron sus experiencias, así como también aspectos de la vida y de los sufirmientos de otras personas con las que compartieron cautiverio, detenidas allí por razones políticas.
Violencia paraestatal
Laura definió la violencia paraestatal como aquella violencia ejercida por personas pertenecientes al Estado y con recursos del Estado, pero en paralelo a los circuitos legales. Así, en Mendoza y en todo el país, existieron diversos comandos paraestatales conformados por agentes de las Fuerzas Armadas y de seguridad, quienes llevaban a cabo actividades represivas vestidos de civil. La particularidad de nuestra provincia, contó, fue el carácter moralizante de estas organizaciones y la virulencia con la que actuaban. Dos de los más importantes fueron el Comando Moralizador Pío XII y el Comando Anticomunista Mendoza (CAM), ambos bajo el mando del jefe de la Policía, el vicecomodoro Julio César Santuccione.
Sobre los comienzos de estos comandos, Laura contó que el CAM apareció a mediados de 1974 con atentados dirigidos principalmente a militantes populares. Por otra parte, también a principios de 1974, empezaron a aparecer noticias en los diarios Mendoza y Los Andes que daban cuenta de la persecución e, incluso, el asesinato a mujeres en situación de prostitución. Al mismo tiempo, fueron hallados cadáveres en la zona de Colonia Papagallos y en Canota, un paraje ubicado sobre la Ruta Provincial 52 camino a Villavicencio. Los cuerpos correspondían a prostitutas, proxenetas y militantes políticos. «Era una decisión de la fuerza que los lugares de depósito de cuerpos fueran Canota y Papagallos», acotó Laura. Por estos eventos, unos pozos naturales en Papagallos se hicieron conocidos en la jerga periodística como «los pozos de Santuccione”.
Más adelante, durante los primeros meses de 1975, los asesinatos vinculados al negocio de la prostitución y el narcotrotráfico se incrementaron y el diario Los Andes informó que podría tratarse de un comando moralizador. Finalmente, el 26 de julio de 1975, el Comando Moralizador Pío XII se presentó al público mendocino a través de un comunicado en el diario Mendoza en el que se definió como un grupo moral y defensor de la salud pública que pretendía ajusticiar a prostitutas con cadenas, palos y cartuchos cargados con sal. Sin embargo, el Comando Moralizador Pío XII no solo perseguía a personas en situación de prostitución, sino también en razón de la sexualidad u orientación sexual. Tal fue el caso de Napoleón Araneda, desaparecido a comienzos de diciembre de 1975: la víctima, un trabajador bancario sin ningún tipo de militancia política, era —según sus compañeros de trabajo— visiblemente gay y “afeminado”.
Sobre el posible trasfondo del comando, la doctora Rodríguez Agüero explicó que la policía aprovechaba el contexto de terrorismo para saldar deudas con proxenetas, por ejemplo, cuando alguien no quería pagar coimas. También comentó que en las crónicas periodísticas de la época hay muchas pistas que insinúan que la policía estaba involucrada.
Entre la aparición pública del comando y la llegada del “Proceso de Reorganización Nacional”, los crímenes continuaron y los medios siguieron informando —gracias al compromiso de personas como Antonio Di Benedetto, quien para entonces era el subdirector del diario Los Andes—. Esto duró hasta el comienzo de la dictadura, momento en que las noticias dejaron de aparecer.
El testimonio de las sobrevivientes
Ante la necesidad de profundizar con la reconstrucción del aparato represivo durante la dictadura, Laura buscó testimonios y encontró a dos mujeres sobrevivientes del Comando Pío XII. Una de ellas, Mimí, se reconocía como doble sobreviviente, por un lado, del sistema prostituyente y la trata de personas y, por el otro, del terrorismo de Estado. En las entrevistas, la mujer hizo mucho hincapié en lo que significó para ella el paso por el Palacio Policial, sitio en el que funcionaba el D2. Allí, si bien estaban detenidas en las celdas de contraventores —distintas a los calabozos en los que recluían a las personas secuestradas por razones políticas—, a veces coincidían con los «extremistas», tal como los llamaban los policías. La gran diferencia entre ellas —muchas eran analfabetas— y los militantes secuestrados era el nivel educativo, le contó Mimí. Las mujeres detenidas por el Comando Pío XII desarrollaban cierto compañerismo con estas víctimas y, aunque los agentes de seguridad les ofrecían ser informantes, nunca accedían a hacerlo. Para ellas, el enemigo era la Policía. En ocasiones, para ayudar a alguien que sufría, una de ellas se dejaba manosear para distraer a algún agente, mientras otra asistía a la persona lastimada.
En el D2, las mujeres detenidas por el Comando Pío XII eran sometidas a los mismos castigos que sufrían otras personas secuestradas por su militancia, con excepción de la picana eléctrica. Según Mimí, Santuccione tenía una saña especial contra las prostitutas. Muchas veces las hacían dormir en el piso, sin nada con que taparse y en pleno invierno. Cuando un policía “de los buenos” les acercó unas frazadas, Santuccione se las retiró tras hacer un escándalo. Por este encono que Santuccione tenía con ellas, Mimí tuvo que pasar varias veces por el “calabozo cero”: una especie de sarcófago vertical con una mirilla en la puerta, donde solamente entraba una persona parada. Cuando metían a alguien ahí y corrían el pasador de la puerta, quedaba en completa oscuridad. La persona pasaba en estas condiciones hasta 24 horas, generalmente como castigo por hablar y ayudar a «extremistas».
Por otra parte, si bien nunca eran llevadas a la sala de tortura, sí eran testigos de los maltratos contra las personas detenidas por razones políticas. Muchas veces, al intentar volver a sus celdas después de hacer algún trámite obligatorio dentro del edificio, se perdían y llegaban a ver y a escuchar las sesiones de tortura. Una de las sobrevivientes le narró a Laura un episodio fatal: mientras torturaban a un chico de unos 18 años, un represor empezó a gritar “¡se me murió! ¡Frazadas, frazadas!”, lo que significaba que tenían que retirar un cuerpo.
Además, la testimoniante señaló que a pesar de las inspecciones y de tantos testimonios, en el Palacio Policial sigue habiendo celdas bloqueadas y muchos vacíos respecto del funcionamiento del centro clandestino.
Material documental de relevancia para la causa
Finalmente, concluyendo su testimonio y ante la propuesta de la fiscalía, la doctora Laura Rodríguez Agüero se mostró dispuesta a aportar todo el registro documental que reunió para sumarlo como prueba del juicio. La fiscalía también pidió su tesis doctoral. Por último, el fiscal Daniel Rodríguez Infante reclamó al tribunal la presencia de los acusados en la sala durante las próximas audiencias.
La próxima audiencia será el viernes 13 de diciembre a las 9:30.
Podés ver la audiencia completa en el siguiente enlace: